Ángeles González-Sinde: “En el duelo solo se puede vivir al día”
La cineasta y exministra de Cultura presenta una novela sobre el amor, el desamor y la pérdida a los cuatro meses de la muerte de su pareja, el editor Claudio López Lamadrid
Nos vimos en una entrevista para El País Semanal hace 12 años, cuando ella era presidenta de la Academia de Cine y dirigía su segunda película después de haber ganado un Goya como guionista. Desde entonces, dice, han pasado varias vidas. Es la misma y es otra. El fallecimiento de su hermano pequeño, hace ocho años, y el de su pareja, el editor Claudio López Lamadrid, hace solo cuatro meses son los sucesos más tristes de un período en el que, también, fue ministra de Cultura, le puso nombre a una ley antipiratería, ganó su segundo Goya y escribió dos libros. El último, Después de Kim, que presenta estos días, habla de parejas, familias y pérdidas. La dedicatoria: “A los hombres que he querido y perdí”, desarma menos que la tristeza y a la vez templanza que emana de sus ojos.
En su novela, una pareja divorciada hace 30 años se reencuentra al perder a su hija. Muerte, amor y desamor. ¿Sabe de eso?
La escritura sirve para elaborar lo que está desordenado dentro de ti. Cuando empecé a escribirla, mi hermano había muerto y yo había comenzado una relación amorosa en la edad madura. Fue algo inesperado y muy poderoso, y quise hacer una investigación sobre qué es el amor y el desamor, y qué queda de él cuando nos separamos. Saber qué pasa con los sentimientos cuando has querido a alguien y ya no le amas, en qué consiste ese afecto.
¿Se puede querer a un ex?
Creo que, pasado el tiempo, puede quedar lealtad. Los valores de quien te enamoraste no pueden transformarse tanto. Queda el pensar que no te equivocaste tanto al estar con un ser al que quisiste y te quiso. Me fascinan esos nuevos modelos familiares en los que personas mayores vuelven a acoger en casa al exmarido, no porque retomen la relación amorosa, sino por esa especie de lealtad y comprensión del otro.
La familia siempre está presente en su obra. ¿Filia o fobia?
Me interesa muchísimo la familia como ayuda y como obstáculo en la realización personal. Cómo encajar en ese engranaje que te ha tocado por azar y, también, cómo despegarse. Leí aquí que Bob Pop había logrado ser feliz cuando cortó de raíz con la suya, y me pareció valiente y admirable. Es difícil emanciparse, escapar del pegamento de la familia.
Hace una década decía hallarse en cierta crisis de mediana edad. A los 54, ¿ya la ha pasado?
Señorita Topisto
A Ángeles González-Sinde (Madrid, 54 años), le gustan los alias. De adolescente firmaba como Berta sus diarios. Ahora usa el nombre de la secretaria de la teleserie Luz de luna, de la que era asidua antes de que "fuera chic" ver series. La escritora, guionista, exdirectora de la Academia de Cine y exministra de Cultura estrena novela, Después de Kim (Duomo). y aspira a "recuperar la fe en que la vida puede ser maravillosa" tras la reciente pérdida de su pareja.
Claramente, los 50 son una frontera. Para los hombres también, aunque no lo expresen. Pero para las mujeres es clara. Que se acabe la época de fertilidad, que los hijos, quienes tengan, se vayan de casa, que te separes, que se reduzcan tus opciones. Quedarse descolgada del mundo afectivo o que deje de interesarte o que no te compense tener pareja. Todos son temas que me preocupan y me interesan mucho.
“Quienes hablan tanto del primer amor es porque no conocen el último”. Me impresiona esa frase suya en Instagram referida a su última pareja. ¿Se enamora una igual a los 50 que a los 25?
Esa frase la robé de una película de mi padre, A la pálida luz de la luna, y la decía Héctor Alterio. Se enamora una igual o mejor. Es un amor que ya no está dominado, o no solo, por las hormonas. Es un enamoramiento más consciente y más elegido, en el sentido de elegir quedarte. Ya no estás con alguien por tener una hipoteca, o unos hijos, sino porque te une la libertad de querer estar con esa persona nada más y nada menos que por el afecto.
¿La vida le ha sido ingrata?
Sí, la verdad es que conmigo la vida... Leí también aquí al psiquiatra Rojas Marcos decir que tocábamos a dos grandes desgracias de media por persona y vida. Yo perdí a mi padre cuando tenía 51 años de un infarto fulminante, a mi hermano en un accidente de moto cuando él tenía 37, y mi pareja ha muerto de un derrame a los 59. Acumulo pérdidas en la vida. También creo que vivimos de espaldas a la muerte y por eso nos sorprende cuando nos ocurren esas cosas tan duras.
¿La muerte es aún tabú?
Sí, pero cuando te pasa algo así, descubres a una cofradía silenciosa de gente que se te acerca, y cuyo padre ha muerto joven, o su hermano, o su novio. Se te acercan, te lo cuentan y descubres a gente que te apoya y te comprende. Nunca molesta.
¿Se enfada una con el mundo?
Algunos ratos estoy muy enfadada, claro.
¿El sufrimiento hace más fuerte?
No lo sé. No creo mucho en los valores del sufrimiento. Creo que el sufrimiento te puede hacer peor persona, sufrir no es lo ideal. El mérito es poder sobreponerse y encontrar la alegría. Eso lo aprendí de Ricardo Franco, el director con el que empecé a trabajar y al que también perdí, porque murió muy joven de un infarto. Él envidiaba a la gente que tenía alegría de vivir y yo también. Es un valor enorme.
¿Se acuerda de cuándo era ministra?
Claro, mucho. Con nostalgia por la gente con la que trabajé. Y con admiración por la gente que toma el relevo, porque estar ahí es durísimo y cada vez es más complicado ejercer la política sin pagar un desgaste personal y familiar.
¿Ha pillado a sus hijas descargándose algo en contra de la ley Sinde?
No in fraganti. Pero sí he tenido discusiones con mi hija pequeña sobre si comprar un título para nuestro libro electrónico cuando, 'total, mamá, si hay un montón de PDF ahí colgados'.
Inauguró usted la era de los haters en las redes con su ley antipiratería. Ahora son una plaga. ¿Qué recuerda de aquella etapa?
Me sigue quedando miedo a tener una presencia pública en redes, a tener una cuenta de Twitter. Me da miedo estar expuesta ahí, porque hay gente que lo lleva muy bien y gente como yo, que no me quedaría indiferente con esa agresividad.
¿Saltaría?
No, he aprendido la inutilidad de entrar en debate con personas que piensan totalmente diferente de ti. Es muy poco fértil. Pero el daño, el golpe y la herida sí que te lo llevas.
Su libro se titula Después de Kim, por la hija muerta de los protagonistas. ¿Y después de Claudio?
Pues seguir escribiendo y, con suerte, pasar el verano y las vacaciones. Es suficiente, es mi objetivo.
¿Vive al día?
Sí. En el duelo es la única manera de vivir. Si miras atrás, te duele mucho, y si miras adelante te da un vértigo espantoso, entonces solo puedes vivir al día.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.