La resurrección fallida de los falsos ‘modigliani’
Greta García, experta en el cotizado y falsificado artista italiano, explica cómo sospechó de inmediato de la autenticidad de cuatro obras atribuidas al creador que se vendían por ocho millones
Nada más verlas en fotos, ya sospechó. Luego, los análisis pormenorizados confirmaron que se trataba de obras falsas de uno de los artistas del siglo XX más copiados, Amedeo Modigliani. A Greta García no le falló su inteligencia intuitiva, esa capacidad que tienen algunos expertos del mundo del arte para darse cuenta de la esencia o autenticidad de una obra de un vistazo, en unos segundos. Claro que para ello es imprescindible haber visto antes muchos modiglianis y haber estudiado con todo detalle la producción del creador italiano (Livorno, 1884-París, 1920), como ha hecho esta restauradora. No solo dedicó su tesis a la técnica pictórica de este artista maldito, sino que desde hace años es la presidenta del comité científico de la Fondazione Amedeo Modigliani Ricerca Scientifica.
“Se construyó un mito en torno a él y su dramática vida. Se creó un icono, hay pocas obras originales y son únicas porque no siguió ningún movimiento", señala la restauradora Greta García sobre Modigliani
Por sus manos han pasado y pasan numerosas obras de Modigliani o atribuidas a él, entre ellas, las cuatro que la policía autonómica valenciana ha incautado recientemente en una sala de subastas de la ciudad. El conjunto salía a la venta a un precio total de ocho millones de euros. “Se hacen pasar por bocetos de cuadros definitivos, conocidos, y van con sus currículos relacionados con la obra original. Utilizan dibujo y una especie de óleo aguado para que parezca acuarela. También hay un dibujo de lápiz sobre papel con firmas repasadas y borradas, con un trazo muy irregular cuando el de Modigliani era seguro”, explica. Estas obras han sido peritadas por el Institut Valencià de Conservació, Restauració i Investigació (IVCR+I), en el que trabaja la restauradora.
García ya conocía estos falsos modiglianis. “Formaron parte en 1968 de una exposición monógrafica en el Centraal Museum de Utrecht, que se tuvo que cerrar un mes después porque la hija del artista negó que el autor de los 20 cuadros que integraban la colección fuera su padre. En 2014, tras mantenerse 46 años fuera de los circuitos de compraventa de obras de arte, volvieron a aparecer e incluso se vendió alguna de ellas”, señala la nota policial.
“Efectivamente, son piezas de aquella colección de Utrecht que se vendió como inédita y en la que se decía que el creador empleaba una técnica nueva. Después de su retirada, las piezas estuvieron desaparecidas, durmientes, hasta que aparecen varias a la venta hace unos años, como si fuera por primera vez, en galerías de Luxemburgo, en Holanda, en Taiwan, incluso una, la que salía a la venta por tres millones de euros en Valencia, se cuelga en una exposición en Seúl en 2018, para que vuelva a hacer currículo”, explica la restauradora.
El mercado suele dar salida a estas obras a través de casas de subasta y galerías que no forman parte del circuito principal del arte, con el fin de despistar a los herederos, la policía y los expertos. El uso de internet facilita las ventas y el intercambio, pero también el descubrimiento de falsificaciones, nuevas piezas que no están catalogadas ni atribuidas por la autoridad artística correspondiente.
Modigliani es uno de los pintores más cotizados y también más fasificados. En 2018, su desnudo Nu couché (Desnudo acostado) se vendió por 138 millones de euros. Ese mismo año, se desveló que en una gran muestra organizada en Génova un tercio de las obras expuestas era falso. El artista italiano reúne una serie de condiciones que el mercado aprecia especialmente: pintó poco, entre 300 y 400 obras; sus cuadros tampoco se pueden adscribir a ninguno de los movimientos de vanguardia con cuyos representantes el artista convivió en el barrio de Montparnasse del París de principios del siglo XX; murió joven, a los 35 años, enfermo de meningitis causada por una tuberculosis, sin obtener el reconocimiento de los coleccionistas.
“Se construyó un mito en torno a él y su dramática vida. Se creó un icono, hay pocas obras originales y son únicas porque no siguió ningún movimiento. El mercado valora mucho todo eso. Los coleccionistas quieren tener un modigliani, un picasso de la época rosa... Además, su técnica es relativamente fácil de falsificar, aunque su maestría, no”, agrega García.
En la operación en que se intervino los cuatro modiglianis, que fue dada a conocer el pasado sábado, el Grupo de Patrimonio Histórico de la Policía de la Generalitat se incautó también de tres obras atribuidas a Mariano Benlliure, una a José Benlliure y otras tres a Joan Miró. La operación arrancó en diciembre, a raíz de una de las inspecciones que habitualmente realiza en galerías, comercios de antigüedades o de subastas de arte en la Comunidad Valenciana. La policía, que ha trasladado el caso a los juzgados, alerta del aumento de la reventa de falsificaciones, un “problema persistente en el mercado del arte que preocupa a los organismos policiales, pero también a coleccionistas, marchantes de arte y a las familias herederas de artistas”.
Babelia
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