Diez bandas sonoras imprescindibles de Ennio Morricone
El legendario compositor, ganador de un Oscar y recientemente galardonado con el Princesa de Asturias de las Artes, ha fallecido a los 91 años
El compositor italiano Ennio Morricone ha fallecido a los 91 años en su Roma natal. Considerado como una leyenda de la historia del cine, ha dejado tras de sí un legado de más de 500 bandas sonoras. El pasado 5 de junio fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2020 junto a su compañero de profesión estadounidense John Williams. Estas son algunas de sus bandas sonoras más destacadas:
‘Los odiosos ocho’ (2015). Tras estar nominado en seis ocasiones a los premios Oscar y haber recibido en 2007 una estatuilla honorífica de la Academia, poco hacía apuntar a la posibilidad de que se alzase con el de 2016. Morricone llevaba sin hacer la banda sonora de un wéstern desde Dos granujas del Oeste (1981) y sin participar en una gran producción desde El juego de Ripley (2002). El compositor, con 87 años por entonces, reconoció que se alegró de haber aceptado finalmente la propuesta de Quentin Tarantino, tras haberla rechazado en un primer momento. Cambió de opinión cuando el director le fue a visitar a su casa en Roma y aceptó la condición de Morricone de crear una banda sonora que no se pareciese a nada que había hecho antes en el género. Lo confesó recogiendo el Globo de Oro, que también consiguió ese año.
‘Los intocables de Eliot Ness’ (1987). El éxito de Brian De Palma le valió al actor Sean Connery su primer y único Oscar. Al actor británico le acompañó un espectacular reparto con nombres como Kevin Costner, Andy García o Robert de Niro. Una sección de cuerda que marca el ritmo de los gánsteres, una banda sonora que da vuelo y épica a la labor del grupo especial de policías encabezado por Ness. Idealismo contra barbarie en una misma melodía de Morricone.
‘Novecento’ (1976). Bertolucci contaba que, para él, lo que había hecho Morricone en Novecento era componer uno de los himnos más bellos de la historia del cine en loor del proletariado italiano.
‘Cinema Paradiso’ (1988). Con una sensibilidad pasmosa, las notas de los instrumentos de cuerda trasladan casi flotando a sus espectadores a su infancia más tierna, para ver crecer y enamorarse por primera vez al pequeño Salvatore antes de convertirse en un director de renombre. El director Giuseppe Tornatore supo retratar con maestría la magia que traía consigo el proyector del bueno de Alfredo a un pueblo siciliano que, como tantos, trataba de salir adelante tras la Segunda Guerra Mundial. En la obra participó también el hijo de Ennio, Andrea, para componer el tema Amor.
‘La misión’ (1986). Parece increíble que cuando le llegó el encargo a Morricone, este se lo pensara: la película le parecía tan espectacular que no necesitaba una banda sonora. Luego no ganó el Oscar y se enfadó: el premio se lo llevó Herbie Hancock por Alrededor de medianoche, cuya música se basaba en temas previos, con lo que no era original. En cambio, La misión... Cualquier cinéfilo es capaz hoy de silbar la melodía de El oboe de Gabriel.
‘Por un puñado de dólares’ (1964). Con la trilogía del dólar (Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo), Sergio Leone levantó ahí la piedra angular del spaghetti western, gracias a varios elementos, entre ellos el rostro de Clint Eastwood y la música de Ennio Morricone, con el que había ido de niño al colegio -curiosamente, ninguno se acordaba de ello-.
‘El bueno, el feo y el malo’ (1966). Lo que hace Morricone en el duelo final de El bueno, el feo y el malo es mágico. Su uso de las guitarras eléctricas, las voces de sopranos y coros, de armónicas y campanas, flautas y arpas... Impresionante. Por eso Metallica empieza todos sus conciertos con esa melodía.
‘Érase una vez en América’ (1984). El compositor italiano contaba que sentía que este Oscar se le había escapado. Al parecer, alguien no anduvo rápido con el papeleo, y llegaron tarde a registrarle como posible candidato en la categoría musical. Una pena, porque es uno de sus más grandes trabajos, y Leone subrayaba cómo usó distintos estilos para cada época, además de saber enhebrar Amapola dentro de la música de la película.
‘¡Átame!’ (1990). Morricone también dejó su impronta sonora en el universo de Pedro Almodóvar en ¡Átame!, en la que Antonio Banderas interpretaba a un joven de 23 años con 50.000 pesetas en el banco y una obsesión con la actriz que interpretaba Victoria Abril. Años después, confesaría en su libro En busca de aquel sonido (Malpaso) que permaneció años sin saber qué le había parecido su obra sonora al cineasta manchego, hasta que en un encuentro, Almodóvar le confesó que le había gustado.
‘La leyenda del pianista en el océano’ (1998). El músico volvió a trabajar junto a Tornatore, una década después de Cinema Paradiso, para contar esta adaptación del monólogo teatral Novecento, del dramaturgo Alessandro Baricco. El británico Tim Roth encarna a un pianista que encuentra su mundo en el buque RMS Virginian, atravesando el Atlántico de Europa a Estados Unidos y viceversa, en una época caracterizada por las migraciones masivas al continente americano. Observa el mundo a través de las ventanas de su camarote, y de un cruce de miradas con una hermosa joven surge Playing Love, una de las más destacadas de la banda sonora de la película.
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