Manu Chao: la compleja existencia de la única estrella del pop auténticamente libre
El periodista inglés Peter Culshaw, que ha viajado cinco años con el parisiense, desbroza para EL PAÍS la personalidad de un músico que lleva dos décadas escondiéndose del sistema
Peter Culshaw (Liverpool, 49 años) es el periodista que más tiempo ha pasado con el escurridizo Manu Chao (París, 60 años). Durante cinco años, Culshaw ha acompañado al músico por África, Galicia, Colombia o Gran Bretaña y el resultado de esa experiencia única se puede leer en Clandestino. En busca de Manu Chao (publicado en 2013 en el Reino Unido y ahora traducido al castellano en la editorial Libros del Kultrum). No ha sido cosa fácil, ya que Chao decidió un buen día dar un portazo al sistema y ha hecho todo lo posible por renunciar no solo a la fama, sino también a cualquier tipo de contacto con la industria musical. Una vez estuvo dentro (con su paso por Mano Negra y sobre todo con el enorme éxito de su primer disco en solitario Clandestino), no le gustó lo que vio y se largó. Así lleva dos décadas.
Por eso, la labor de Culshaw resulta tan relevante: pegarse como una lapa a uno de los músicos más fascinantes de la cultura popular. Han visitado juntos campos de refugiados saharauis en Argelia, han transitado por peligrosas carreteras de México sorteando la atenta vigilancia de las bandas de narcotraficantes, han coproducido un programa de radio en el sanatorio mental más grande de Sudamérica, en Buenos Aires, y se han emborrachado en Barcelona o Brixton. Culshaw define así su experiencia al lado de Chao: “Iluminadora, frustrante, molesta e inspiradora”. El libro, calificado por el músico David Byrne como “una de las mejores biografías que me ha tocado en suerte leer”, revela aspectos tan íntimos como la depresión que le atrapó con la desaparición de su grupo. “Después de la ruptura de Mano Negra a menudo estaba muy deprimido y pensaba mucho en el suicidio, aunque no creo que alguna vez haya intentado suicidarse”, cuenta Culshaw. ¿Ha leído el protagonista el libro? “Básicamente Manu [Chao] ha dejado de leer libros. Conseguí que su novia en ese momento, María Santos, se lo leyera y ella dijo que le gustó mucho. Pero no tuve respuesta directa de él. Se me ocurrió que hacer que su novia lo leyera le permitiría decir que no lo había leído, lo que suena muy él...”, responde con ironía.
Estos son algunas revelaciones que Culshaw realiza para EL PAÍS del músico misterioso:
1. Su tozudez, que ya la detectó García Márquez: “Era un grano en el culo ya con cuatro años”
“Manu [Chao] es divertido, a menudo amable, y con frecuencia brillante, pero también uno de los personajes más tercos y obstinados que he conocido. Como dijo Gabriel García Márquez, buen amigo de sus padres: ‘Era un grano en el culo a los cuatro años, y todavía lo es’. Su padre, Ramón, tras abandonar su carrera como pianista, probó suerte como escritor y periodista, y por su pisito desfilaba buena parte de la izquierda militante que se dejaba caer por París. Con todo, esa legendaria terquedad no le vino del todo mal. Todos, desde los representantes hasta las compañías discográficas, insistían a Mano Negra para que se embarcaran en una gira por Estados Unidos. Estaban convencidos de que podrían haber sido tan grandes como Coldplay o U2. Pero Chao y la banda hicieron una gira por Sudamérica. En el libro describo el viaje en barco de cuatro meses y la gira por Colombia en tren de la que llegó a decirse que se asemejaba menos a una gira de rock and roll y tal vez más a la retirada de Napoleón de Moscú. El acierto de aquella decisión se tradujo en la fidelización de una audiencia en toda Latinoamérica que todavía dura”.
2. Su relación con la fama: la odia, pero la aprovecha
“La fama es un arma de doble filo para Manu Chao. Él detesta el acoso al que se ve, con frecuencia, sometido. Pero no es menos cierto que esta misma popularidad le ha brindado una plataforma para hacerse escuchar y para hablar cuanto se le antoje a propósito de cualquier cosa o causa, desde los derechos de las prostitutas de Madrid hasta la privatización del agua en Bolivia o la situación de los refugiados en Grecia. Y Chao, a pesar de las apariencias, tiene su ego. Keith Richards dijo que de todas las drogas la fama es la más poderosa. En lugares como Buenos Aires, Chao es verdaderamente famoso: si caminas por las calles con él no hay manera de avanzar. Eso lo pude comprobar en varias ocasiones. Tiene una relación entre narcisista y vulgar con la fama. Esto pasaba hasta la última década, donde ha optado por llevar una vida más discreta”.
