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Carmen Thyssen y Cultura se dan un nuevo plazo de tres meses para decidir sobre la colección

El conjunto de 429 obras, prestadas gratis desde 2002, se expone en el mismo museo que la adquirida por el Estado a Heinrich Thyssen-Bornemisza

Carmen Cervera en la presentación de la obra de Caravaggio 'Santa Catalina de Alejandría' en el Museo Thyssen- Bornemisza.
Carmen Cervera en la presentación de la obra de Caravaggio 'Santa Catalina de Alejandría' en el Museo Thyssen- Bornemisza.KIKE PARA

El próximo sábado 30 de diciembre se vencía el último plazo dado por Carmen Cervera para mantener su colección de 429 obras depositadas de manera gratuita en el Thyssen desde 2002 por 12 años, y ambas partes han decidido darse tres meses más de plazo para rematar la negociación. Era el enésimo aplazamiento conseguido el pasado 18 de junio en una reunión secreta celebrada en el propio museo en la que participaron la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, el ministro de Cultura, José Guirao, y la propietaria de las obras, Carmen Thyssen.

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El cambio de fecha se debe a la necesidad de más tiempo para estudiar el tema por parte del Ministerio de Cultura y de los representantes legales de Carmen Cervera, MA Abogados, el despacho de Ángel Acebes y José María Michavilla. En conversación telefónica, Carmen Thyssen aseguró que sobre la mesa no existe la petición de 9 millones de euros anuales en concepto de alquiler, según se había publicado en algún medio de comunicación. Fuentes de Cultura ratificaron la versión de la baronesa.

La colección de Carmen Cervera procede en su mayor parte de la herencia que obtuvo al enviudar del barón Thyssen. Son obras que nada tienen que ver con la que fue adquirida por el Estado español a Heinrich Thyssen-Bornemisza en 1993, en una operación por la que se pagaron 350 millones de dólares a cambio de 775 obras maestras que datan de los siglos XIII y XIV hasta las últimas décadas del XX.

Las piezas propiedad de la baronesa depositadas en el Thyssen y expuestas en el Palacio de Villahermosa desde 2004 tienen en su núcleo central obras maestras de Canaletto, Fragonard, Courbet, Boudin, Monet, Sisley, Renoir, Degas, Rodin, Matisse, Picasso o Kirchner y la joya de la corona, el célebre Mata Mua (1892) de Paul Gauguin. En origen, ese legado sumaban 655 obras, una cantidad que se ha ido mermando a la vez que Carmen Thyssen abría nuevos museos con su nombre y trasladaba allí pinturas españolas. Tiene museos en Málaga, San Feliú de Guixols y Andorra.

Desde 2002, año de la formalización del depósito, Carmen Cervera consiguió una ampliación del edificio, el Palacio de Villahermosa, para exhibir sus pinturas en óptimas condiciones. El mantenimiento, estudio y conservación han corrido a cargo del Estado y ha supuesto una revalorización permanente del conjunto sin que a ella se le exigiera ninguna contrapartida a largo plazo. Siempre con la autorización del Patronato del museo, del que ella es vicepresidenta vitalicia y cuenta con cuatro representantes permanentes, la baronesa ha podido prestar, cambiar y mover piezas según sus necesidades. Gracias a que el acuerdo de depósito le autoriza a vender hasta el 10% de su colección, Carmen Cervera se desprendió en 2012 de una de las joyas de su colección pretextando falta de liquidez: La esclusa, de John Constable fue subastada en la sede londinense de Christie’s por 27,89 millones de euros con el disgusto de parte del patronato. Después habló de la posibilidad de desprenderse también de Caballos de carreras en un paisaje (1894), pastel sobre papel de Edgar Degas, El puente de Charing Cross en Londres, de Monet, e incluso el emblemático Mata Mua (1892) de Paul Gauguin. No llegó a venderlas.

La negociación que Carmen Thyssen ha mantenido con los responsables de Cultura a lo largo de estos años ha pasado por Mariano Rajoy, Pilar del Castillo, Carmen Calvo, César Antonio Molina, Ángeles González-Sinde, José Ignacio Wert, Íñigo Méndez de Vigo y José Guirao. Siempre ha dicho que se entendió muy bien con Rajoy y con Carmen Calvo, la vicepresidenta actual del gobierno y la única que llegó a hacer una oferta de compra de la colección que fue rechazada por la baronesa.

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