Zahi Hawass disculpa a Howard Carter por sustraer objetos de Tutankamón y afirma que el descubridor de la tumba hizo “un buen trabajo”
El popular egiptólogo egipcio, de visita en Madrid, explica cómo va a ser el centenario del hallazgo del sepulcro del joven faraón y anuncia nuevas revelaciones arqueológicas
Llega en un Mercedes Zahi Hawass al Palacio de las Alhajas de Madrid, que acoge la exposición Hijas del Nilo, sobre la mujer en el Antiguo Egipto ―en la que ha colaborado―, con el ímpetu del general Horemheb en su carro. El exministro de Antigüedades de Egipto y autor de grandes descubrimientos no lleva su emblemático sombrero, ese fedora que le ha birlado a Indiana Jones para convertirlo en icono de la egiptología contemporánea, pero su energía, su constitución robusta pese a sus 75 años y su aura de sagrado toro Apis de la disciplina le hacen inconfundible. Está de un ánimo gris como el día ―Hawass de mal humor, glups― y en la entrevista, aunque lo conozcas desde hace más de treinta años, se muestra sucesivamente, y sin dejar de ser apasionado y apasionante, autoritario, cortante, displicente y tonante. Aunque al final tiene el detalle de firmar con su autógrafo un facsímil de un plano de la tumba de Tutankamón trazado a mano por su descubridor, Howard Carter. Lo hace con grandes trazos que cubren buena parte del dibujo del sepulcro, desde el pasaje descendente hasta la cámara funeraria.
Pregunta. Estamos ya cerca del aniversario del centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, el 4 de noviembre. ¿Qué hay previsto en Egipto?
Respuesta. Muchos actos. Haremos una gran celebración ese día que acabará con una cena en el templo de Luxor. Empezaremos en la propia casa de Carter, a la entrada del Valle de los Reyes, y luego de ahí iremos a la tumba. Va a haber una conferencia de especialistas, con 40 ponentes internacionales. Yo hablaré al final. Lo haré porque soy en la actualidad el único que excava en el Valle de los Reyes, donde hemos descubierto dos tumbas nuevas, KV 65 y KV 66, de familiares de Tutankamón. Trabajo además en la tumba de Ramsés II y, como sabrá, he encontrado, en la misma orilla oeste del Nilo en Luxor, la Ciudad Dorada, un hito de la arqueología.
P. Anuncia nuevos descubrimientos…
R. Antes del aniversario van a pasar dos cosas importantes. La primera, que vamos a identificar, con pruebas de ADN, las momias de Nefertiti y de su hija y esposa de Tutankamón, Ankesenamón. Y segundo, también gracias a estudios de ADN vamos a dilucidar si Tutankamón padeció una infección o no. Si es que sí, quedará probado que murió por las heridas de un accidente.
P. Vaya, ¿de carro?
R. Sí, seguramente, porque hay una fractura en la pierna izquierda.
P. ¿Y Nefertiti y Ankesenamón de dónde salen?
R. Tenemos momias de mujeres de la realeza sin identificar. Ellas serían las dos que se encontraron en la tumba KV 21 (excavada por Belzoni en 1817 y por Donald Ryan en 1987) y que muestran signos de ser reinas ambas. Ahora lo probaremos con el ADN. En el caso de Ankesenamón tenemos, para comparar, los dos fetos de la tumba de Tutankamón que eran hijos de ambos.
P. Usted se abona a la teoría de que Nefertiti reinó como faraón.
R. Sí, cambió su nombre para reinar.
P. Busca también su tumba, de la que la momia se habría extraído. ¿La teoría de Nicholas Reeves de que podría estar pegada a la de Tutankamón está ya descartada?
R. Completamente. No está ahí, de ninguna manera. Por muchas razones. La primera porque nadie hace una tumba en la de otro: acabaría con su valor espiritual. Segundo, porque Tutankamón no era hijo de Nefertiti para estar en la misma tumba. Y tercero, porque ya hemos visto que allí no hay nada.
P. Imagino que Reeves no estará en las celebraciones del centenario.
R. Pues sí que estará, ¿por qué no?
P. Usted lo vetó y lo expulsó del Valle de los Reyes.
R. Lo veté hace tiempo porque identificaba antigüedades para vendedores ilícitos. Luego se le perdonó.
P. ¿Qué cree que le pasó a Reeves para proponer esa hipótesis tan arriesgada?
R. Todo el mundo tiene derecho a formular teorías. Pero hay que probarlas.
P. No se puede negar que la cosa era atractiva. Cámaras secretas en la tumba de Tutankamón, Nefertiti… Fascinante.
R. Sí, la especulación siempre es fascinante.
P. ¿Qué tal su relación con Howard Carter este año del centenario? Usted les había criticado mucho a él y a su mecenas, Lord Carnarvon.
R. Respeto a Carter. Hizo muy buen trabajo. Sacó esos millares de objetos de la tumba con gran delicadeza y profesionalidad. No respeto a Carnarvon, que sólo pretendía conseguir beneficios del descubrimiento y al ver que la legislación no le permitía quedarse cosas de la tumba por estar intacta, las cogió igualmente, a escondidas.
P. Bueno, Carter también. Ahora ha salido esa carta indignada de Gardiner en la que le reprocha haberle regalado un objeto sin decirle que era de la tumba, un asunto que ya era conocido. Está claro desde hace tiempo que Carter sustrajo cosas del sepulcro de Tutankamón: de hecho, a su muerte hubo que devolver discretamente a Egipto las que conservaba.