3. El día que dio calabazas a David Bowie y Elton John
“Estaba con él en un café de Londres cuando su compañía discográfica lo localizó (siempre es un problema para un hombre que no tiene teléfono móvil) y dijo triunfalmente que le habían ofrecido un espacio en el programa de televisión de música más importante del Reino Unido y que compartiría escenario con estrellas como Elton John y David Bowie. No le interesó, prefirió pasar la noche con algunos amigos hablando de política y dejarse de cameos con celebridades. Otro día un promotor se me quejó en México de que había conseguido un acuerdo de patrocinio de medio millón de dólares para la gira de Chao, pero este le dijo que no. También le trajo sin cuidado cuando alguien se percató de que un remix de Fat Boy Slim para un anuncio de un banco había empleado una composición suya sin siquiera solicitar autorización”.
4. Un millonario que desprecia el dinero
“La relación de amor/odio que Manu Chao tiene con el dinero no podría ni desenredarla el mejor terapeuta. Por un lado, dice: ‘El dinero es la raíz de todos los males’. Y cree, razón no le falta, que puede entrar en cualquier bar del mundo y conseguir cervezas y comida con el dinero que consiga tocando en la calle. Pero la realidad es que es millonario. Y necesita el dinero porque le aporta independencia, uno de sus grandes objetivos. Con ese desahogo económico puede rechazar a los patrocinadores que no le gustan, puede viajar y hacer lo que se le antoje”.
5. Pavor a la rutina
“Viajar es una adicción para él. Durante muchos años, Chao no podía permanecer en un lugar más que un par de semanas. Tiene verdadero pavor a la rutina, siente que lo arrastrará hacia el abismo. Para el libro, muchos de nuestros encuentros se resolvieron en el último momento: recibía llamadas telefónicas, como en una película de espías, en mi teléfono fijo, en las que, por ejemplo, una voz que no reconocía me decía algo del tipo: ‘Tienes que estar en Madrid el jueves en tal plaza a mediodía’. Y acto seguido, colgaba”.
6. Las vacas le guían por el buen camino
“En la fase más preocupante de su depresión, estaba en un bar de las favelas de Río de Janeiro y una vaca se le acercó. Me dijo que mirándola a los ojos sintió que la vaca le salvó la vida. Desde entonces, cada vez que sufre una crisis, si se cruza en su camino una vaca (o ve una vaca en un cartel o donde sea) lo interpreta como una señal que le ayuda a pronunciarse favorablemente ante cualquier dilema que se le presente. Me hubiera gustado acompañarle en su gira por la India, justo antes de la pandemia, la tierra donde las vacas son objeto de adoración. Se guía por muchas de sus supersticiones”.
7. Sus relaciones amorosas
“Es, en realidad, un romántico consumado. En todas las giras en las que estuve nunca le vi aprovechar su condición de estrella del rock para conocer a mujeres. Pero su estilo de vida viajero y su inquebrantable independencia hacen que sea difícil que las relaciones funcionen. En los años en que escribí el libro tenía una novia brasileña que vivía en Londres, una relación que mantuvo mayormente por Skype. Más recientemente tuvo una relación romántica y creativa con una actriz griega y, por la información que tengo, ahora está saliendo con una doctora. Y esos son todos los chismes que estoy dispuesto a decir...”.
8. Manu Chao vio venir los peligros de la globalización
“Chao hizo una advertencia temprana, en parte a través de su estrecha relación con los zapatistas en México, sobre los peligros de la globalización, a pesar de ser él mismo una figura global arquetípica. Porque fueron las clases bajas o las clases trabajadoras quienes perdieron con la globalización, que empujó a muchas personas pobres a los brazos de los populistas de derecha: Trump, Bolsonaro y los apologetas del Brexit. Ha sido un terrible fracaso para la política progresista, ahora aparentemente obsesionada con la identidad en lugar de con la lucha de clases. Ahora los más pobres votan a la derecha y los ricos votan a los socialistas. Él lo vio venir”.
9. El estilo Manu Chao
“Me hizo pensar en el ‘sé fiel a ti mismo’ de Shakespeare. Si bien la mayoría de los músicos son básicamente copistas (los jazzistas que intentan ser Coltrane, bandas de punk que imitan a los Clash...), Chao toca un acorde o dos y ya sabes que estás escuchando su música. Y, paradójicamente, esta rara habilidad de expresarse de un modo tan reconocible y singular, tan único como su ADN, puede darle a un artista un atractivo universal”.
10. El ejemplo de Bob Marley
“Él siempre dice que Bob Marley fue su gran ‘maestro de la sencillez’. Asume que, guste o no, solo sabe unos pocos acordes. Y con eso le basta. Sin coche o móvil del que valerse para simplificar las cosas, así se las compone. Se rumorea que, en la actualidad, no le haría ascos a la fama, pero sin renunciar a una vida aún más sencilla”.
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