Hildur Guonadóttir: “Pienso que la música es una buena herramienta para concienciar sobre la igualdad”
La compositora de las premiadas bandas sonoras de 'Joker' y 'Chernobyl' será el presidente del jurado del Gil Soundtrack Award
Cuando Hildur Guðnadóttir escribe música, lo que está haciendo de verdad es conversar: consigo misma, con el oyente o con la película. La compositora islandesa, ganadora de Oscar, BAFTA, Globo de Oro a la mejor banda sonora por Joker (2019) y de Grammy y Emmy por la de Chernobyl (2019), ha crecido rodeada de músicos y siempre ha pensado que el instrumento fuera una proyección de la personalidad del ser humano. En breve, llegará a España como presidente del jurado del Gil Soundtrack Award, que premia al que mejor sepa transformar las emociones de un cortometraje en sinfonías.
Guðnadóttir (37 años) no divide la música por géneros, porque lo más importante son los sentimientos. Y para preservarlos, solo elige los proyectos que le permitan interpretar la historia de manera personal. En eso goza de una posición privilegiada, porque los directores que se le acercan solo buscan su forma de entender la obra. Así, su planteamiento para cada película o serie cambia sin traicionar su profesionalidad. En Chernobyl, la banda sonora tenía “que desempeñar el papel de la radiación”. “Por eso me fui a la fábrica de Lituania donde rodamos para grabar sonidos y empezar a componer a partir de ellos”, cuenta a este diario desde su casa en Berlín en una videollamada. En Joker, su interpretación de la música como forma de expresión de la parte más íntima del personaje ayudó a Joaquin Phoenix a encontrar la manera de encarnarlo.
Por un lado el hecho, el desastre nuclear; por el otro una persona con su enfermedad mental. Guðnadóttir se mueve con equilibrio para llegar a un punto de encuentro entre las diferentes visiones de quienes trabajan en la obra. Por eso, quizás su parte más introspectiva se pueda encontrar en su relación con el violonchelo. El instrumento que mejor le representa ha sido fuente de colaboraciones muy diferentes entre sí, que van desde bandas metaleras como Sunn O))), pasando por artistas como David Sylvian, Ryuichi Sakamoto o The Knife hasta volver a contribuir nuevamente a la atmósfera del cine, como en Prisioneros (2013), Sicario (2015) o La llegada (2016), de Denis Villeneuve, y El renacido (2015), de Alejandro Iñárritu.
En realidad, la islandesa solo encontró su estilo al dejar de estudiar: “Dejaron de decirme cómo tenía que tocar y cómo no y tuve una sensación de libertad, como cuando cantaba, porque nadie me lo enseñó, o cuando tocaba en bandas con mis amigos, porque era una manera de divertirse. Cuando constaté que podía acercarme al violonchelo de la misma manera, más como un amigo que como algo que era justo o equivocado, me sentí libre y desde entonces sentí que podía expresarme”. Hoy, define los instrumentos como “personas”.
El violonchelo se encuentra en su producción solista, cuyos discos suenan etéreos y muy cercanos a las atmósferas ambient. Cuando compone su música, Guðnadóttir “cambia el nivel de diálogo”. “En una producción cinematográfica, hay muchos aspectos a los que hay que poner cuidado y la música es solo uno de ellos, pero con mis discos solistas el diálogo es muy personal: soy yo hablando a mí misma”, afirma.
El mundo se encuentra en un lugar muy extraño en este momento con el cambio climático, lo que está ocurriendo con el coronavirus. Hay muchas razones para hablar. Creo que no será una de las últimas veces que hablaré
Aunque no suele cantar, a veces sus composiciones se transforman en un herramienta para actuar socialmente. Ya lo hizo en el pasado por el comportamiento que el mundo occidental está dando a los refugiados. Ahora, afirma que el problema que más le hace pensar es la situación de las mujeres en la industria cinematográfica. “Normalmente siento que tengo que hablar cuando hay maltrato hacia las personas. Pienso que la música en una buena herramienta para concienciar sobre la igualdad. Es una obligación moral hablar. El mundo se encuentra en un lugar muy extraño en este momento con el cambio climático, lo que está ocurriendo con el coronavirus. Hay muchas razones para hablar. Creo que no será una de las últimas veces que hablaré”.
El Gil Soundtrack Award
El concurso, que llega a su tercera edición, invita a compositores de entre 18 y 35 años a escribir una banda sonora para un cortometraje. Este año se trata de Somos tierra, un trabajo de la argentina Agustina Macri, mejor director en el Festival Internacional de Cine de Barcelona, dedicado al abandono de la España vacía. Los participantes tienen hasta el 6 de agosto para presentar sus obras y aspirar a los 50.000 euros del premio.
Además de Guðnadóttir, han formado parte del jurado figuras como el escocés Patrick Doyle, autor de las bandas sonoras de Sentido y Sensibilidad, El diario de Bridget Jones y Harry Potter y el Cáliz de Fuego o el estadounidense Bruce Broughton, compositor de las música de El joven Sherlock Holmes, entre otros. Para la islandesa se trata de su primera experiencia como presidente de un jurado: “No pienso que haya una manera justa o equivocada para escribir música, por lo tanto espero que si uno no gana no se lo tome como si se hubiera equivocado. Las competiciones son complicadas porque no pienso que se pueda competir de verdad en la música. Pero la cosa buena de las competiciones es que dan a los jóvenes la motivación para escribir”, afirma.
La polémica detrás de 'Joker'
La película de Todd Phillips ha sido criticada por utilizar la canción 'Rock N Roll part. 2', de Gary Glitter, condenado por pedofilia. Hildur Guðnadóttir no piensa que el filme pueda ser acusado de defender al artista: “No es una decisión que me concierne. Normalmente el compositor no decide la elección de otras canciones. No tenía ni idea de esto. Es una canción que conocía como canción. No pienso que Todd lo supiera tampoco. Pero, la pedofilia es también una forma de enfermedad mental. Por lo tanto, si fuera o no hecho a propósito, es una parte del mismo problema del que hablamos en el filme. Lo que esperamos con 'Joker' es concienciar sobre las enfermedades mentales y la falta de apoyo a la gente que sufre por eso. Durante el coronavirus es aún más importante. La película no quiere glorificar esas acciones, es exactamente lo contrario”.
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