Declan Donnellan afirma que “la vida no es un sueño” al llevar a Girona su versión de la obra magna de Calderón
El director de la compañía Cheek by Jowl ha montado la pieza con actores de la Compañía Nacional de Teatro Clásico
“La vida no es un sueño”, ha afirmado hoy el director irlandés del grupo Cheek by Jowl Declan Donnellan al presentar en Barcelona su montaje con actores de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) de La vida es sueño, de Calderón. No es que Donnellan (Manchester, 69 años) haya querido enmendarle la plana al gran dramaturgo del Siglo de Oro, al que admira, sino que se ha embarcado en un una larga, compleja y apasionada disquisición sobre la creación teatral y la existencia humana. “Es muy peligroso decir que la vida es un sueño, y creerlo hace que gente muera”.
El espectáculo, una coproducción de la CNTC, Cheek by Jowl y Lazona estrenada la semana pasada en Sevilla, llega ahora al festival Temporada Alta (sábado y domingo, Teatre Municipal de Girona) antes de recalar en el Teatro de la Comedia de Madrid.
Al pedírsele una comparación entre Segismundo y Hamlet, y también con el protagonista de su obra favorita de Shakespeare, Macbeth (“la vida es una sombra pasajera”), Donnellan afirmó: “De alguna manera todos los grandes autores acaban encontrándose al final frente a la misma puerta, la puerta a la que en realidad todos nos enfrentamos, cuando nos damos cuenta de que la vida va de otra cosa, diferente a lo que creíamos. Y nos lleva a la gran pregunta que se han hecho desde los filósofos presocráticos hasta los fenomenólogos: ¿qué es la existencia, qué significa y por qué existimos en lugar de no existir?; ¿por qué sucede la existencia?”.
El director, uno de los grandes referentes actuales del teatro europeo, reconocido por sus actualizaciones de Shakespeare y por llevar 40 años releyendo a los clásicos para el escenario, reflexionó que “hay algo peor que la muerte, la conciencia de saber que puedes no haber nunca sucedido. El miedo a la muerte no es nada comparado al de no haber existido”.
Donnellan, en una espiral de inspiración existencial, ha señalado que una expresión primaria y primordial de ese miedo a no existir se refleja en la habitual petición de los niños: ¡mírame, mamá! “Eso me rompe el corazón. Es un ruego de que reconozcan que estás aquí. Por supuesto que estás. Pero un ser humano es un animal que duda de que existe. El resto de animales no tienen ese problema”, ha dicho en clara referencia al bestiario del monólogo más famoso de Segismundo en La vida es sueño.
Al presentar el espectáculo, Salvador Sunyer, director de Temporada Alta, ha recalcado la capacidad de Donnellan y sus colaboradores de conseguir traer a los grandes clásicos al aquí y ahora, “hacerlos no como operación de recuperación, sino como auténticos contemporáneos”. El director de la CNTC, Lluís Homar, que ha entrado en la presentación por vídeo, ha recordado que es la tercera vez que la compañía participa en el Temporada Alta y ha considerado “un acontecimiento” la conjunción de Donnellan —al que le une, ha destacado, una larga amistad—, y Cheek by Jowl con Calderón. Ha apuntado que fue la CNTC la que propuso al director británico que se enfrentara al título por excelencia del autor, y Donellan accedió. “No ha sido sencillo, pero el resultado es un montaje de referencia en la mirada sobre los clásicos” ha considerado Homar, que ha alabado el trabajo de los actores de la CNTC. “Estamos labrando futuro. Habrá un antes y un después de esta La vida es sueño”, ha concluido.
Donnellan ha reflexionado que las cosas no cambian en función de los países y ha destacado que “lo maravilloso es lo que la gente, siendo esencialmente diferente unas personas de otras, tiene en común”. En ese sentido, ha dicho que el teatro es un acto de empatía. Ha recordado que no es su primer montaje de un clásico español, pues Cheek by Jowl hicieron hace 30 años Fuenteovejuna. “Así que hacemos una obra del Siglo de Oro cada 30 años, y entonces esta puede ser la última, así que espero que les guste”, ha bromeado.
De la comprensión del sentido de las obras, ha considerado que todas son irreductibles. “Nunca entendemos del todo la obra que hacemos, entender una obra, cualquier obra de arte, completamente es matarla. Creer que has entendido una obra es un terrible error, como esos padres que dicen: ‘Entiendo a mi hijo’. Nunca llegas al fondo de la cuestión en realidad”. En ese sentido, ha hablado de Macbeth, en la que trabajó a los 15 años y que ha montado en muchos idiomas “y me sé palabra por palabra, pero nunca he llegado al fondo de la obra, por eso es tan grande, y cada vez que la lees, diferente”.
De su forma de trabajar, ha explicado que comienzan con una serie de ejercicios con los actores, muy sencillos, sobre cómo se construyen las palabras, mucho antes de empezar a trabajar su significado. Si comienzas a desvelar el significado demasiado pronto es muy tóxico. Vamos construyendo a trozos”.
De La vida es sueño, ha señalado que “se revela de manera muy lenta, Calderón se toma su tiempo”. Y ha agradecido que “nadie me ha dicho ‘qué te hace creer que puedes hacer eso con nuestra gran obra clásica’, sino que todo el mundo se ha sentido interesado por ver otro punto de vista”.
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