En busca del azul perdido de Monet
La perseverancia de un experto en pigmentos ha permitido hallar la tonalidad de la fachada de un edificio plasmado en 1871 por el pintor impresionista en su cuadro ‘La casa azul’
La casa azul es el título de un cuadro pintado por el artista impresionista francés Claude Monet en 1871, durante su estancia en la localidad holandesa de Zaandam. El lienzo es uno de los 25 allí ejecutados a lo largo de cuatro meses de trabajos en un pintoresco municipio al noroeste de Países Bajos, y muestra un edifico de ladrillo y madera todavía hoy en pie. La obra pertenece a una colección particular, y durante años no se pudo comprobar si reprodujo del natural o ese color fue un ejercicio de estilo. Ahora, están pintando de nuevo la casa con el tono de origen. Y sí, era azul. Se ha sabido gracias a la perseverancia de Frits Schuster, un experto holandés en colores para pintar.
Sus análisis al microscopio dieron en 2012 con la tonalidad de Monet en una de las capas aplicadas a la madera del costado del inmueble entre los siglos XVIII y XX. Tras el feliz hallazgo vino la desilusión: esa parte se cubrió de nuevo en 2014, pero con otro matiz. El que por fin se pone en estos momentos es algo más verdoso y oscuro, mucho más cercano a la paleta de uno de los miembros fundadores del impresionismo.
El azul se utilizaba en las granjas holandesas porque los dueños creían que mantenía alejadas a las moscas, pero no era tan frecuente en las ciudades. En la casa del cuadro destaca bajo unas nubes que tapan casi el cielo, y acompaña a su vez a Camille y Jean, la esposa e hijo del artista, que aparecen a pie de calle. En la lejanía se ve un molino. El río Zaan da nombre a la ciudad, y Monet lo presenta plácido y acogedor.
El color de la casa se perdió por los recubrimientos fijados a lo largo del tiempo, y quedó solo como un título artístico. La duda se despejó casi por casualidad en 2012. Ese año, Frits Schuster, que fue técnico en una fábrica de pinturas, se sumó a un paseo guiado por Zaandam. El edificio es monumento histórico y también el hogar de una familia, y él oyó que había planes de recuperar el azul, aunque con muchas dudas sobre cómo lograrlo.
“En 2010, al crearse la Fundación Monet [Stichting Monet in Zaandam, en neerlandés] la pared tenía una coloración arena. Había buena disposición para volver al tinte de origen, pero antes era preciso comprobarlo. Así que me ofrecí como voluntario porque tengo experiencia en el sector”, explica Schuster en conversación telefónica. El organismo holandés que se ocupa de la conservación de los monumentos propuso una investigación, “pero era costosa, así que presté mis servicios gratis a la fundación”. “Sus miembros estuvieron encantados”, asegura.
Salvado el trámite burocrático, Schuster pudo centrarse en lo suyo: las pinturas. Partiendo de la base de que la madera de ese tipo de casas solía recibir tres capas protectoras cada década, en 2012 calculó que habría unas 54 entre 1724 y 1900. ¿Cómo llegó hasta el estrato correspondiente a la etapa de Monet? “Con mis conocimientos acerca de la producción y aplicación de la pintura entre 1724 y 1871, y teniendo en cuenta que el artista acabó el cuadro en la segunda fecha, calculé que la franja 46 debía ser azul. Y así fue. Me sentí muy satisfecho al ver que allí estaba la línea en cuestión”, dice.
La misma que debió ver el pintor y reprodujo con sus propias mezclas en el lienzo. En 2014, se decidió devolver el colorido a la casa, y la fábrica que patrocinaba el trabajo presentó una tonalidad “que no era exactamente la que yo había visto al microscopio”. “Lo que ofrecieron era más bien una especie de baby blue. Pero, de no ponerlo, podía perderse el patrocinio para cubrir la parte correspondiente de la fachada. Se acordó seguir adelante, y luego, la empresa se comprometió a elaborar el azul que yo había observado en mi estudio”, continua. Con la venta del inmueble a sus actuales propietarios en 2018, el proceso se puso en marcha de nuevo “y ahora ya es con el tinte que encontré hace diez años”, concluye.
El periodo de Monet en Países Bajos tal vez no sea tan conocido como otras etapas de su producción, “pero los cuadros que pintó aquí están repartidos por el mundo y fíjese lo activo que estuvo en cuatro meses”, señala Schuster. Sigue contado que, en Inglaterra, el artista pasó el doble de tiempo y solo terminó seis obras. “Son mucho más sombrías. Allí había más niebla y humo por la quema de carbón que en Países Bajos en aquel momento. Se nota en la paleta y en la luz”.
A partir de 1871, el paisaje cambió también en Zaandam, y los pintores que sucedieron a Monet en sus visitas a la zona “omitían las fábricas, carreteras o ferrocarriles para mantener una visión romántica”, señalan en el museo local, Zaans Museum. La casa azul es una parada obligada, y los actuales residentes deben mantener la estructura original, pero no se puede visitar el interior. De puertas adentro, es un hogar privado.
Monet viajó a Países Bajos en varias ocasiones y ejecutó en total 42 lienzos. Su paso por Zaandam es anterior a la presentación, en París, en 1874, de su obra Impresión, sol naciente, que dio nombre al movimiento de los impresionistas. El pintor salió de su tierra con el estallido de la guerra franco-prusiana de 1870-1871 y recaló primero en Londres. Una vez en Países Bajos, la serenidad de las llanuras salpicadas de molinos, unos cielos con imponentes formaciones de nubes, campos rebosantes de tulipanes y ríos navegables, le sirvieron de escenario natural. Le gustaba montar un taller en una barca, algo que ya hizo en Francia e Inglaterra, y en Zaandam se encontró a gusto. Así se lo explicó por carta a su colega, Camille Pissarro, el 2 de junio de 1871: “Hay suficiente aquí para pintar para una vida. Lo que he visto del país me parece mucho más bonito de lo que dice la gente. Creo que nos haremos al lugar enseguida”. La misiva fue adquirida en 2019 por el propio Zaans Museum en una subasta en Francia. Pagaron por ella 6.000 euros. Algunos de los paisajes holandeses de Monet son reconocibles aún, y la luz que baña sus telas tiene un toque de mediodía cálido.
Babelia
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