El dinero ICO no llega a la cultura
Las empresas del sector demandan al ministro Rodríguez Uribes que apoye la creación de una línea de crédito propia con intereses “muy blandos”
“Nos consideran parias y no se fían de que vayamos a pagar. Fue humillante”. Un librero escribe el mensaje en un grupo de WhatsApp donde comparte con otros compañeros de profesión el trato que ha recibido esa mañana en dos entidades bancarias a las que ha acudido a solicitar un préstamo del dinero inyectado por el Gobierno, para salvar la parálisis en la que se encuentra su empresa por la crisis sanitaria. El pasado seis de abril se liberaron los primeros 20.000 millones de euros de los 100.000 millones anunciados por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital para que los bancos ejecutaran “un chute de liquidez” a las empresas que viven sin ingresos y con unos gastos que no se detienen desde hace un mes y medio. Sin embargo, el grifo de los avales públicos lanzados por el Instituto de Crédito Oficial (ICO) está cerrado para las pymes culturales.
Los bancos no conceden de manera instantánea el crédito, a pesar de que en un 80% es dinero público. Los departamentos de riesgos revisan la situación de una librería, una sala de conciertos, un teatro o una empresa de restauración del patrimonio y encuentran empresas que arrastran la herida de la anterior crisis financiera, que viven en el límite cada mes y son incapaces de ahorrar. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, reconoció al sector, en sus reuniones telemáticas el pasado viernes, “un mal endémico”. Ahora, la crisis sanitaria ha convertido estos lugares de reunión en espacios, no solo frágiles financieramente, sino de alto riesgo de contagio. Jacobo Pallarés, presidente de la Red de Teatros Alternativos, sí ve una crisis de la cultura en la pandemia, porque “las artes vivas vamos a sufrir el peor escenario de la crisis sanitaria”. Hasta lograr una inmunidad colectiva, el futuro del sector queda suspendido.
“Antes de pedir un crédito necesitamos que el Ministerio de Cultura nos aclare qué medidas piensa tomar”, advierte Jacobo Pallarés, presidente de la Red de Teatros Alternativos
La Red de Teatros Alternativos es una comunidad de 47 salas y acaban de tener un encuentro en videollamada para hablar de este problema. Concluyen que “no hay ICO bueno”, porque “los bancos están haciendo negocio”. Estas empresas no tienen ánimo de lucro, revierten todas sus ganancias en la propia actividad y ya asumen un posible cierre. Pero prefieren morir sin acarrear una deuda: “Antes de pedir un crédito necesitamos que el Ministerio de Cultura nos aclare qué medidas piensa tomar, para saber cuánto dinero nos tienen que prestar”. Jesús Cimarro, presidente de Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza de España (FAETEDA), subraya: “Fuimos los primeros en cerrar y seremos los últimos en abrir”. A Cimarro le han concedido un crédito ICO al 1,5% de intereses, pero cuenta con la propiedad del teatro de La Latina como aval y una empresa de 32 años de vida.
Intereses, al doble
La patronal PIMEC, que representa los intereses de las pequeñas y medianas empresas (pymes) y los autónomos de Cataluña, ha denunciado malas prácticas de las entidades financieras con “subidas sin medida” de los tipos de interés y la refinanciación de antiguas deudas con los avales destinados a hacer frente a la crisis del coronavirus. Varios agentes culturales se lo advirtieron a la ministra de Hacienda y el ministro de Cultura en la reunión mencionada: necesitan una línea de créditos blandos, con intereses al 1,5% para hacer frente a los gastos. Las empresas culturales son insolventes a ojos de los bancos y en el mejor de los casos se los conceden al 3%, el doble de lo recomendado por el Gobierno.
