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Muere el director serbio Goran Paskaljevic a los 73 años

Premiado en Venecia, la Seminci, San Sebastián o la Berlinale, el cineasta fue el responsable de películas como ‘La otra América’, ‘Tango argentino’, ‘Al nacer el día’ o ‘El polvorín’

Gregorio Belinchón
El director serbio, Goran Paskaljevic, en la presentación en 2013 de 'Al nacer el día' en el festival Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.
El director serbio, Goran Paskaljevic, en la presentación en 2013 de 'Al nacer el día' en el festival Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.JAVIER HERNÁNDEZ

El director serbio Goran Paskaljevic, uno de los cineastas europeos más apreciados en los años noventa y la primera década de este siglo, falleció el viernes en París —residía entre la capital francesa y su Belgrado natal— a causa de un cáncer de pulmón. Tenía 73 años y un brillante currículo a sus espaldas. Durante años, él y Emir Kusturica fueron los grandes nombres del cine yugoslavo (y de las repúblicas posteriores surgidas de los Balcanes); pero si Kusturica era la explosión y el turbofolk, Paskaljevic, sin perder sentimiento, prefería una manera más pausada de narrar las acciones. La siguiente generación, encabezada por Danis Tanovic, ha asimilado ambas corrientes.

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Paskaljevic visitó España regularmente. Ganó tres veces la Espiga de Oro de la Seminci de Valladolid con La otra América en 1995, Optimistas en 2006 y Lunas de miel en 2009, además de concursar también en 2016 con Al nacer el día y ser objeto de una retrospectiva en ese certamen en 1996, que visitó por última vez el año pasado con Despite The Fog, que se ha convertido en su último trabajo. También ganó premios de la crítica en Venecia y galardones especiales del jurado en San Sebastián y la Berlinale, además de concursar en Cannes. Su cine, de hechuras clásicas, se centraba en los problemas más humanos, jugando con la tragedia y la comedia, a través de personajes absolutamente creíbles con los que ahondaba en penalidades sociales. Eso le llevó incluso a entrar en política en 2004 en contra del expresidente Milosevic cuando este aún estaba en el poder. "Me pareció muy importante ayudar a establecer la democracia en Kosovo. Pero hoy observo que, desgraciadamente, las fuerzas ultranacionalistas y los partidarios de Milosevic vuelven. Ese retorno al pasado eso es algo enfermizo”, contaba a EL PAÍS en 2006, cuando estrenó Optimistas, basada en Cándido, de Voltaire. “Los artistas estamos aquí, y nuestro deber no es hacer política directa, sino intentar corregir sus pensamientos”, sacaba como conclusión de aquel escarceo fuera de su carrera.

Nacido en Belgrado en 1947, Paskaljevic estaba estudiando en la Escuela de Cine de Checoslovaquia, cuando las tropas del Pacto de Varsovia acabaron con la Primavera de Praga de 1968, y tuvo que regresar a Belgrado. Desde sus primeros cortos, centrados en la compasión ante quienes sufren la pobreza, tuvo choques con la censura comunista. En 1976 debutó en el largo con Cuvar plaze u zimskom periodu, que concursó en la Berlinale, y allí volvió al año siguiente con Pas koji je voleo vozove. Siempre fue un creador apreciado en los festivales, gracias a esas historias de gente corriente atrapadas en circunstancias especiales: Poseban tretman (1980) fue candidata al Globo de Oro y ganó el premio a mejor actriz secundaria en Cannes; Tango argentino (1992) logró el premio del público en Venecia; en San Sebastián se proyectaron Vreme cuda (1989), de la que había versión en cine y miniserie para televisión, y Sueño de una noche de invierno (2004). El polvorín (1998) obtuvo los premios de la crítica en Venecia y en los galardones del cine europeo. En esos años noventa e inicios del siglo XXI su cine se estrenó en las salas españoles con innegable éxito. Paskaljevic, que a raíz del triunfo nacionalista en Serbia se había exiliado en 1992 en París, abrió también su cine a otros terrenos, y por ello rodó en Nueva York La otra América (1995) y en la India Dev Bhoomi (2016). Nunca bajó la calidad de su creacion, nunca dejó de criticar el nacionalismo serbio ni su papel en la Guerra de los Balcanes. La revista Variety lo incluyó entre los cinco mejores directores de cine de 2001, y en 2002 fue el primer director en recibir en Múnich el premio Bernhard Wicki - El puente por su filme How Harry Became a Tree, rodado en Irlanda.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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