Valencia estrena el CaixaForum más singular: un paisaje futurista dentro de un edificio icónico

Paisaje ha sido la palabra más repetida este martes por el arquitecto Enric Ruiz-Geli en la presentación del noveno CaixaForum que se abre en España. Un paisaje de aspecto futurista, formado por varias cápsulas, que ha crecido en el interior de las entrañas de El Ágora, un enorme edificio diseñado por Santiago Calatrava, vacío de contenido. En este diálogo radica la mayor singularidad y espectacularidad del nuevo centro cultural y social, que abre sus puertas al público este miércoles en la también icónica Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia.

Las blancas costillas de ballena de la estructura metálica, que proyectó el arquitecto valenciano y alcanzan hasta 80 metros de altura, albergan ahora una plaza pública con gradas de roble, bajo los cuales se ubican dos salas de exposición; un restaurante recubierto de un jardín con animales que parece de una película de ciencia ficción; una tienda, una librería y unas oficinas revestidas de cerámica molecular que se asientan en un armazón con forma de “palmera de Elche”; un auditorio con una instalación ecológica de Frederic Amat, y una nube lúdica y educativa dedicada a la inteligencia artificial que parece una nave espacial y que es el elemento más llamativo de este paisaje.

Une “paisaje de células vivas” que, sin embargo, no se puede considerar una obra arquitectónica hasta que no sea “respirado” por la gente, por los visitantes, apunta el catalán Ruiz-Geli. Es la primera vez que se gana un concurso de arquitectura sin un edificio, sino con un paisaje, añade bromeando el autor de la fundación El Bulli de Ferran Adrià.

La Fundación la Caixa ha invertido 19 millones de euros para el reciclaje del edificio, que ocupa 10.000 metros cuadrados. A esa cifra hay que añadir el desembolso de la Generalitat, gobernada por el PP, cercano al centenar de millones para la construcción del Ágora, que se abrió en 2009 sin acabar. Desde entonces albergó algunos campeonatos de tenis y desfiles de moda y una Campus Party con problemas de goteras, antes de cerrar en 2015. La polémica acompañó al proyecto desde sus orígenes por la falta de definición de su contenido y por sus sobrecostes.

Ahora el edificio cobra una nueva vida con un diálogo entre la obra de Ruiz-Geli, y la de Calatrava, si bien el primero reconoce no haber hablado directamente con el segundo. La comunicación se ha establecido a través de la Ciudad de las Artes, que respira al dotar de contenido al espacio azul y blanco que prevé atraer entre 500.000 y 700.000 visitas al año.

La programación, que tendrá un coste anual de cinco millones, se inaugura con las exposiciones Faraón. Rey de Egipto, en colaboración con el British Museum, y Horizonte y límite. Visiones del paisaje, concebida para el centro de Valencia a partir de la rica colección de arte contemporáneo de la Fundación la Caixa. Además, La Nube ofrece una experiencia interactiva destinada principalmente para los más jóvenes.

Se han instalado también dos obras permanentes de sendas artistas valencianas: Arc al cel, de Inma Femenía, que reproduce el efecto óptico del arcoíris en el interior del CaixaForum, y Palafit, de Anna Talens, una escultura en el exterior, en el estanque, que remite a la arquitectura agraria para guardar las barcas de la cercana Albufera.

Este martes hacía un poco de calor en el espacio público de CaixaForum, no en los diferentes espacios cerrados, en los que hay aire acondicionado. Aún no se ha activado el sistema digital de “gestión de aire atemperado” que permite abrir y cerrar puertas y ventanas y aprovechar el aire sobrante de las salas a través de rejillas en el suelo, explica Ruiz-Geli. Se hará en breve, apostilla el arquitecto, que defiende el uso sostenible de la climatización natural de un espacio enorme y rechaza los grandes cañones de aire que se emplean, por ejemplo, en los aeropuertos. El arquitecto asegura que el consumo energético y las emisiones contaminantes son menores que en cualquier museo.

La comitiva de la presentación oficial de este martes estuvo encabezada por el presidente valenciano, Ximo Puig, el alcalde de Valencia, Joan Ribó, y el presidente de la Fundación la Caixa, Isidre Fainé, con presencia de representantes del mundo empresarial como Juan Roig y otros. Fue Puig quien le propuso hace años a Fainé la posibilidad de que el Ágora albergara un CaixaForum en Valencia, ciudad a la que Caixabank trasladó su sede social en 2017 a raíz del procés en Cataluña y de la compra del Banco de Valencia. La Generalitat ha cedido el espacio por 50 años.

El responsable de la fundación reivindicó un proyecto “tan excepcional y de tanta envergadura” como este nuevo centro cultural, que es además “un sueño dentro de otros sueños”, ya que el CaixaForum se inserta en el Ágora y a su vez en la Ciudad de las Artes y en la propia ciudad de Valencia. El socialista Ximo Puig señaló que ha considerado que este centro “emblemático” conformará “un polo cultural de primera magnitud en Europa”, contribuirá a reforzar la visión de la Ciudad de las Artes como un “bastión cultural” y destacó que reforzará el vínculo de Caixabank con la Comunidad Valenciana, con una inversión cercana a los 300 millones de euros en 50 años para el progreso de esta tierra. El alcalde de Valencia, Joan Ribó, de Compromís, indicó que este centro cultural “de primer nivel” sitúa a Valencia “al nivel de las grandes ciudades españolas”, será también un “reclamo para el turismo cultural”.

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