¡Bienvenido (a los pabellones de) Mister Marshall!
El Colegio de Arquitectos de Cataluña conserva la documentación generada por los planes de ayuda de Estados Unidos a Europa tras la II Guerra Mundial
Las personas que visitaron la Feria de Muestras de Barcelona en junio de 1956 se quedaron atónitos al ver una enorme bandera de Estados Unidos que ondeaba a 30 metros de altura y era visible desde muchos puntos de la ciudad. Marcaba el lugar donde estaba situado el pabellón estadounidense realizado con estructura de mecanotubo y fachada de madera y cristal que contrastaba con los historicistas palacios que Puig i Cadafalch levantó para la Exposición Internacional de 1929. En el interior, entre enormes fotografías de la Estatua de la Libertad y del puente de Brooklyn, se exponían materias primas hasta hace poco escasas en España como leche, harina, arroz, algodón y tabaco y su espectacular proceso de transformación en helados, donuts, pasteles y cigarrillos Bisonte que se repartían gratis entre los visitantes, además de realizar demostraciones de electrodomésticos y desfiles de moda. Todo con aire acondicionado. Tanta magia provocó largas colas para entrar, que se pueden apreciar en una de las más de 8.000 fotografías, 200 planos, gráficos y textos relativos al Plan Marshall que se conservan en el Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC). Están en proceso de digitalización para poderlos exponer. En noviembre, 30 planos y fotografías de esta documentación formarán parte de la sección que pone en marcha el museo Reina Sofía sobre arquitectura.
La presencia del pabellón estadounidense en Barcelona era fruto de los nuevos aires del franquismo de abrirse al mundo tras años de férrea dictadura: En 1951 regresan los embajadores de Estados Unidos y británico a España; en 1953 se firman los acuerdos de ayuda económica con Estados Unidos y en 1955 España ingresa en las Naciones Unidas. Un aperturismo que permitió al país, hasta ahora excluido, beneficiarse del Plan Marshall lanzado por Estados Unidos en 1948 para modernizar y reconstruir Europa tras la crisis generada por II Guerra Mundial. El director Luis García Berlanga reflejó muy bien en 1953 en Bienvenido, Mister Marshall la esperanza de progreso que en España generaron estas ayudas estadounidenses.
El Plan Marshall, dotado con 13 billones de dólares, concedía a los europeos préstamos a bajo interés, ayudas a fondo perdido y acuerdos comerciales ventajosos, con la idea de incentivar la producción, dar salida a la industria estadounidense y mantener alejada la amenaza comunista. Para difundir las bondades del plan se creó una oficina instalada primero en Berlín y luego en París, dirigida por el arquitecto estadounidense Peter Harnden que se rodeó de un equipo de ilustradores, diseñadores y arquitectos, como su mano derecha, Lanfranco Bombelli. Juntos pusieron en marcha una docena de exposiciones que se vieron en 400 localidades europeas.
En noviembre, el Reina Sofía expondrá 30 de estas fotografías y planos en su sección de arquitectura
En 1950 la primera exposición, Europe builds, recorrió Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Alemania e Italia. Cuatro tráileres extensibles transportaban en su interior los contenidos de la muestra: ilustraciones, maquetas móviles, paneles y gráficos tridimensionales, que durante la exhibición se desplegaban en una carpa circular circense levantada tras la llegada del convoy. En 1952, Caravan of peace arranca en Nápoles con el objetivo de explicar el origen y la necesidad de la OTAN. En Train of Europe, se usó un viejo tren-hospital militar alemán para explicar las ventajas de la cooperación entre países. Otra sobre la Productividad se montó en dos barcazas, una como sala de exposiciones y otra como cine, para recorrer los canales holandeses. “Son exposiciones didácticas, con una clara utilidad política muy grande, en las que Estados Unidos se reivindica como el Nuevo Mundo que ha salvado al Viejo Mundo”, explica Julio Garnica, arquitecto que ha estudiado y catalogado este fondo.
“Aunque el Plan Marshall había finalizado técnicamente el 31 de diciembre de 1951 su programa divulgativo y su espíritu continuó en manos de Harnden y Bombelli, explicando lo mismo, pero con variantes. Incluso cuando a finales de 1955 el gobierno de Estados Unidos les rescindió su contrato, ellos siguieron recibiendo encargos como profesionales independientes; no ya desde el Departamento de Estado, sino desde el de Comercio, con la intención de fomentar los negocios y penetrar en el mercado europeo, incluyendo entonces ciudades españolas como potenciales mercados”, explica Garnica, que también es profesor de Historia de la Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la UPC.
“Hay dos etapas bien diferenciadas, la primera en la que la idea es reconstruir y sacar adelante Europa tras la II Guerra Mundial y la segunda en la que Harnden y Bombelli trabajan para captar nuevos mercados a la industria y al comercio americano. Si el Plan Marshall es más político, a partir de 1955 es un tema más comercial, donde se venden las ventajas del producto americano, la modernización de la producción y el modelo de vida americano”, apunta Fernando Marzá, responsable del archivo del COAC y de la digitalización de este fondo.
Como el pabellón que les encargó el Departamento de Agricultura estadounidense para la Feria de Barcelona de 1956 que tanto impactó a los visitantes de esta ciudad, que se volvió a levantar en 1957 y otro, en 1959, en la Feria Internacional del Campo de Madrid, con una estructura metálica que también asombró a todos los visitantes madrileños. “Unos edificios que muestran el lenguaje de la arquitectura moderna, en los que, sin duda, influyeron en los arquitectos españoles que tomaron nota de las ventajas del montaje en seco y la eficiencia del ensamblaje de piezas prefabricadas y las posibilidades de la publicidad”, explica Garnica. “Eran mejores grafistas y comunicadores que arquitectos, y usaron la arquitectura como comunicación”, apunta Marzá.
¿Y cómo llegó este material al COAC? Harnden y Bombelli conocieron al arquitecto José Antonio Coderch en la Trienal de Milán de 1951 que les invitó a que visitaran Cadaqués, “el único pueblo bonito que queda en España”, les dijo. Tras una primera estancia de Bombelli en 1956 y Harnden en 1957, en 1959 compran Villa Gloria como residencia de verano y trasladan su oficina a Barcelona desde donde organizan los U.S. Trade Center, centros de promoción de negocios y exportación que abren en ciudades como Fráncfort, París, Estocolmo y Milán, alternando con la construcción de casas en Cadaqués y otras localidades de España para su selecto grupo de amigos. “En 1971 fallece Harnden y en 2002 sus herederos y Bombelli ceden su trabajo conjunto realizado entre 1955 y 1971 al archivo del COAC. Al final, el conquistador quedó conquistado”, concluye Garnica.
Babelia
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