Anna Omedes, bióloga, ex directora del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona: “No me habría llevado a casa el esqueleto de rinoceronte”
Hija de la escritora Rosa Regàs, afirma que su madre la animó a ocupar el cargo del que ahora se jubila tras 25 años
”Si quieres podemos hacer la entrevista en casa y ves mis monos”. Uno acude tan animado a la cita con la bióloga Anna Omedes (Barcelona, 67 años), doctora en zoología por el University College de Gales, primatóloga de especialidad y una profesional de prestigio internacional, que se acaba de jubilar tras 25 años como directora del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona (NAT), cuya modernización ha abanderado. Pero una vez en su piso, los monos resultan ser sólo estatuillas. “Estoy en contra de la tenencia de animales salvajes, deben estar en libertad”, alecciona al ver la cara de decepción de su interlocutor. “De hecho no tengo ni mascota, tuve perro, pero ya no volvería a tener uno en un piso”.
Pregunta. ¿Qué hace una directora de museo de ciencias naturales cuando se jubila?
Respuesta. No lo sé aún. Todavía estoy acabando el proyecto de la exposición del Museo Martorell, una de las sedes del NAT. Tengo muchos planes. Colaboro con instituciones como la Fundación Mona. Más allá de las cosas relacionadas con mi profesión siempre he querido estudiar literatura inglesa y me gusta la fotografía, y pintar y hacer collages…
P. El museo conserva 3,5 millones de piezas. ¿Qué se hubiera llevado de recuerdo, de ser posible?
R. Nada, me gusta que todo esté allí, a la vista de la gente; no necesito poseer las cosas.
P. ¿Ni el esqueleto de rinoceronte que había junto a su despacho?
R. [Risas] No, no me lo habría llevado.
P. Estaba también aquel jaguar disecado... uno se daba casi de bruces con él.
R. Era un viejo ejemplar jubilado de la colección. Algunos visitantes se lo encontraban buscando el lavabo y se asustaban. Sigue en el museo.
P. Es usted un caso poco habitual de mujer al frente de un museo público durante 25 años. La sustituye, tras concurso, un hombre, el biólogo y genetista Carles Lalueza.
R. Estamos tirando para atrás en la paridad en la dirección de museos en Barcelona. Creo que debería haber más mujeres.
P. ¿Qué balance hace de su etapa?
R. He conseguido bastante de lo que quería. De lo que me encontré a lo que dejo, el museo está jugando en otra liga. Es verdad que me hubiera gustado que algunas cosas quedaran más encarriladas, pero estoy contenta.
P. ¿Son distintos hoy los museos de ciencias naturales?
R. Ha cambiado la relación con el visitante, que ahora es un usuario que exige interactividad, poder participar en las actividades, y dar su opinión, y que espera también que el museo plantee preguntas y aporte respuestas a las problemáticas medioambientales. Los museos pueden ser muy útiles para concienciar. Nuestras exposiciones siempre incluyen una lista de cosas que puedes hacer para contribuir a la salud del planeta.
P. ¿Se ha perdido romanticismo con más dispositivos y menos vitrinas?
R. Creo que no, la modernización supone potenciar las colecciones.
P. ¿Cuál ha sido el peor momento de su dirección, la polémica por los restos de Copito de Nieve?
R. Eso superaba el aspecto técnico y científico, entraban en juego otras cosas, sentimientos, política. Luché para que no se perdiera el ejemplar único de gorila albino para la ciencia. Finalmente, conservamos el esqueleto y muestras de la piel.
P. No se exhibe.
R. No. Tampoco hemos insistido en hacerlo. El momento más complicado en realidad fue al abrir la nueva sede en el Fòrum, la lucha por mantener los espacios históricos del museo.
P. ¿En qué nos equivocamos en nuestra relación con los animales?
R. Hay algo que me molesta especialmente: humanizarlos. No entiendo por qué el amor a un animal depende de las características humanas que le atribuyamos. No son nosotros.
P. ¿Qué le hubiera gustado hacer en el museo y no ha hecho?
R. Poner una ballena muy grande fuera, una reproducción de artista, de reclamo. Dentro tenemos el esqueleto de una, una pieza histórica. La del exterior sería un excelente reclamo.
P. Es hija de la escritora Rosa Regàs, ¿le ha influido?
R. Mucho, ha sido siempre un ejemplo de mujer libre. Profesionalmente, cuando salió la plaza de directora del Museo de Zoologia en 1997 yo tenía muchas dudas pensando que no sería capaz de ocupar el cargo y ella me convenció de que si no lo probaba nunca lo sabría.
P. Le acaban de otorgar un premio internacional, por su “pensamiento original, innovación y experiencia”, eso ha de animar al jubilarse.
R. [Risas] Sí, el premio Faro del año de Ecsite, de la Red europea de museos y centros de ciencia, me hace mucha ilusión. ¡En esta profesión nunca te esperas un premio!
Babelia
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