Sitges arranca con ‘Malnazidos’, un cóctel de zombis y Guerra Civil
El certamen más importante del mundo de cine fantástico y de terror se celebra con una combinación de proyecciones presenciales y ‘online’ y pocos artistas internacionales
A unos la pandemia les hunde y a otros les trae regalos inesperados. Alberto de Toro, reputado montador de cine y televisión, y Javier Ruiz Caldera, director de, entre otras, Promoción fantasma, Tres bodas de más y Superlópez, llevan años y años haciendo cola para entrar durante el festival de Sitges al Auditorio.
Se conocieron estudiando en la Escac, la Escuela de Cine de Cataluña, y De Toro ha editado todas las películas de Ruiz Caldera. “Pero esas colas de Sitges también nos hermanaron”, ríen. Su Malnazidos iba a estrenarse el 11 de septiembre, una fecha en la que Telecinco Cinema iba a poner toda la carne en el asador. Sin embargo, llegó la covid-19, los retrasos, y ahora Malnazidos ha servido para inaugurar anoche la 53ª edición del festival de Sitges, antes de su esperado estreno comercial el 22 de enero de 2021. “Y nosotros felices”, recuerda De Toro. “La película ya está hecha, no tiene arreglo”, bromea, “y los nervios vienen por presentarla y porque durante el rodaje siempre pensábamos en cómo se vería en este auditorio, cómo la recibiría ese público del que hemos formado parte durante décadas”.
La entrevista telefónica tiene lugar el miércoles por la tarde, después de la prueba técnica de proyección, y sirve para que recuerden en qué momento pensaron que una película de zombis también podía desarrollarse durante la Guerra Civil española. “Núria Costa [productora asociada] sabía que iba a salir una novela editada por Dolmen con esas dos premisas y en cuanto se publicó la leímos y se compraron los derechos”. Era 2012, y acababan de adquirir Noche de difuntos del 38, de Manuel Martín. “Fíjate si ha pasado tiempo que eso ocurrió entre mi primera película, Spanish Movie, y Promoción fantasma”, subraya Ruiz Caldera. “Alberto y yo siempre fantaseábamos con codirigir algo de género fantástico, y, a ser posible, de zombis, que nos atraen”.
Un contexto fratricida
Porque ellos son los auténticos enemigos de los españoles vivos en Malnazidos. Jan, un capitán del ejército franquista, y su conductor caen prisioneros de un pelotón republicano sui generis en mitad de un valle que los nazis están cercando. Pronto, todos descubrirán que el Tercer Reich está experimentando, con la aquiescencia franquista, un producto que resucita a los muertos, que devienen en no muertos.
En Malnazidos hay un muy difícil equilibrio entre el terror con zombis, la comedia y el dramático recordatorio de que están en medio de un brutal conflicto bélico fraternal. “La novela es más seca: Telecinco nos empujó con muy buen criterio a cierto tono liviano”, cuenta De Toro, y Ruiz Caldera cree que han hecho “una buena película de aventuras, con zombis que dan miedo aunque con personajes con cierto humor, que añadió al guion de Jaime Marques en una revisión Diego San José”. Entre los referentes, Tiburón, el Bogart de La reina de África o El tesoro de Sierra Madre. “Y un montón más en planos que fueron inconscientes, que ahora hemos descubierto”, confiesan.
En la gran pantalla se han visto Abraham Lincoln: cazador de vampiros (2012), Orgullo y prejuicio y zombis (2016) o la mítica Zombis nazis (2014). ¿Ha llegado el momento de desacralizar la Guerra Civil? “Aquí la obra maestra es La vaquilla. Queríamos la guerra como contexto, me extraña que no haya ocurrido antes, y no hay lectura política”, dice Ruiz Caldera. “Aunque al final cada espectador tiene su idea”.
Sobre cómo cimentaron la codirección, el debutante De Toro explica: “Nunca llegamos a hablar de cómo repartir el trabajo de dirección. Empezamos a currar y nos compaginamos”. Su compañero abunda: “Hicimos mucho trabajo previo en casa, no queríamos contradecirnos en el rodaje. Los actores nos confesaron que iban al que encontraban más cerca”. Y había actores, muchos: Miki Esparbé encarna a Jan al estilo como si Tom Selleck sí hubiese aceptado encarnar a Indiana Jones —rechazo del que se ha arrepentido siempre—, y en el pelotón republicano están Luis Callejo, Aura Garrido o Álvaro Cervantes; a ellos se unirán una monja (María Botto) y un falangista (Jesús Carroza). “Nos preocupaba que todos los personajes tuvieran su momento”.
Y en Sitges verán una película con gente confinada en un sitio por un mal para el que no hay antídoto. “Muchas veces los filmes se acaban pareciendo a la realidad, cuando se han rodado años antes. En el fantástico pasa mucho”, cuenta Ruiz Caldera. “Jugar con distopías hace que en ocasiones aciertes. El contagio ya no es ciencia ficción, sino un drama”.
Solo un 66% de capacidad en las salas y menos películas en la sección oficial
Con el inmenso auditorio del hotel Meliá Sitges reducido a un 66% de su capacidad (es decir, unos 900 espectadores), sin la clásica Zombie Walk, con proyecciones 'online' y con una sección oficial de tan solo 33 películas (sí, en el festival siempre fueron a lo grande). Así es Sitges 2020. Pero habrá películas interesantes para sus 11 días, como 'Amulet', un 'thriller' protagonizado por un soldado traumatizado que se ha refugiado en Reino Unido, y que supone el debut en la dirección de largos de la actriz Romola Garai ('Expiación'). O 'Península', la segunda parte del exitazo coreano 'Tren a Busan', y que llegará en pocas semanas a las salas comerciales. O 'Possessor', de Brandon Cronenberg, que confirma el talento del director de 'Antiviral'. O las españolas 'Baby', de Juanma Bajo Ulloa, que llevaba cinco años sin dirigir ficción; 'La vampira de Barcelona', sobre Enriqueta Martí, a la que acusaron de asesina en serie de niños en la Barcelona de principios del siglo XX; 'Cosmética del enemigo', de Kike Maíllo, o 'No matarás', con Mario Casas.
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