Aurélien Lortet, el artista recolector, muestra en Sevilla sus esculturas de materiales reciclados
‘El aire habitado’ desvela su proceso creativo e incluye el estreno del cortometraje ‘El paseo de las luces’
El escultor francés Aurélien Lortet construye sus fantásticas criaturas a partir de pequeñas piezas que le va obsequiando el destino, pero sus obras no tienen nada que ver con los trouvé (arte encontrado) sino más bien con el recherché (buscado). Lortet, que nació en Vernon hace 54 años pero reside en Carmona (Sevilla) desde 1996, ha convertido los derribos de su ciudad en el almacén de su estudio. El reciclaje es su doctrina. “En mi vida he comprado muy pocas cosas. Lo que encuentro en mis paseos por Carmona me sugiere un uso posterior e intento desvincularme de su procedencia; sencillamente no me interesa”, explica en el Espacio Laraña de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, donde presenta la exposición El aire habitado, que podrá verse hasta finales de mayo.
El común denominador de la muestra, que reúne un libro de artista, dos cortometrajes, esculturas y hasta una vitrina con algunos de los materiales encontrados que atesora en su estudio, es la sombra que proyectan todas las piezas y que, como indica su poético título, habita el aire. Con el estreno de El paseo de las luces, el cortometraje de tres minutos protagonizado por Bombilla Técnica (una de sus esculturas) y rodado en su estudio de una forma totalmente artesana, el artista da rienda suelta a su vocación de “cineasta de animación”.
Esculturas como Arqueo-cabeza (2019) tocada con una especie de diadema en la que ha incluido fragmentos de cerámicas árabe, romana y medieval y cuyos dientes son teselas es un buen ejemplo de su empeño en rescatar vestigios del pasado desechados por nuestra sociedad. “La pieza estuvo en el Museo Íbero de Jaén el año pasado en la muestra Reciclararte y allí me preguntaron, preocupados, de dónde había sacado los materiales. Todo estaba en escombreras”, comenta divertido el artista, que presenta otras tres de sus cabezas entre la veintena de obras seleccionadas para la exposición y fechadas desde 2012 a 2021.
Entre ellas puede verse Biblio-Tête, un autorretrato de 2012, en el que Lortet ha plasmado no su rostro, sino “lo que hay dentro”. “No me gusta la cara que tengo, así que le hice un montón de cajones en los que he guardado las cosas que más me interesan”, explica mientras va abriendo pequeñas casillas que salen de las orejas con obras de Gustav Mahler y de Erik Satie; mientras que los compartimentos del cerebro tienen ocultos a Italo Calvino, La dolce vita de Fellini, un tapón de corcho en el que se puede leer “Dos dedos de frente”, o un sobre de colorante El Aeroplano. Además, entre tantas sorpresas, el artista siempre deja un cajón vacío en sus cabezas “para lo que pueda llegar”.
Maderas, metales, cerámicas o plásticos que disfrutan de una segunda vida gracias a la imaginación del prolífico artista francés que, por primera vez, exhibe parte de su serie Caldos de insomnio, realizados con tetrabriks recortados que recuerdan las formas orgánicas de sus esculturas de madera colgantes. “Llevo haciendo recortables hace más de 14 años, pero nunca los había enseñado. Estos los he hecho durante la pandemia, cuando no podía dormir”, aclara.
“Sus obras se pliegan, repliegan, despliegan y, a veces, compiten entre la solidez constructivista y la sinuosidad voluble y ligera del cinetismo metamecánico”, escribe en la hoja de sala de la muestra Eugènia Agustí, artista visual y doctora en Bellas Artes en la Universidad de Barcelona.
Babelia
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