La Isla de Pascua se prepara para mostrar de nuevo su misterioso patrimonio tras dos años de aislamiento
El alcalde del hermoso enclave chileno alerta de que no cuenta con fondos para contratar personal capacitado ni reparar el parque nacional tras 28 meses de cierre
Hay problemas en el paraíso rapanui. La ansiada reapertura de Isla de Pascua (Chile), prevista para el 4 de agosto tras casi dos años y medio cerrada como consecuencia de la pandemia, tiene a las autoridades locales azotadas por la “incertidumbre” y la “aprensión”. De los 7.700 habitantes, más de 2.000 abandonaron el mítico y paradisíaco territorio desde que se cortó el turismo, el principal sustento económico del 71% de la población. Además de la falta de mano de obra capacitada, el alcalde, Pedro Edmunds, alega que no cuentan con los fondos para arreglar y limpiar el parque nacional, donde habitan sus misteriosos guardianes, los ‘moáis’. Crítico con la respuesta del Gobierno de Gabriel Boric ante el complejo escenario, Edmunds sostiene que “dicen que hacen las cosas, pero no se ven”. La reapertura de la diminuta isla triangular será gradual. Durante los dos primeros meses se restablecerán dos vuelos comerciales por semana —de 300 personas cada uno—, un tercio de pasajeros previo a la pandemia. La capacidad hotelera, al 45% según la oficina de turismo, resiste de sobra el flujo inicial. Hay cerca de 2.500 camas disponibles en recintos que van desde cabañas a hoteles de lujo en la isla nombrada como uno de los “50 grandes lugares” que hay que visitar este año, según una reciente publicación de la revista Time, en el que destacan su “cultura resiliente”, a propósito de cómo se las han ingeniado para sobrevivir durante la pandemia.
Solo 11 de los 24 lugares turísticos van a entrar en funcionamiento, entre ellos Anakena, la playa de arena blanca y mar color lapislázuli; la cantera Rano Raraku, cuna de la historia de la isla; y Ahu Akivi, el icónico sitio donde se erigen siete moáis, tallados en toba volcánica. “No podemos mantener todos los sitios abiertos ya que tendríamos que contratar a muchas personas y nos iríamos a la quiebra. A medida que el turista vaya pagando las entradas se irá reinvirtiendo en recursos humanos”, explica Uko Tongariki Tuk, jefe de la dirección de Turismo de la isla. Aclara, de todas formas, que Rapa Nui va a cumplir con las expectativas de los viajeros.
Cerrado el grifo de la principal fuente de divisas, el desempleo en la zona llegó a 58%. “La gente te mira y ya no te habla. Están mudos. Es penoso vivir en un lugar idílico y con la gente arrastrando los pies”, lamenta el alcalde, que ha ejercido el cargo durante cinco legislaturas de manera itinerante desde 1994. Antes de la pandemia, Isla de Pascua recibía 156.000 visitantes anuales, lo que se traducía en 120 millones de dólares (119 millones de euros) para su economía.
Para hacer frente al paro, el municipio creó el programa Pro Empleo, que ha dado trabajo a más de 800 personas. Son guías turísticos, cocineros o chóferes de autobuses que ahora dedican media jornada a limpiar el borde costero, plantar huertos o realizar actividades culturales, describe Tongariki Tuk. El Ministerio de Economía anunció la semana pasada un fondo de 700.000 dólares (694.000 euros) para la reactivación de los pequeños negocios (pymes), especialmente en las áreas de turismo, cultura y emprendimiento femenino.
”El empresariado está todo en quiebra, endeudado hasta las patas con los bancos, no tienen para comenzar de nuevo. Pero es lo que hay. Me impresiona lo del Ministerio de Desarrollo Social, del que depende la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi). Como este es un territorio 100% indígena, la Conadi puede ayudar, pero ahí están, en silencio”, sostiene Edmunds.
El ministerio aludido sostiene a través de un correo electrónico que desde mediados de abril mantienen “comunicación directa con las autoridades” de la isla y que el 29 del mismo mes revisaron los convenios vigentes con Conadi y “la disponibilidad para incrementar esos montos e impulsar nuevos proyectos” como uno de emprendimientos, propuesto por el municipio. “Hasta la fecha, el ministerio continúa a la espera de la respuesta de las autoridades locales”, aseguran.
El gran freno
Uno de los grandes frenos para reabrir antes la isla era el débil sistema sanitario con que cuenta el territorio, parte de la región chilena de Valparaíso, situada a 3.600 kilómetros. Isla de Pascua tiene solo un hospital que dispone de 18 camas y apenas cuatro de ellas con ventilador mecánico. Cuando hay un paciente grave, desde que se produce el aviso hasta que un avión ambulancia lo puede dejar en un hospital del territorio continental, transcurren al menos 15 horas. En tiempos de pandemia, el riesgo era demasiado alto, sobre todo cuando la población no había alcanzado el 80% de vacunados.
A finales de marzo, el municipio envió una minuta al Gobierno solicitando 2,5 millones de dólares (2,4 millones de euros) mensuales para fortalecer el sistema sanitario y otros 4 millones (3,9 en euros) para reactivar el Parque Rapa Nui, de 7.000 hectáreas. Respecto a esto último, la situación “no ha cambiado ni un milímetro” desde que llegó la nueva Administración. “No hay dinero para contratar a la gente”, alerta el alcalde. En cuanto al sistema sanitario, el pasado domingo Edmunds sostuvo una “reunión flash” con el subsecretario de Salud y varios expertos, en la que “se habló de tomar la decisión de invertir en el área de urgencias del hospital, cosa que tiene que pasar ya”, afirma el alcalde.
“Solamente a finales de junio empezaron a tomarse en serio la minuta. Eso hace que se nos apriete el estómago y más temores de cara a la apertura”, confiesa el alcalde, quien afirma que no tiene nuevas reuniones con el Gobierno en su agenda.
Babelia
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