Antonio Méndez e Inmaculada González son los dueños de la librería Méndez de Madrid y tienen que hacer frente al pago de 23.000 euros de facturas de sus proveedores de marzo y abril, pero no pueden desprenderse de sus únicos ahorros. Acudieron a su banco a por un crédito de dinero público: “Fue tremendo. Nos pidieron el doble de intereses de lo que marca el Real Decreto y eso supone 6.000 euros más. Estamos esperando a ver si la ministra de Hacienda anuncia el 28 de abril una línea de crédito blanda para acogernos a ella. No queremos subvenciones, queremos un préstamo que cumpla la ley”, cuentan los libreros asfixiados. A Esther Gaitero, de la librería Molar, el banco le ha negado el crédito. Está terminando de pagar el ICO que pidió para abrir la tienda hace ocho años. “Nuestra inversión se recupera de manera lenta, pero no somos una empresa insolvente. Llevamos tres años de beneficios”, cuenta angustiada por un préstamo de 20.000 euros que no llega.
“Las empresas necesitan liquidez con urgencia, en una semana vencen los alquileres y salarios de abril”, dice Rafael Lambea, director de CREA SGR
Fuentes del Ministerio de Cultura aseguran que son conscientes de este problema pero no tienen aún ninguna medida concreta, aunque trabajan “en habilitar las mejores fórmulas para que la liquidez llegue al sector de la cultura”. Todo pasa por el Consejo de Ministros del próximo martes. El ministro José Manuel Rodríguez Uribes tiene sobre la mesa el proyecto que le presentó hace seis semanas la entidad financiera sin ánimo de lucro CREA SGR: una línea de crédito de 10 millones de euros, con la que se podrían llegar a apoyar hasta 3.000 empresas culturales. El último recuento del Instituto Nacional de Estadística (INE) sumaron casi 130.000 empresas cuya actividad principal es la cultura. “Las empresas necesitan liquidez con urgencia, en una semana vencen los alquileres y salarios de abril. Dos meses más sin ingresos acabaría con la mayoría. Porque no tienen capacidad ni posibilidad de acceder a los créditos. Esos 40.000 millones de euros los reparten los bancos entre sus mejores clientes”, asegura Rafael Lambea, director de CREA SGR, pilar fundamental de la financiación del cine y series producidas en España. Esperan una respuesta del Ministerio antes de que sea demasiado tarde.
Liquidez de urgencia
Borja de Benito, portavoz de la Federación de Cines de España (FECE), espera que el martes el ministro apruebe una línea de crédito ICO para la cultura “por el bien del sector”. Reclama una inyección de liquidez de urgencia. “El problema son los intereses. Necesitamos que el Ministerio de Cultura cree una línea ICO específica, porque es un sector muy frágil y vive al día. Necesitamos créditos blandos, muy blandos”, cuenta De Benito. El cálculo de costes y pérdidas de todas las salas de España es de 2,6 millones de euros al día y con unos gastos fijos mensuales de 13 millones de euros. Los alquileres de los cines no son baratos y con las taquillas cerradas corren el riesgo de cierre definitivo: “Un cine cerrado es un cine que no vuelve a abrir”, añade. No sabe cuánto más pueden resistir sin ingresos y sin liquidez, pero asegura que la reapertura no puede retrasarse más allá de mitad de junio.
“Estamos llorando al Ministerio para que abran una línea propia”, asegura Antonio Coronel, presidente de ARESPA
La música está en la misma situación: la Federación de la Música de España (ESmúsica) tiene 110.000 socios y alertan del rechazo de los bancos. Joaquín Martínez, su presidente, recuerda que tienen, además, otra batalla por delante con las entradas vendidas y los conciertos cancelados. Esta la libran con el Ministerio de Consumo, de Alberto Garzón. Los créditos tampoco llegan al patrimonio: las empresas de restauración, representadas por la Asociación Española de Empresas de Restauración del Patrimonio (ARESPA), necesitan liquidez de urgencia para pagar al que consideran su principal activo, los trabajadores. “Estamos llorando al Ministerio para que abran una línea propia, porque nuestras empresas están muy debilitadas desde la anterior crisis”, cuenta Antonio Coronel, presidente de ARESPA. El pulmón financiero de la cultura necesita oxígeno con urgencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.