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Los Oscar cambian sus reglas para buscar una mayor inclusión

La Academia de Hollywood exigirá desde 2024 contar con los colectivos menos representados en el reparto, el argumento o la producción para optar al galardón a mejor película

Pablo Ximénez de Sandoval
Spike Lee recibe su primera estatuilla por 'Infiltrado del KKKlan' en la 91ª entrega del Oscar, celebrada el 24 de febrero de 2019 en Los Angeles. Lee boicoteó la gala en 2016 por la falta de diversidad del premio.
Spike Lee recibe su primera estatuilla por 'Infiltrado del KKKlan' en la 91ª entrega del Oscar, celebrada el 24 de febrero de 2019 en Los Angeles. Lee boicoteó la gala en 2016 por la falta de diversidad del premio.Mike Blake (Reuters)

Han pasado siete meses desde que un thriller surcoreano ganara el Oscar a la mejor película, pero el camino para convertir a la Academia de Cine de Hollywood en una institución global parece estar aún a medias. El siguiente paso es exigir ciertas unas condiciones mínimas de diversidad a las películas para poder optar a esa categoría. Las exigencias afectan a lo que se ve en pantalla y también a los equipos de producción, para “reflejar mejor la diversidad del público del cine”, según anunció la Academia el martes.

En los premios de 2024, las películas en competencia que quieran aspirar a mejor producción tendrán que darse alguna de estas condiciones: al menos un protagonista que no sea blanco; al menos un 30% de personajes secundarios mujeres, minorías, LGBTQ o discapacitados; o que el tema principal trate sobre uno de estos grupos infrarrepresentados en pantalla.

La carrera de la Academia por convertirse en una institución global y diversa en la que puedan reconocerse todas las audiencias comenzó hace cinco años tras la polémica #Oscarssowhite (Oscars tan blancos). Aquel año los veinte nominados en las categorías de actores eran blancos, cuando había películas notables con actores negros. Aquella polémica encendió un debate en Hollywood al que la Academia reaccionó poniéndose objetivos muy ambiciosos para incrementar la diversidad entre su cuerpo de votantes, que hasta entonces eran en su mayoría hombres blancos, norteamericanos y de cierta edad.

Entre 2015 y 2020, la institución admitió nuevos miembros en grupos de cientos para corregir esta situación. El número de mujeres pasó del 25% al 33% del cuerpo de votantes de los Oscar. El número de académicos no blancos ha pasado del 10% al 19%. La Academia también está embarcada en hacerse más internacional y en convertir los Oscar en un evento global, no solo norteamericano, convencida de que es su única vía de futuro. En este tiempo, ha admitido 819 miembros nuevos de 68 países.

Las consecuencias se vieron pronto. En los premios de 2019, la película mexicana Roma ganó cuatro estatuillas y se quedó a las puertas del Oscar a la mejor producción del año. El pasado febrero, finalmente, la surcoreana Parásitos hizo historia al convertirse en la primera película producida en el extranjero y rodada en un idioma no inglés que alcanza el Oscar a la mejor película.

La Academia considera que el trabajo no está terminado. Ahora pretende meterse en el contenido de las películas, en lo que se ve en la pantalla. Sin embargo, las nuevas normas no son tan estrictas como puede parecer. La diversidad en pantalla es uno de cuatro estándares de inclusión que deben cumplir las películas. Los otros afectan a los equipos creativos. Por ejemplo, que el 30% del equipo sea de grupos infrarrepresentados, o que al menos un jefe de equipo sea de una minoría. También puede dar oportunidades de prácticas a minorías, o que los equipos de marketing y distribución sean diversos. Es decir, que si una película va de soldados británicos en la Primera Guerra Mundial, como 1917, no hace falta que se vean minorías y mujeres en la pantalla. Hay otros requisitos de inclusión que puede cumplir para optar a la mejor película. Estas nuevas normas no afectan a las demás categorías de los Oscar, solo al premio principal.

Las normas las ha impuesto un panel especial formado por los gobernadores de la Academia y los productores DeVon Franklin y Jim Gianopoulos. Están basados en los que ya aprobó en su día la academia británica, que entrega los premios BAFTA. El presidente del Comité de los BAFTA, Marc Samuelson, reaccionó el martes por la noche con un comunicado en el que congratulaba a la Academia de Hollywood por la decisión.

Los nuevos objetivos aparecen en lo que la Academia llamó Iniciativa 2025, un plan a cinco años que la institución califica como “el mayor desafío de nuestra historia para crear una comunidad más igualitaria e inclusiva”. “Debemos abrirnos para reflejar mejor la población global diversa tanto en la creación de las películas como en el público que conecta con ellas”, dijo en un comunicado la consejera delegada de la Academia, Dawn Hudson. “Creemos que estos cambios serán un catalizador para un cambio duradero y profundo en nuestra industria”.

Estas son las condiciones de diversidad e inclusión aprobadas por la Academia. Para optar al premio de Mejor Película, a partir de 2024 las producciones tendrán que cumplir al menos dos de estas cuatro:

1) Representación en la pantalla, temática y argumento.

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con al menos una de sus tres condiciones:

a) Al menos uno de los actores principales o intérpretes secundarios de cierta relevancia serán parte de uno de los siguientes grupos raciales o étnicos:

b) Al menos el 30% de los actores secundarios o con papeles menores forman parte de por lo menos dos de los siguientes grupos infrarrepresentados:

c) El argumento o tema de la película se centra en uno de los siguientes grupos:

2) Liderazgo creativo y equipo del proyecto:

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con al menos una de sus condiciones:

a) Como mínimo, dos jefes de departamento o puestos de liderazgo creativo (Dirección, Edición, Producción, Guion, Casting, Cinematografía, Música, Dirección de Arte, Sonido, Efectos Especiales, Decorado, Atrezzo, Vestuario, Maquillaje, Estilista) procederán de los siguientes grupos:

Y al menos uno de esos puestos debe ser asignado a un responsable procedente de uno de los siguientes grupos raciales o étnicos:

b) Otras posiciones importantes:

Por lo menos seis otros miembros del equipo o con encargos técnicos (con la excepción del Asistente de Producción) serán de un grupo racial o étnico minoritario.

c) El equipo de rodaje en general:

Como mínimo, el 30% del equipo estará conformado por:

3) Acceso y oportunidades en la industria cinematográfica.

Para respetar este requerimiento, hace falta cumplir con ambas condiciones:

a) Las empresas que financien o distribuyan las películas han pagado becas o prácticas a personas procedentes de uno de los siguientes grupos:

Los grandes estudios y distribuidores de películas deberán tener prácticas pagadas, recurrentes e inclusivas de colectivos infrarrepresentados (incluyendo grupos étnicos) en por lo menos uno de los departamentos siguientes: Preproducción, Producción, Posproducción, Música, Efectos Especiales, Adquisición, Administración, Distribución, Marketing y Publicidad.

A los estudios y distribuidores más pequeños e independientes se les requerirán, como mínimo, dos becarios que sean de los grupos ya mencionados (uno que sea de una raza o étnica poco representada) y que por lo menos uno esté en uno de los departamentos dichos con anterioridad.

b) Oportunidades de entrenamiento y desarrollo de habilidades.

La empresa que distribuya, financie o produzca la película ofrece oportunidades de trabajo o para el desarrollo de habilidades para personas que forman parte de uno de los siguientes grupos:

4) Desarrollo de la audiencia

El estudio contará con varios altos ejecutivos en sus equipos de marketing, publicidad o distribución que formen parte de uno de los siguientes grupos:

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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