Cien años de inmarchitable encanto
Atravieso una sensación tan placentera como insólita al ver en un cine, por la mañana, con escaso y entregado público, una película muda primorosamente restaurada que cumple un siglo

Atravieso una sensación tan placentera como insólita al ver en un cine, por la mañana, con escaso y entregado público, una película muda que cumple 100 años. La imagen está primorosamente restaurada y la música suena muy limpia. Sonrío muchas veces, me asalta alguna carcajada y en algunos momentos es angustiosa y conmovedora. Es dudoso que las obras de arte que se engendraron antes de que el cine descubriera el lenguaje oral puedan verse actualmente en las televisiones y en las plataformas digitales. Deben de encontrarlo anacrónico y poseer la certidumbre de que ya no existe ninguna demanda de...
Inicia sesión para seguir leyendo
Sólo con tener una cuenta ya puedes leer este artículo, es gratis
Gracias por leer EL PAÍS