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LA PELÍCULA DE LA SEMANA | EL COMENSAL
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘El comensal’: ni frío ni calor

La película de Ángeles González-Sinde sobre el horror de ETA pretende hablar con sutileza de los sentimientos, ser intimista sin adornos, pero me resulta tibia

Ginés García Millán y Susana Abaitua, en 'El comensal'.
Carlos Boyero

Durante una larga época abundaron con peligro de llegar a la sobredosis las películas españolas ambientadas en la Guerra Civil. Normal. Fue lo más trascendente y pavoroso que le ocurrió a este país en el siglo XX. E imagino que se seguirá haciendo cine por los siglos de los siglos sobre las dos guerras mundiales que afortunadamente no ganaron los malos. A no ser que el siniestro tarado Vladímir Putin se empeñe en montar la tercera. Si queda alguien vivo y se siguen rodando películas, esa temática sería la protagonista en el futuro del cine. Solo habría que exigir a estas que poseyeran calidad, que los espectadores se conmovieran con la narrativa, el retrato y las historias sobre las guerras y la ancestral barbarie que representan.

La guerra especialmente sórdida que mantuvo ETA contra los opresores de su supuesta patria se llevó por delante a 900 personas. Algunas, tan responsables de masacrar a Euskadi como los cuantiosos muertos y heridos por un bombazo que tuvieron la irresponsable y maligna idea de ir a comprar o a dar una vuelta por un Hipercor de Barcelona. Las estratégicas o ciegas salvajadas de ETA duraron 50 años. Todos fuimos testigos de ese horror, vivimos el acojone y el asco, pero los que se quedaron definitivamente solos fueron los muertos. Y los suyos, sus familias, sus amigos, la gente a la que los difuntos amaban y por la que se sentían amados. No es extraño que, desaparecido el monstruo, se estén haciendo numerosas películas, series y documentales sobre su largo imperio de terror. Y admito que la extraordinaria novela de Fernando Aramburu Patria y la modélica adaptación de ella en forma de serie que creó Aitor Gabilondo han puesto el listón artístico muy alto para los que continúen hablando de ETA. Nada faltaba ni sobraba en esas narraciones devastadoras sobre víctimas y verdugos, de forma directa o indirecta.

Angeles González-Sinde se ha propuesto en El comensal hablar de las imborrables cicatrices y la trágica supervivencia de alguien cuyo padre fue secuestrado y asesinado por ETA. Adapta la novela de Gabriela Ybarra, que no he leído, pero que lo haré, ya que me despierta interés, aunque la película me resulte decepcionante. La brutal historia comienza en 1977. Un comando etarra irrumpe en la casa del empresario Javier de Ybarra. Se lo llevan ante la sobrecogida presencia de su familia. Exigen un rescate abrumador para liberarlo. Los hijos recurren inútilmente a los bancos para que les presten esa cifra. No lo consiguen. Lo matan. Décadas más tarde, el hijo mayor del muerto necesita la protección de un escolta, es un ser introvertido y hosco, no habla del pasado, el cáncer ha masacrado a su esposa, su hija intuye que este se amuralla en el silencio porque quedó herido a perpetuidad por el pasado.

El tema es fuerte. La película no me lo parece. Pretende hablar con sutileza de los sentimientos, ser intimista, sin adornos, pero me resulta tibia, no me siento contagiado por esta radiografía sentimental del dolor oculto, no me otorga ni frío ni calor. Alterna el presente y el pasado con poco éxito. Y en bastantes momentos me resulta tediosa. Mejora mi atención cuando aparece esa excelente actriz, clásica, veraz, como de toda la vida, llamada Adriana Ozores. Y creo que tiene presente y futuro Susana Abaitua. La descubrí en Patria. Es creíble, es expresiva. Y tiene un punto inquietante.

El comensal

Dirección: Ángeles González-Sinde.

Reparto: Susana Abaitua, Ginés García Millán, Adriana Ozores, David Luque, Fernando Oyagüez.

Género: drama. España, 2022.

Duración: 100 minutos.

Estreno: 27 de mayo.

 

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