Hombres G, Ara Malikian o Miguel Poveda actuarán para 800 personas en un festival de verano en Cádiz

A la plaza de toros de El Puerto de Santa María no le costará mucho disfrazarse de cabaré. Para cuando el parisino Le Chat Noir abrió en 1881 para crear esa singular y nocturna mezcla de música y danza, en la localidad gaditana ya llevaban un año disfrutando de un coso con un extraño estilo modernista casi ignoto aún en España. Para los organizadores de Cabaret Festival el reto ha sido otro: ¿cómo reconvertir un espectáculo veraniego de aquella vieja normalidad de hace apenas un año a la nueva era postcovid?

La respuesta ha quedado desvelada, al menos en parte, este mismo jueves en la presentación del que es uno de los primeros festivales de verano ideado ya tras la crisis del coronavirus que ha golpeado con saña al sector del espectáculo. Del 10 al 22 de agosto, el coso portuense acogerá a artistas como el violinista Ara Malikian, al cantaor Miguel Poveda, grupos como Los Secretos, Hombres G y Siempre Así o humoristas como Los Morancos, en un cartel que aún está por cerrar.

En el pasado, esos nombres —y los que están por venir— hubiesen sido el especial reclamo del evento, pero en plena desescalada de la pandemia, el mensaje era otro. “Es un nuevo concepto de conciertos en el que la seguridad es lo primero”, ha resumido el alcalde de la localidad, Germán Beardo. La distancia social y las limitaciones de aforo serán tan protagonistas que, pese a que el coso de El Puerto tiene capacidad para más de 11.000 personas, el Cabaret Festival aspira a llenar con apenas 800 localidades.

“El recinto respetará todas las medidas, como distancias, mascarillas. Es el primer gran festival de verano ideado en periodo postcovid”, ha asegurado Déborah Casillas, directora de comunicación del evento. La temática del cabaret revestirá esta nueva realidad sanitaria en la que solo se ocupará el ruedo de la plaza, en el que el público se distribuirá en torno a mesas y sillas altas, al estilo también de los desaparecidos cafés cantantes españoles. “Los artistas que acudirán están preparando también formatos especiales, íntimos y especiales”, ha añadido Casillas.

Tras el evento, ideado en pleno confinamiento, está el Grupo Concert Tour que llevaba celebrando ya dos ediciones del Concert Music Festival Sancti Petri, en la cercana localidad de Chiclana de la Frontera. Para la edición de este verano, que debería arrancar el próximo 2 de julio, estaban convocados artistas tan dispares como Julio Iglesias, Maluma, Marc Anthony, Sting, Pablo López o Fangoria. Sin embargo, la crisis del coronavirus ha provocado un goteo de cancelaciones o aplazamiento de actuaciones al verano de 2021 que ha colocado a la cita veraniega en una complicada situación. De hecho, Casillas aún desconoce si podrán celebrar —y en qué condiciones— un festival que solía reunir un mínimo de 5.000 personas por concierto.

El Concert Music no es, de hecho, la única cita estival del verano en Cádiz que corre peligro o que, directamente, ya ha caído. Algunos como el Cabo de Plata (Barbate) hablan ya del probable aplazamiento a 2021; unos, como No sin Música (Cádiz), también se mantienen en la duda y otros, como el Tío Pepe Festival (Jerez), parecen seguir adelante gracias a su formato reducido. A estos y a otros muchos de España, la paralización en las ventas o la devolución de las entradas les ha colocado en una delicada situación de pérdidas cercanas a los 1.000 millones de euros entre marzo y diciembre, según las estimaciones que realizaron asociaciones como la Federación de la Música de España a EL PAÍS.

En medio de todo ese temporal ha nacido el Cabaret Festival, aunque la idea de los organizadores es que la de este verano sea la primera de futuras ediciones. Para este atípico agosto, una plaza de toros de gran tamaño, con diversas entradas y sin necesidad de grandes trabajos de adaptación —a diferencia de las arquitecturas efímeras habituales de los festivales en la costa— se convertirán en grandes aliados para esta nueva forma de ocio postcovid. Para los venideros años en los que el coronavirus pase a ser historia, la arquitectura de hierro pintado de brillantes blancos, rojos, verdes y azules del coso de El Puerto siempre podrá ser excusa para un buen cabaré.