‘La jefa’: la locura de los vientres de alquiler
Algunos de los mejores temas se acaban escapando vivos, sin desarrollar con la suficiente complejidad ni hondura, en este drama con Aitana Sánchez Gijón
Los partidos políticos españoles y el poder legislativo se muestran, de momento, mayoritariamente en contra, y la sociedad parece moverse entre un evidente recelo y un frontal rechazo a las propuestas de determinados sectores a favor. Sin embargo, el cine español parece decidido a dar su rotunda opinión: la gestación subrogada es una bomba de relojería que degenera en la locura. Así lo vio Manuel Martín Cuenca en la notable La hija, estrenada hace exactamente cinco meses, y de este modo lo ve también Fran Torres en La jefa, su discreto debut en el largometraje tras muchos años en la publicidad y un premiado y excelente cortometraje de hace ya 20 años: Hoy x ti, mañana x mí.
Las dos historias parten de la ilusión por la contraprestación, por el contrato ilegal pero aparentemente seguro, por la confianza mutua. Y ambas tienen un trecho final de película criminal, de demencia por la maternidad a toda costa, de trauma enquistado, de brochazo clasista en un mundo en el que todo se puede comprar mientras haya gente que tenga necesidades.
La jefa, basada en una idea de Torres convertida en guion por Laura Sarmiento, arranca mal porque tarda demasiado en concretar la cuestión del vientre de alquiler: 35 minutos. Un camino dedicado a la presentación de roles —de instintos, de vidas privadas, de objetivos, de caracteres—, desde luego necesaria, pero innecesariamente largo, sobre todo porque además se necesitan secuencias y diálogos mucho mejor descritos y escritos que los que contiene, protagonizados por la joven empleada argentina de una lujosa firma de moda y la dueña de la empresa para la que empieza a trabajar la primera como asistenta, secretaria y hasta consejera. Estamos ante una parte del relato en la que se intuye lo que quieren decir sus autores, pero en la que casi cada secuencia y cada relación colateral se muestran sin garra, incluso con tosquedad: desde el amor de la chica con su novio hasta el rudimentario momento del gigoló con la poderosa dueña, a la que interpreta Aitana Sánchez Gijón.
En este primer acto de la película surgen otros dos problemas. Primero, el extraño tono que otorga la banda sonora del argentino Javier Calequi, y la utilización que se hace de ella; es decir, cuándo entra la música y cuándo desaparece, cuándo hay silencio y cuándo sonido, lo que nunca acaba de encajar ni con el tema ni con la modulación de la historia. Y segundo, las endebles interpretaciones de Cumelén Sanz, la joven embarazada, y de Álex Pastrana, su novio en la ficción.
En el segundo y tercer acto, pese a que los desequilibrios de escritura, música e interpretación continúan, La jefa sube un poco el listón con algo más de concreción en los subtextos y, como también ocurría en La hija, obligados los personajes por la necesidad del secreto y la invisibilidad durante muchos meses hasta el parto, con la aparición del thriller y de los secretos escondidos de una y otra mujer. Sin embargo, algunos de los mejores temas se acaban escapando vivos, sin desarrollar con la suficiente complejidad ni hondura: el clasismo, la figura del inmigrante, los matices católicos y las creencias religiosas de la joven, y el ultraliberalismo.
La jefa
Dirección: Fran Torres.
Intérpretes: Aitana Sánchez Gijón, Cumelén Sanz, Álex Pastrana, Pedro Casablanc, Vanessa Rasero.
Género: drama. España, 2022.
Duración: 112 minutos.
Estreno: 29 de abril.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.