El póquer de Iván Morales
El director teatral barcelonés termina la gira de ‘Desayuna conmigo’, continua con ‘La cabra’, estrena ‘Heroines o res’ en el TNC y se prepara para dirigir su primera película
Iván Morales y su compañía, Los Montoya, están en el Central de Sevilla acabando la gira en castellano de Desayuna conmigo, que se estrenó en catalán y comenzó con los bolos del Teatro de la Abadía, y la entrada de Aina Clotet en sustitución de Mima Riera, a cuál mejor. Morales lleva muy bien un año, que ha sido (y está siendo), obvio es decirlo, puñeteramente malo. No le ha faltado trabajo. Comenzó dirigiendo un clásico salvaje —La cabra, de Edward Albee— con el reparto encabezado por Emma Vilarasau y Jordi Bosch, en la Villarroel: luego hablaremos.
Morales sigue con Heroines o res. “La luz verde nos la dio el equipo de Albertí. Llevamos trabajando desde antes de verano y vamos a hacer ya la primera lectura”. Le pidieron del TNC (Teatro Nacional de Cataluña) algo enfocado a un público más joven, con el que puedan sentirse representados. Más que estrellas o actores y actrices muy populares, buscaron gente de mucha aventura y trayectoria.
“Los protagonistas son un chico trans que viene del rap, una chica mulata que nos hizo en el casting un monólogo bordado en media hora, y mi amigo y compañero Bruno Bergonzini, que hace un personaje cercano a Cyrano. Y una chica que tiene un background de clásica, y un músico africano-barcelonés que viene de Camerún… Un equipo tan heterogéneo que nos harían falta bastantes páginas. Eso me ha llevado a codirigirla con otro gran amigo, David Climent. ¿Un resumen? En dos líneas: va de un grupo de chavales que deciden ocupar un teatro para poder hacer su obra”.
Estarán tres semanas en la sala Tallers del Nacional, con producción de los Montoya. Flashback: La cabra, que sigue dando guerra. Morales la dirigió y dice: “Es una obra que tiene un tono endiablado. José María Pou nos contó que Edward Albee quería combinar humor y tragedia y logró tan difícil cóctel. Es una obra inclasificable y para inclasificables. Vilarasau es obsesiva, lanzada, trabajadora… el día de la primera lectura se sabía el texto casi de memoria. ¡Y llegó con propuestas! Bosch es otra fiera. Le cuesta arrancar, pero cuando pilla el tono es profundamente técnico, de partitura. Aprendo latín con él. Emma y él ligan de maravilla, como personas y como artistas, pero son naturalezas muy diferentes. Por cierto, la compañía tiene gira dentro de nada, y en catalán, de momento. Pienso en ellos y me gustaría ver a Bosch y Vilarasau haciendo Saraband, de Bergman. O atreverme a dirigirles en Corrientes de amor, que además fue teatro, de John Cassavetes y Ted Allan”.
El 14 de abril le espera a Morales su debut como director de cine. “Acaba Desayuna conmigo y comienza la versión filmada, producida por Àngels Masclans y Jaime Rosales. Los personajes son los mismos, pero no la forma de contarla. Hay muchos más intérpretes, por cierto. La forma y la estrategia cambian: es cine. Es una historia muy barcelonesa. Y mi espina clavada, porque yo empecé como guionista con Mi dulce, hará ya sus buenos veinte años. Queremos empezar a rodar, pues, tan pronto podamos”.
Babelia
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