Reyes y proletarios se enfrentan en el festival de Venecia
‘The King’, gran producción de Netflix inspirada en Shakespeare, y la adaptación de ‘Martin Eden’, de Jack London, escenifican la desigualdad de oportunidades
Para ser una coronación, había unos cuantos agujeros. Al soberano, desde luego, no le gustará saber que muchos le dieron el plantón. Pero el festival de Venecia entra en su segunda semana, lo más esperado ya se ha visto y algunos aprovechan también para dejar el Lido. O para quedarse durmiendo, a saber. El caso es que la proyección de The King, de David Michod, fuera de concurso, se quedó lejos de llenar la Sala Grande. Y eso que la película tenía atractivos reales: la protagoniza Timothée Chalamet, se inspira en los Enrique IV y V de Shakespeare, que unifica en un guion, y es la última gran producción que presenta Netflix en el festival. Por cierto, cada vez que la N roja de la compañía aparece en las pantallas de la Mostra genera reacciones encontradas. Sobre todo aplausos, pero también silbidos. Y el grito de resistencia de una mujer: “¡Seguid celebrando, y luego cierran los cines!”.
Con No. 7 Cherry Lane, película del director de Hong Kong Yonfan, ocurrió lo contrario. El copioso público fue disminuyendo a medida que avanzaba el metraje. Difícil criticar a los fugitivos: la obra de animación, a concurso, afronta un triángulo sentimental entre un estudiante universitario, una madre soltera y su hija; de fondo, las revueltas políticas de 1967, pero también y sobre todo una voz que relata cada acción que va ocurriendo en el filme. "Es una historia de amor en la desesperación", ha declarado el cineasta. Más de un espectador sintió especialmente lo segundo. Y eso que hay secuencias tan oníricas como meritorias, que permanecen en la retina.
El otro filme del día comparte con The King más de lo que pueda parecer. Martin Eden también es una adaptación muy libre: en este caso, de la novela de Jack London. El protagonista es uno de los talentos más prometedores del cine italiano: Luca Marinelli. Y, en el fondo, los dos personajes siguen el mismo camino, aunque en direcciones opuestas: Hal debe heredar el trono de su padre, pero prefiere alcohol y libertad a los lujos y las responsabilidades de corte. Vive de espaldas a su destino, hasta que la corona toca a la puerta de su tugurio. Martin Eden, en cambio, no tiene sangre azul, ni siquiera una instrucción, y pelea por un salto hacia arriba: trabaja como marinero, pero sueña con hacerse escritor, conocer la filosofía y el mundo. Cuando menos, ganarse su oportunidad. De ahí que ambos filmes también resulten unidos por un tema de fondo: el mero nacimiento ya pone un abismo entre hijos de reyes y de proletarios.
La propia película del italiano Pietro Marcello es mucho más pequeña, pero está en concurso. El director traslada la historia de California a Nápoles, y la mezcla con imágenes de archivo de principios del siglo XX. Así, a través de un joven que se rebela desde el fondo del pozo, Marcello también cuenta la historia de una ciudad, quizás de un país. Martin Eden descubre la anarquía, el socialismo, a Baudelaire o la lucha de clases y abraza con pasión cada nuevo conocimiento. “Es el relato de un chico que se hace hombre, que se rescata y se emancipa a través de la cultura”, defendió el director. “Todo el mundo tiene su Martin Eden”, solía decir London. A la vez, según Marcello, el escritor adelantó los riesgos de la “exaltación del individuo, tanto la que acaba en el estalinismo como en el neoliberismo desenfrenado”.
Celebrar demasiado a un rey también puede ser arriesgado: The King, que Netflix estrenará en noviembre, se arrodilla ante el peso de expectativas. Cuando la película se mete en el fango, donde los ejércitos se embarran y se matan, Michod logra momentos que recuerdan La batalla de los bastardos de Juego de Tronos, a la que además guiña el ojo. Pero la ambición del relato le queda grande, al igual que a su protagonista. “Era todo un reto. Estoy en busca de mi mejor versión como actor”, dijo Chalamet en Venecia. Tendrá que seguir investigando. Tras el triunfo de Llámame por tu nombre, ahora una lección: ciertas coronas no vienen dadas, hay que ganárselas. Y si no, que le pregunte a Martin Eden.
Babelia
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