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El Ministerio de Cultura retira la momia guanche del Museo Arqueológico Nacional para no exhibir “restos humanos”

La decisión obedece a una Carta de compromiso ético aprobada por el departamento que dirige Ernest Urtasun y que deben cumplir los museos estatales

La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional.
La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional.
Manuel Morales

Los visitantes que acudan a partir de mañana, martes, al Museo Arqueológico Nacional (MAN) en Madrid ya no podrán admirar la momia guanche que se exponía desde diciembre de 2015 “en la zona dedicada a Canarias dentro del área de Protohistoria”, han confirmado desde este centro en conversación telefónica. Este cadáver desecado vivió entre los siglos XII y XIII, “con una probabilidad superior al 95%”, según un estudio sobre su datación del propio museo de 2018. La momia procedía de una cueva del barranco de Herques, en la costa suroriental de la isla de Tenerife, donde se encontró junto a otros cientos en la segunda mitad del siglo XVIII. Los guanches eran el pueblo que habitaba las islas Canarias cuando fue conquistado por la Corona de Castilla a finales del siglo XV.

La momia ha sido retirada del MAN en obediencia al Informe técnico sobre el tratamiento de restos humanos depositados en los museos estatales, que encargó Cultura hace un año. Ese informe señala que la momia se exponía “con una breve cartela que no justifica su presencia salvo si se compartiera más contenido sobre la misma que haga indispensable su exhibición, con datos tales como resultados de analíticas, origen y descripción de la práctica guanche de momificación o comparación con otros rituales contemporáneos”, ha informado este lunes La Vanguardia.

Desde Cultura se ha señalado a este periódico que “sería posible” que piezas como la momia guanche, que pasarán ahora a los almacenes de los museos, vuelvan a exponerse si se acompañan de unas cartelas “que aporten valor”. En cualquier caso, señala el ministerio, “la mayoría ya no se exponían”. “Los museos estatales, también el de América, están trabajando desde hace semanas en este sentido”.

La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional, cuando fue sometida a un estudio radiológico en el hospital Quirón de Madrid, en 2020.
La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional, cuando fue sometida a un estudio radiológico en el hospital Quirón de Madrid, en 2020.RTVE / RAÚL TEJEDOR

La eliminación de la momia del recorrido expositivo coincide con la publicación este lunes por parte de Cultura de una Carta de compromiso para el tratamiento ético de restos humanos, que deben adoptar los 16 museos Estatales gestionados por el departamento que dirige el ministro Ernest Urtasun, portavoz de la formación de izquierda Sumar, socio del Gobierno de Pedro Sánchez. Esta norma, por lo tanto, se aplicará también a museos que, en principio, no parece que vayan a tener problemas por albergar restos humanos, como el Museo de Artes Decorativas, el Museo Nacional de Cerámica, el Museo del Traje o el Museo Nacional de Escultura.

La carta de compromiso, en el habitual lenguaje farragoso de la Administración, se erige como “documento deontológico de buenas prácticas en esta materia” y justifica sus consideraciones basándose, en parte, en el Código de Deontología para Museos del Consejo Internacional de Museos (ICOM), una onegé creada en 1946 que asesora a la Unesco. Ese código de deontología señalaba que los restos humanos en los museos “deben ser tratados con respeto y dignidad, y de conformidad con los intereses y creencias de las comunidades y grupos étnicos o religiosos de origen”. Según Cultura, con su Carta no “se establecen prohibiciones, sino que se siguen las recomendaciones del ICOM, y además se analizará caso por caso”.

La Carta publicada por el ministerio explica qué son esos restos humanos a proteger: “Todos los restos físicos que pueden asignarse a la especie Homo sapiens, entre los que se incluyen cuerpos completos o partes de estos, sin transformar, transformadas o conservadas”. Esto incluye “huesos, personas momificadas, tejidos blandos, órganos, secciones de tejido, embriones, fetos, piel, cabello, uñas, así como los objetos en los que se incorporaron conscientemente restos humanos”. “Lo anterior excluye moldes de cuerpos humanos, máscaras mortuorias, grabaciones sonoras de voces humanas, fotografías o ajuares funerarios”.

Primer plano de la momia canaria.
Primer plano de la momia canaria.Museo Arqueológico Nacional

Mientras que quedan excluidos del objeto de esta carta “los restos o partes corporales tales como cabello, uñas o dientes en los que se pueda determinar razonablemente que han sido ofrecidos libremente o bien desprendidos natural o intencionadamente del cuerpo sin modificar el mismo”.

El texto establece excepciones a la exhibición de restos humanos: “Cuando esta resulte imprescindible para transmitir el conocimiento que se pretende mostrar, siempre que no exista otra alternativa en el discurso expositivo y estén correctamente documentados y contextualizados. En tales casos, se mostrarán con respeto, cuidado y dignidad”, aunque no especifica cómo deben ser esas situaciones. Asimismo, el ministerio señala que “se tendrán en cuenta las declaraciones, intereses, prácticas y creencias de la comunidad o grupo étnico o religioso de origen, no mostrándose los restos cuyas comunidades se opongan a su exhibición”.

Cultura interviene también en las posibles investigaciones científicas sobre esta clase de restos, en las que, “en el caso de existir la comunidad o grupo étnico o religioso de origen”, el museo deberá consultarles. Sobre la manipulación de estos restos, se indica que “no podrán constituir objeto de talleres o actividades públicas del museo, debiendo utilizarse en tales casos moldes o réplicas de estos”. Asimismo, contempla los canales de difusión de los museos y los catálogos digitales de sus colecciones, para los que “se valorará si resulta necesario que sean retiradas de su comunicación pública las imágenes de restos humanos”. Preguntado por la necesidad de estos casos, Cultura insiste en que siguen las recomendaciones del ICOM.

Como describió el historiador y biólogo canario José Viera y Clavijo, la cueva en la que se encontraron “no menos de mil momias”, entre ellas la del MAN, se descubrió en 1763-1764. Allí estaban “envueltas en pieles primorosamente cosidas”. La que tenía el cuerpo mejor conservado fue la que se envió a Madrid. Desde entonces pasó por varias instituciones hasta llega al Arqueológico. Esta momia, como describe un estudio del MAN, La momia guanche del Museo Arqueológico Nacional. De las fuentes históricas a la tomografía computarizada, de 2018, es “un varón adulto de 1,62 metros de altura, dispuesto decúbito supino, con los brazos extendidos hacia abajo y con las manos apoyadas sobre los muslos”. Las manos son “notablemente largas y conservan las uñas”, lo que indica que se trataba de alguien de un estatus social elevado. El informe añadía que la momia mantiene la dentadura completa, “sin desgastes dentales ni pérdida de piezas óseas”. Este varón debía de tener entre 35 y 40 años cuando falleció.

El informe describe el complejo proceso de momificación y, en este caso, su calidad para que los restos hayan llegado tan bien conservados hasta nuestros días. En las conclusiones del estudio científico se decía: “Es responsabilidad del Museo intentar mantenerlo en las mejores condiciones posibles para que generaciones futuras puedan seguir admirando este legado de los guanches, teniendo siempre en cuenta el respeto que merecen los restos mortales de quien en tiempos lejanos fue una persona integrada en aquella sociedad”.

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Sobre la firma

Manuel Morales
Periodista de la sección de Cultura, está especializado en información sobre fotografía, historia y lengua española. Antes trabajó en la cadena SER, Efe y el gabinete de prensa del CSIC. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y máster de Periodismo de EL PAÍS, en el que fue profesor entre 2007 y 2014.
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