Una exposición repleta de falsos ‘modigliani’
Un informe pericial afirma que un tercio de los cuadros exhibidos en Génova la pasada primavera no eran auténticos
La de los falsos modiglianis es una historia inagotable. Un informe pericial acaba de confirmar que casi un tercio de las setenta obras expuestas en una exposición del pintor toscano, que vieron casi 100.000 personas la pasada primavera en el Palacio Ducal de Génova, son falsificaciones. Hace tres décadas, un grupo de esculturas atribuidas por error al artista ya sacó los colores a críticos y galeristas de arte.
La exposición genovesa tuvo que clausurarse apresuradamente, tres días antes de su cierre oficial, el pasado julio, tras la polémica armada por las denuncias de la autoría de las piezas. La fiscalía abrió una investigación, requisó 21 telas y comenzó a examinarlas. Ahora, la perita encargada del estudio preliminar, Isabella Quattrocchi, ha concluido que todas las obras analizadas, menos una, “están vulgarmente falsificadas”. No ha encontrado rastro ni de trazos ni de pigmentos propios del sello Modigliani. Aunque la última palabra la tiene el Tribunal de Génova.
El director del museo donde se exponían las obras, Pietro da Passano, explicó a EL PAÍS que se encuentran “estupefactos” y a la espera de nuevos informes. “Por el momento, no hablamos de una certeza absoluta”, añade, y aclara que, llegado el momento, el Palacio Ducal de Génova se presentará en el proceso como parte civil por los “graves daños morales y de imagen” que le han causado. Pero eluden cualquier responsabilidad, ya que delegaron la organización de la muestra a Rudy Chiappini, un comisario externo “de gran prestigio nacional e internacional”, ahora investigado por la fiscalía.
Por lo pronto, Chiappini se ha aferrado a un apunte del estudio, que, ante el desconcierto de los expertos en arte, indica que los marcos “provienen de países de Europa del Este y Estados Unidos y no se pueden conectar con un periodo histórico en Modigliani”. El comisario contraataca: “Hablar de marcos es ridículo, cada propietario pone los que quiere”, declaró Chiappini a la agencia Ansa. También alegó en su defensa que las obras se habían expuesto con anterioridad en otros lugares: “Para mí no cambia nada. No hice la atribución de los trabajos a Modigliani, solo me limité a recopilar información existente. Será necesario volver a la fuente, a quien hizo la primera atribución. Todavía mantengo la idea de que esas pinturas son auténticas”. Una de las piezas, procedente de la colección de la Fundación Pasquinelli de Milán, incluso tiene un certificado de autenticidad del Ministerio de Cultura italiano.
Entonces, ¿cómo fue posible reunir tal cantidad de dudosos modiglianis en una sola muestra? “Amadeo Modigliani (1884-1920) pintó más de muerto que de vivo”, explica Carlo Pepi, uno de los mayores expertos en Italia en la obra del pintor y que fue de los primeros en denunciar las falsificaciones cuando abrió la exposición de Génova. “La situación es grotesca. Esta es solo la punta del iceberg”, señaló en declaraciones a diversos medios.
El director del museo explica que, desde siempre, la figura del excesivo Modigliani ha sido “problemática y fácil de falsificar” y apunta a “dos grupos opuestos de comisarios que continuamente se denuncian entre sí”, poniendo en cuestión la veracidad del catálogo del artista. “Nosotros ahora estamos en medio de esa batalla”.
Ya en 1984, un grupo de esculturas conocidas como “las falsas cabezas de Modigliani” se convirtieron en un grotesco escándalo que cruzó fronteras. Los críticos no conseguían ponerse de acuerdo sobre la autoría.
Si ahora se confirma el peritaje, y siguiendo la ley, todos los cuadros, procedentes de colecciones privadas de Estados Unidos y Europa del Este, deberán destruirse, lo que reduciría a cenizas obras valoradas en varios millones de euros hasta hace pocos meses, como el Retrato de Chaim Soutine o Desnudo sentado. Esto hace pensar que probablemente la contienda de informes y contrainformes para evitarlo se reavive.
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