En casa del abuelo Fernando Fernán Gómez
Helena de Llanos, nieta del cineasta y escritor, bucea en el universo del académico y de Emma Cohen en el documental de creación ‘Viaje a alguna parte’
La puerta del jardín, una valla baja de madera color rojo, está abierta. También la que da acceso a la casa. En un árbol de la entrada se apoya un maniquí plateado, sin pelo, medio vestido con unos harapos rotos. Puede ser un buen comienzo para conocer algunos de los secretos y entrar en el universo maravilloso y lunático, cálido y divertido que fue la casa de Fernando Fernán Gómez (Lima, 1921-Madrid, 2007) y su pareja, la actriz y escritora Emma Cohen (Barcelona, 1946-Madrid, 2016), enclavada en una arbolada urbanización de Algete, al norte de Madrid. De la mano de la nieta del cineasta, Helena de Llanos, de 38 años, uno entra en ese lugar abarrotado de recuerdos, libros, fotografías, carteles, dibujos, guiones, premios o archivos. El mundo de esta pareja de artistas que vivieron 36 años juntos, “con un sabático por medio”, como decía Emma Cohen.
Con todo este material, Helena de Llanos, licenciada en Filología y ligada al mundo audiovisual, ha escrito y dirigido Viaje a alguna parte, un filme mezcla de documental y ficción, con enormes dosis de imaginación, en el que establece un diálogo con su abuelo a partir de secuencias de películas protagonizadas por el actor. “Establezco un diálogo imposible con él y eso es lo que me divierte. Mantengo una conversación con él como si estuviera vivo. Hablo con él sobre cómo nos relacionamos con los que ya no están, también aparece la muerte, la memoria y, cómo no, la imaginación” explica la nieta. Viaje a alguna parte, que se presenta este domingo en la Seminci de Valladolid (antes de su estreno comercial el 12 de noviembre), se centra en mostrar la manera de estar en la vida de la pareja. “Mi intención ha sido no incidir en sus logros profesionales, sino trabajar con ese espíritu creativo y libre para lograr un objeto cinematográfico más expresivo que analítico, basado en la imaginación que ellos me transmitieron”, dice la directora, sentada con la gata Trufa en su regazo, en un salón de la vivienda, que ella ocupa desde que, hace cinco años, murió Emma Cohen.
Fue entonces cuando Helena de Llanos, también nieta de la cantante María Dolores Pradera, con la que Fernán Gómez tuvo dos hijos, comenzó una exhaustiva investigación por todos los rincones, cajones, cajas y maletas que inundan el sótano de la casa, un lugar lleno de tesoros y sorpresas, entre los que había mucho material inédito. “Me interesaba mucho la figura de mi abuelo. Había muchas cosas de su obra que yo no conocía. Y ese impulso por conocer en profundidad su vida creativa me llevó a pensar en una película. Este primer intento estaba centrado en mi abuelo, porque Emma, que vivía entonces, no quería aparecer. Ella me ayudó, me documentó, me dio acceso al sótano, me animó a hacer una película cuanto más rara mejor, a que me divirtiera y jugara. Cuando muere Emma y ya no puede interferir en mi voluntad, se convierte en un personaje igual de central que mi abuelo”, explica la autora, delante de una librería que ocupa toda una pared de una de las salas y en la que ella ha ido armando una especie de puzzle o collage, que va cambiando cada día, con algunos de los tesoros encontrados.
Un siglo de su nacimiento
Cuando se cumplen 100 años del nacimiento en Lima (Perú) de este actor, director, escritor y académico, son muchos los que le recuerdan. Y en este viaje que plantea la película, que es un viaje entre el sueño y la vigilia, en el que se mezcla lo cotidiano y lo imaginario, conversando con el pasado y el presente, van apareciendo figuras como José Sacristán, Juan Diego, Óscar Ladoire, Verónica Forqué o Tristán Ulloa, que da vida a Juan Soldado, el personaje interpretado por Fernando Fernán Gómez en la película homónima que también dirigió en 1973. “Tristán Ulloa es otra capa más de la imaginación. Rescato Juan Soldado porque es un cine libérrimo, anarco-cine maravilloso sobre ese soldado que ni teme ni debe y que deambula por la casa con su coraza y su casco”, añade la cineasta.
Dentro de todo el material literario y cinematográfico encontrado, la nieta de Fernando Fernán Gómez se ha topado con joyas muy personales que, asegura, le han llenado de alegría. La primera que cita es el descubrimiento de una casete, en la que hay grabada una entrevista que le hizo Emma Cohen a Fernando Fernán Gómez cuando apenas se acababan de conocer. “Es un encuentro en el que a Fernando se le nota nervioso, frente a esa Emma que era una bomba”, explica De Llanos, que la ha escuchado cientos de veces. O el baúl de doña Carola, la madre del actor, repleto de fotos y periódicos. “No sé en qué momento llegó a la casa este baúl, pero me gusta fantasear que fue con el que viajó de gira a América Latina embarazada de Fernando”. También, el story board que realizó para el guion de La puerta del Sol, una película basada en el libro del mismo título escrito por él que nunca se rodó. O aquel guion lleno de anotaciones y correcciones de El mundo sigue, la película maldita, con la que, asegura su nieta, Fernán Gómez se arruinó.
De Llanos se acurruca en un sillón, cruza las piernas y confiesa la “enorme suerte” de haber podido compartir muchos momentos con estas “dos personas tan creativas y libres, completamente genuinas, que fueron siempre como quisieron ser, fieles a sí mismas y brutalmente honestas”. “En esta casa siento muchas cosas: lo primero, alegría porque aquí era donde jugábamos mi hermano y yo de pequeños. Era la casa de los abuelos divertidos. También siento emociones que tienen que ver con la memoria, que no con la nostalgia, porque estar aquí dentro me invita a recordar el pasado. Todo esto se une con la responsabilidad que me he autootorgado de intentar difundir lo que me he encontrado, de mantener ese legado que crearon Fernando y Emma durante décadas. En esta casa se aprende de la vida”.
Babelia
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