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La Academia Galega exige al Principado de Asturias que incluya el gallego como lengua oficial

La institución remite un informe al Gobierno asturiano y a los grupos parlamentarios en el que critica que se promueva la denominación “eo-naviego” para referirse al habla de las comarcas fronterizas

Paraje del concejo de Taramundi.
Paraje del concejo de Taramundi.Raul Hernández Balbuena (GETTY images)

“En el Principado de Asturias hay dos lenguas propias o tradicionales”, afirma la Real Academia Galega (RAG), “la asturiana y la gallega”, que se habla entre la desembocadura del Eo y el regato de Freixulfe (Ayuntamiento de Navia) y “entre el monte de los Teixedais de Taramundi y la sierra allandesa de El Palo”. La institución encargada de velar por la lengua gallega ha remitido al Gobierno del Principado de Asturias un informe trilingüe (gallego, asturiano y castellano) en el que reclama la cooficialidad del idioma que ha sobrevivido en los territorios fronterizos, con características semejantes en ambas comunidades. La Academia lamenta además haberse enterado por la prensa de la propuesta lingüística para el nuevo marco estatutario, “que contempla la oficialidad del asturiano en toda la comunidad autónoma, pero limita esta consideración para el gallego exclusivamente a su ámbito territorial”.

No conforme con ello, la RAG exige “el mismo trato para las dos lenguas propias de Asturias” y critica que la Administración escoja para referirse al gallego el término “eo-naviego”, que “parece tener como finalidad hacer invisible” el idioma que une a los habitantes a ambos lados de la frontera territorial. Aprobado en su último pleno, el informe de la Academia Galega a propósito de la reforma del Estatuto de Autonomía de Asturias ha sido enviado a la presidencia de esa Comunidad y a los grupos parlamentarios. En él se citan sucesivos estudios lingüísticos a lo largo de la historia.

“La RAG anhela”, además de la protección, “que en la ley de uso prevista el gallego sea oficial en su variante “eonaviega” en todo el territorio del Principado”, según el texto remitido. El objetivo es “que sus hablantes tengan los mismos derechos que los del asturiano, como en Cataluña los tienen los de la lengua occitana, denominada aranés en Arán”.

Sobre la sustitución de gallego por eo-naviego en el borrador de la reforma, la RAG apunta que es algo habitual en Europa que “las fronteras políticas no coincidan con las lingüísticas” y que exista una “continuidad de la lengua hablada” entre comunidades vecinas. “Que la variedad lingüística en cuestión tenga un glotónimo que corresponde a la lengua de otra comunidad, en este caso el gallego, no es motivo de conflicto ni rechazo”, defienden los académicos. Se trata, dicen, de colaborar y buscar “estrategias de futuro conjuntas” para “proteger los derechos” de los hablantes.

En su artículo 4, el Estatuto de Autonomía vigente en Asturias, de 1981, solo menciona el bable y dice que “gozará de protección” y que, por tanto, “se promoverá su uso, su difusión en los medios y su enseñanza”. La Ley 1/98 de uso y promoción del bable/asturiano, lo define como “lengua tradicional de Asturias” y se refiere al “gallego/asturiano” como “modalidad lingüística propia”. Pero la RAG cita investigaciones sobre el gallego de Asturias llevadas a cabo desde finales del siglo XIX y recuerda que la consideración general entre lingüistas es que las hablas de las riberas del Eo y el Navia “son una variedad del gallego, y no del asturiano”.

En la década de los ochenta, recuerda la RAG, “Xosé Lluis García Arias, presidente de la Academia de la Llingua Asturiana (ALLA), y Ana María Cano González, miembro de su junta de gobierno, compartían esa opinión”. Pero ya no en los noventa, lamentan los académicos galaicos, porque “inciden en el continuum del Eo-Navia, interpretado como una ‘tierra de nadie’, con una ambigua ‘lengua de transición”.

En 1983, en un texto sobre las lenguas minoritarias de la península, García Arias afirmaba que las fronteras lingüísticas del gallego y del portugués no coinciden con las políticas. “Se trata en todo caso de penetraciones hacia el oriente”, escribía, “siempre difícilmente deslindables, que abarcan pequeñas franjas o enclaves en Asturias, León, Zamora, Salamanca, Extremadura”. También estimaba que “el 4% de los asturianos” eran “usuarios o posibles usuarios de las variedades lingüísticas denominadas por Dámaso Alonso gallego-asturiano”. En 1997, sin embargo, el mismo experto admitía en un artículo que “la solución perfecta” a la definición del habla fronteriza “jamás se encontrará”. Por su parte, la académica asturiana Ana María Cano reconocía en 1987 que en las franjas del Eo y el Navia se hablaba “una variedad del gallego de Lugo”. Pero en 1992, recoge el informe de la RAG, la estudiosa hablaba ya de “zona de transición, entremezclándose los rasgos gallegos con los asturianos”.

En un artículo de 1943, Dámaso Alonso se refería al “gallego de la Asturias occidental”, característico de “una región políticamente asturiana, lingüísticamente gallega, con influjo asturiano decreciente según se avanza hacia el Eo”. Y así lo repetía en posteriores trabajos, como un texto de 1954 en el que especificaba que los ayuntamientos de Taramundi y Santiso de Abres son “de lengua casi plenamente gallega”.

La “fala” sin nombre

En los últimos 30 años, en Asturias se fue abandonando la denominación “bable” por sus “connotaciones peyorativas y disgregadoras”, describe la RAG. Hoy, mayoritariamente, se usa asturiano o llingua asturiana. “Sin embargo, en el caso de la lengua en Eo-Navia, las autoridades utilizan varios glotónimos con los que complican la situación y hacen que los gallegófonos eonaviegos asturianos carezcan de una denominación para la lengua que hablan”, critica finalmente la Academia Galega.

Apunta la RAG, que un trabajo de campo del investigador Xoán Babarro (2021) recoge testimonios de vecinos de estas comarcas en los que se declaran incapaces de nombrar su forma de expresarse más allá de llamarla “fala” (habla). “Eu non lle chamo nada, porque aínda non nos dixeron que era” (yo no le llamo nada, porque aún no nos dijeron qué era), expresa en perfecto gallego un habitante de Grandela (Tapia). “Le llamamos gallego, sí, porque vas a Ribadeo [Lugo] y oyes hablar igual”, admite no obstante este vecino. En Roda, otro pueblo del mismo ayuntamiento, responden: “La gente no lo llama nada, pero saben que hablan gallego”.

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