_
_
_
_

El buscador de sombras

Aurelien Lortet y Adriana Espinoza exponen en Sevilla

Margot Molina

"Miré el retrato La reina Isabel de Francia a caballo, de Velázquez, el que tiene el caballo blanco y está en el Museo del Prado. Primero le quité el caballo y, después, a la reina. Me quedé con su falda y convertí los ricos bordados en construcciones geométricas, en una pieza transparente, con luz dentro", explica Aurelien Lortet (Vernon, Francia, 1967) ante una gran escultura de madera reciclada de 2009. La pieza forma parte de la muestra Universos paralelos que puede verse hasta el 26 de marzo en el anexo de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla (calle Gonzalo Bilbao, 7).

El artista francés, afincado en España desde 1992 y residente en Carmona (Sevilla) desde 1996, presenta 11 de sus peculiares esculturas que están a medio camino entre los autómatas y los móviles. Obras en las que para el autor es tan importante la sombra que proyecta como la escultura en sí.

Son piezas complejas, llenas de pequeñas puertas, que se abren para mostrar lugares secretos, y que están realizadas con maderas y cristales reciclados, a las que el escultor va añadiendo objetos trouvé o algún tipo de maquinaria que los convierte en instrumentos, como es el caso de Zoomórfica, una especie de zanfoña de una cuerda.

"Me gusta que en las piezas pueda verse la pelea que sostengo con la materia, se ven las heridas. No trato de esconder nada. Todo es transparente, se puede tocar o abrir. Las esculturas están hechas por un tocador y por eso las hago para que la gente puede tocarlas. Qué sería una pieza de Rodin si no puedes pasarle la mano", argumenta Lortet, quien obtuvo una beca en La Casa de Velázquez de Madrid, dónde conoció a la también artista Adriana Espinoza (La Habana, Cuba, 1966). Universos paralelos es una de las escasas ocasiones en las que la pareja expone junta.

Entre las obras de Lortet destaca también Venus, el corazón del problema, una metáfora de la fragilidad humana, con la que el artista ha participado en la muestra Venus robótica, en el Cabinet des Curieux de París.

Adriana Espinoza presenta 11 linograbados en blanco y negro sobre papel de arroz. Son abstracciones con una gran profundidad que, a veces, se acercan a motivos vegetales y en las que la artista plasma sus "ritmos mentales". "Son como radiografías de mis sentimientos", confiesa.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_