R. Sí, pero eran cosas menores, no las que uno robaría.
P. Toma, pero las robó.
R. Eran más bien cosas para estudio, eso es muy distinto de llevarte objetos únicos para enriquecerte. Carnarvon sí se llevó cosas importantes de la tumba. Achacó la falta de algunos objetos a los robos que sufrió la tumba en la antigüedad, pero esos ladrones fueron atrapados y no se llevaron nada.
P. ¿Qué cosas se quedó Carnarvon?, ¿van a reclamarlas?
R. No lo sé. No las he visto. Habría que buscarlas en su castillo de Highclere. Si las viéramos las reclamaríamos.
P. Perdone que siga sorprendido de su cambio de actitud con Carter, hasta parece que ha llorado junto a su tumba en Putney. Hace unos años lo consideraba poco menos que un energúmeno que destruyó la momia de Tutankamón al abrirla. Lo dijo en Londres en público. Lo llamó abusador de momias y todo.
R. Es cierto. Pero luego vi que si me ponía en el lugar de Carter no había opción. No había otra forma de quitarle la máscara de oro que como lo hizo él. Carter era muy buen arqueólogo y no se le debe criticar. Hay que dar gracias a Carter.
P. ¿Hubiera sido mejor que no encontraran la tumba entonces, en 1922?
R. Qué tontería, ¿por qué?
P. Se la hubiera podido investigar ahora con tecnología del siglo XXI, no invasiva y no destructiva. Quizá incluso la podría haber descubierto usted.
R. El caso es que la descubrió él, Carter, y ya está. Las cosas suceden cuando suceden. La arqueología es para todos, todos tienen derecho a hacer hallazgos. A lo mejor yo encuentro la tumba de Nefertiti ahora. Además, yo he hecho ya otros hallazgos, como el de la Ciudad Dorada, que es tan importante como el de la tumba de Tutankamón.
P. ¿Cree que no se le ha dado a lo suyo con la Ciudad Dorada la importancia que merece?
R. ¡Sí se le ha dado!, ¡todo el mundo ha hablado!, ¡muchísimo! Incluso ha sido elegido el mayor descubrimiento del año.
P. ¿Qué hay de nuevo en la Ciudad Dorada?
R. Hemos encontrado viviendas, talleres, estatuas, incluso un sitio donde hacían sandalias, y un lago. Hemos hallado el nombre del faraón Smenkara, el misterioso y efímero sucesor de Akenatón, y conocemos el nombre original de la ciudad: Ascenso de Atón.
P. ¿Qué relación tenía con Amarna? Si en tiempos de su padre Amenofis III Akenatón ya tenía una ciudad atoniana, ¿por qué se fue a hacer otra?
R. Akenatón no quería estar en Tebas, donde dominaban los poderosos sacerdotes de Amón.
P. Una novela reciente jugaba con la idea de que Carnarvon pudiera haber sido asesinado. ¿Qué le parece?
R. ¿Por quién? Es una fantasía. Era un enfermo. Molestaba, pero no le matamos.
P. Se está reivindicando el papel de los trabajadores egipcios en el descubrimiento, sacarlos del anonimato.
R. Siempre son los trabajadores los que encuentran las cosas, pero la responsabilidad del hallazgo es del equipo científico. Todos tenemos obreros trabajando en el yacimiento. En ese tiempo no había egiptólogos egipcios.
P. Pero sí capataces muy capaces.
R. Y Carter los reconoció y citó, como a su rais, ¿cómo se llamaba?
R. Ahmed Gerigar.
R. Eso es.
P. El Gran Museo Egipcio (GME) vuelve a retrasar su inauguración, hasta el año que viene. Va a tardar más que la pirámide de Keops…
R. Ha habido retrasos por la pandemia y la apertura prevista se ha aplazado por motivos de seguridad a causa de la conferencia sobre el cambio climático que acoge Egipto en noviembre, en Sharm El Sheikh. Es un proyecto que lancé yo, en 2002, pero han ido pasando tantas cosas. El museo está acabado. Ahora estamos limpiando todo el área entre el GME y las pirámides y finalizando el nuevo aeropuerto. La inauguración será la más importante en la historia de Egipto, 12 días de celebraciones.
P. ¿Ha sido buena idea llevarse las momias reales del viejo Museo Egipcio no al GME sino al Museo de la Civilización?
R. Sí, ahora tenemos tres buenos museos, las momias son un buen reclamo para el Museo de la Civilización Egipcia, en el Fustat, en el viejo Cairo, sin ellas no iría nadie. Son su principal atractivo, como el del GME es el tesoro de Tutankamón.
P. ¿Han pensado en trasladar la momia de Tutankamón?
R. Va a seguir expuesta en su tumba en el Valle de los Reyes. Nos planteamos moverla, pero la gente de Luxor no aceptaría que se fuera, y vamos a respetar eso.
P. ¿Qué opina de lo del preservativo que se habría identificado en el ajuar de Tutankamón?, parece que es un lino con aceite de oliva.
R. No, no.
P. Anuncia nuevas reclamaciones de las obras maestras expatriadas: el busto de Nefertiti, la piedra de Rosetta, el zodiaco de Dendera…
R. Sí, seguiremos insistiendo hasta que esas grandes obras de nuestro patrimonio expoliadas regresen.
P. ¿Se arrepiente de algo de su carrera?
R. No, nunca me arrepiento de nada. Todo lo hago por amor a Egipto y a sus antigüedades.
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