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El incendio de Notre Dame: seis meses, seis incógnitas

Quedan detalles por aclarar: sobre el origen del fuego, sus efectos sobre la salud, el calendario de reconstrucción, el coste, el perfil del futuro edificio y los riesgos para su estabilidad.

Una imagen de la catedral de Notre Dame tomada este 15 de octubre de 2019, donde se aprecian las redes protectoras de las obras de restauración.
Una imagen de la catedral de Notre Dame tomada este 15 de octubre de 2019, donde se aprecian las redes protectoras de las obras de restauración.PHILIPPE LOPEZ (AFP)
Marc Bassets
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Seis meses después del derrumbe parcial de Notre Dame de París —la catedral construida entre 1163 y 1345, uno de los monumentos más visitados de Europa y un poderoso símbolo cultural de Europa y del cristianismo—, persisten algunas incógnitas. Quedan detalles por aclarar: sobre el origen del incendio, sus efectos sobre la salud, el calendario de la reconstrucción, el coste final, el perfil arquitectónico del futuro edificio y los riesgos que todavía existen para su estabilidad. 

EL ORIGEN. La primera incógnita, que la Justicia está investigando, es la causa del incendio del 15 de abril de 2019. La interpretación errónea, por parte del agente de seguridad de guardia, de una primera alarma a las 18:23 horas, retrasó en media hora la localización de fuego y la llegada de los bomberos, según revelaron en mayo Le Monde y Le Canard Enchaîné. No se ha precisado dónde y cómo empezó el fuego. Excluida la pista criminal, los investigadores se centran en tres posibilidades, según explica Le Figaro: un cigarrillo mal apagado, un cortocorcuito en el ascensor que llevaba a la aguja o un cortocircuito en los cables para accionar las campanas. 

EL PLOMO. Al desplomarse la aguja y el techo de Notre Dame se dispersaron por una amplia área en París partículas tóxicas. La catedral contenía 500 toneladas de plomo que se fundieron. La “crisis sanitaria inédita”, como la calificó el diario local Le Parisien, llevó al cierre de las obras entre el 25 de julio y el 19 de agosto con el fin de descontaminar el lugar y reforzar las medidas de seguridad para los trabajadores. Se cerraron temporalmente algunas escuelas. De las 877 pruebas de plomo realizadas desde abril a menores de edad —la población de más riesgo junto a las embarazadas—, un 89,7% se encuentran por debajo del llamado nivel de vigilancia, un 8,9% en un nivel que requiere vigilancia, y un 1,4% con un nivel alto que requiere un seguimiento. La presencia excesiva de plomo en la sangre de estos últimos puede explicarse por otros motivos que el plomo de Notre Dame y, en todo caso, está en consonancia con los mismos niveles que en la población general, según las autoridades. 

EL CALENDARIO. Cinco años. Este fue el plazo para la reconstrucción que fijó el presidente francés, Emmanuel Macron, en las horas posteriores al incendio de Notre Dame. La fecha permitiría tener a punto la catedral para los Juegos Olímpicos de verano que se celebrarán en 2024 en París. Sin embargo, no está previsto que la restauración del templo empiece hasta 2021. Hoy todavía se encuentra en fase de estabilización para evitar el derrumbe. Una vez terminada esta fase, en marzo o abril, se abrirá una segunda de evaluación que permitirá finalmente acometer la reconstrucción. 

LA AGUJA. La caída de la aguja en llamas de Notre Dame, construida a mitad del siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc, ha quedado como la imagen icónica del incendio. Por eso, será decisivo para la imagen futura de Notre Dame cómo se reconstruya. ¿Una imitación más o menos fiel del original, que ya era un añadido a la catedral gótica? ¿O un “gesto arquitectónico moderno”, como sugirió en su momento Macron? El debate promete ser una de esas batallas artísticas que tanto apasionan a París. El concurso de arquitectura sugerido por el Gobierno francés tras el incendio no se ha concretado. El rector de la catedral, monseñor Patrick Chauvet, avisó el martes de que “hace falta mucha humildad”. “No podemos desfigurar la catedral”, dijo. “Nos inscribimos en una tradición”. 

EL DINERO. El alud de dinero en las horas y días posteriores al incendio desató un debate sobre los fines de la filantropía. Entre los donantes figuran algunos de los grandes nombres del capitalismo francés como los Arnault y los Pinault. ¿No sería mejor destinar una parte a otras causas? “Ya saben que estoy a favor de las políticas redistributivas y que soy una socialdemócrata que considera que vivimos en un país y en una Europa en la que no hay suficiente justicia social”, dijo a EL PAÍS dos días después del incendio Anne Hidalgo, la alcaldesa de París. “Pero encuentro importante que las personas que tienen más medios, las grandes fortunas de Francia y del mundo, decidan aportar sus medios”. El dinero prometido se eleva a 922 millones de euros, de los que 104 ya se han hecho efectivos, según explicó en una rueda de prensa el ministro de Cultura, Franck Riester. El presupuesto para la fase de estabilización es de 85 millones de euros, informa la agencia France Presse. 

La retirada del andamio quemado es el principal riesgo para Notre Dame.

EL RIESGO. Uno de los desafíos en la etapa actual es que se produzca un nuevo derrumbe. “El gran momento será la construcción de un andamio por encima del andamio actual para poder recortarlo”, explicó Chauvet. El verbo recortar no es gratuito. En Notre Dame, que estaba en plena restauración, había un andamio en el momento del incendio. Este provocó que se soldasen las barras, por lo que ahora no puede desmontarse mecánicamente. Hay que recortarlas. La operación es muy delicada. “Si el andamio cayese sobre la catedral, las tres bóvedas que están en pie no aguantarían. Hay varias toneladas encima de la catedral. Lo urgente es retirar este andamio y entonces se podrá decir que la catedral está segura. Basta una tormenta como la del lunes pasado para que de inmediato vigilemos que el andamio no caiga. Siempre hay un riesgo”

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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