Isabel Coixet, Premio Nacional de Cine 2020: “A mí lo que me importa es la coherencia”
La directora catalana, una de las realizadoras más populares, acaba de terminar su nuevo filme, ‘Nieva en Benidorm’, y ha recibido la noticia desde sus vacaciones: “El galardón me hace sentir una chica mayor”
Isabel Coixet ha obtenido el Premio Nacional de Cinematografía de 2020, tal y como ha anunciado este mediodía el Ministerio de Cultura y Deporte, el organismo responsable de entregar el galardón. La cineasta catalana (Barcelona, 60 años) es una de las creadoras más conocidas y de más larga carrera del séptimo arte en España, autora de una veintena de largos como Cosas que nunca te dije, La vida secreta de las palabras (Goya a la mejor película en 2006), Mi vida sin mí o La librería (Goya a la mejor película en 2018). Coixet también ha firmado series como Foodie Love, diversos documentales (ha ganado dos Goyas en esa categoría gracias a Invisibles y Escuchando al juez Garzón), tiene otros cinco premios Goya -dos a la mejor dirección por La librería y La vida secreta de las palabras; y otros tres a guionista por Mi vida sin mí, La vida secreta de las palabras y La librería- y libros como No te va a querer todo el mundo. La creadora sucede a la también directora Josefina Molina y a la productora Esther García, ganadoras en 2019 y 2018.
Coixet ha respondido a la llamada de EL PAÍS desde sus vacaciones en Francia: “Hace 12 días que acabé mi último largometraje, Nieva en Benidorm [se estrena en salas el 13 de noviembre]. Por eso he parado ahora”. Sobre este drama, con Timothy Spall y Sarita Choudhury, reflexiona: “La estaba viendo y me ha salido misteriosa y bonita. Se me escapa... Se ha ido haciendo a lo largo de todo su proceso de creación, al contrario que en otras ocasiones, en que sentía que llegaba ya al rodaje con un guion muy determinado. Todavía siento que puedo aprender”. Sobre el premio, tras confesar que está flipando, cree que le convierte en “una chica mayor”. Más en serio, reflexiona: “Las personas como yo, cuando no nos dan algo, pensamos que es lógico, porque no lo merecíamos. Y cuando nos lo dan, crees lo mismo, que no te lo mereces”. Y sí, lo recogerá presencialmente: el premio Nacional de Cinematografía suele entregarse el primer sábado del festival de San Sebastián, que este año será el 19 de septiembre. “Me apetece mucho, allí estaré”.
A Coixet se le amontonan los planes profesionales de futuro: “Pues sí, me llegan cosas muy interesantes. Incluso como productora, hoy he recibido un guion de un novel con un tratamiento maravilloso. Y me planteo si tengo recursos para ayudar a toda esa gente que tiene cosas fascinantes que contar. También hay una serie documental en perspectiva”. Acerca de Light on Broken Glass, con Patricia Clarkson y Chris Cooper, confiesa que es un proyecto que le acompaña “desde hace años”, así que no será su siguiente trabajo.
En los últimos tres años el galardón ha recaído en la productora Esther García, en la directora Josefina Molina y en esta edición en Coixet. El premio parece reconciliarse con las cineastas, tras décadas de cierto ninguneo: “En los últimos años hemos visto una cosecha exuberante de películas de directoras. No hablo de cuotas, sino de realidades. Y son además las que más me han llegado y emocionado”. Para García y Molina solo tiene buenas palabras: “Son de una carrera estupenda, coherente. Y a mí me importa muchísimo la coherencia. Aún quedan mujeres sin premio, no se van a quedar en el Ministerio sin candidatas”. Sobre esto, el jurado del galardón ha señalado en su acta: “Su apoyo a una nueva generación de cineastas, su compromiso con la igualdad y las causas sociales, la convierte en un estímulo y referente imprescindible”.
A Coixet le gusta reírse de sí misma, y el ejemplo es el anuncio que protagoniza estos días de Ikea, en el que recuerda con humor que rechazó dirigir Million Dollar Baby: “Soy la primera en reírme de mí misma. La gente tiende a meterte en cajas y a mí me han puesto en la de intensa. Y por mucho que yo me ría, se empeñan en que no puedo salirme. Bueno, no pasa nada, tampoco es grave”.
Antes de irse de vacaciones, ya volvió en Barcelona a ver cine en salas: “Soy fan de Fabrice Lucchini, y siempre que este actor aparece en una película, la veo. Me produjo una gran tristeza porque solo éramos dos personas. A la vez lo entiendo... Eso sí, ver una película en una sala es muy distinto a hacerlo en un ordenador. Incluso nosotros, como profesionales en teoría acostumbrados a esos visionados en una pequeña pantalla, la sentimos distinta”.
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