El festival Mad Cool quiere celebrar dos ediciones al año en Madrid
El certamen afronta del 11 al 13 de julio de 2019 su cuarta cita, segunda en el recinto de Ifema
Mad Cool afronta del 11 al 13 de julio de 2019 su cuarta edición, segunda en el recinto de Ifema, donde se vivieron el pasado verano no pocos agobios, largas esperas y quejas, especialmente en la primera jornada en los accesos y en las barras. "Hacemos una autocrítica muy severa y dura", ha recalcado hoy en una entrevista Javier Arnaiz, codirector del festival junto a Farruco Castromán.
Y aún añade Arnaiz: "Una autocrítica siempre constructiva pensando en mejorar viendo los errores, que todos se pueden solucionar. La tercera edición de julio de 2018 fue como la primera, al cambiar de espacio duplicando el aforo. Hubo incidencias que estamos trabajando para arreglar y vemos que hay soluciones para todo. Afrontamos la cuarta con más ilusión que nunca y muchas ideas de cambios".
Más allá de estas vicisitudes de temporada, ambos piensan ya en un Mad Cool que pueda seguir creciendo. "Es un festival grande, pero va a serlo más. No en volumen de público, queremos crecer a lo ancho y no a lo largo. Queremos que Mad Cool se haga dos veces al año, que se hagan actividades en la ciudad, que sea parte de Madrid y que todo el mundo lo vea como suyo", ha anticipado Arnaiz, sin dar por ahora más detalles concretos sobre formatos o ideas en mente.
La organización del festival anunció este martes la venta de los primeros 10.000 abonos de la edición de 2019 solo cinco días después de su puesta a disposición del público. La cita abrió la taquilla para socios el pasado 30 de noviembre a las 10.00 y este lunes a partir de las 12.00 para el público general. Esta edición contará con nombres como The Cure, Bon Iver, Smashing Pumpkins, The National o Vetust.
Entre las nuevas medidas que proponen, destacan la reducción del aforo por día de 80.000 a 75.000 personas, la fulminación de un escenario pasando de siete a seis, la mejora del acceso principal que era básicamente un empedrado y la eliminación de las zonas VIP front stage delante de los escenarios principales. Sobre esto último, explica Arnaiz que ingresan "un dinero extra por esos tickets", pero no les "compensa" tener un área que no les "funciona bien".
"No hicimos una buena gestión, no se hizo bien. El público no llegaba a tiempo desde el front stage del escenario uno al dos y las bandas se encontraban vacío ese espacio. Nos lo cargamos para evitar problemas", ha recalcado sobre una medida que fue abiertamente criticada desde el escenario por Josh Homme de Queens of the Stone Age y Alex Kapranos de Franz Ferdinand.
Echando la vista atrás, apunta Arnaiz que el funesto primer día de la tercera edición "se cayó el sistema y se ralentizó todo", al tiempo que concede que eso en cualquier caso "no es excusa". Y toma la palabra Castromán para apostillar, en referencia a las quejas del público: "Cuando estás enfadado desde el principio no te cambia el chip". Para agilizar los accesos de cara a la cuarta edición, en esta ocasión también se enviará la pulsera con anticipación al público internacional, algo que hasta ahora no se hacía. "Al final el 99,9% va a tener su pulsera desde antes, nos vamos a gastar más de 200.000 euros en enviar las pulseras a 86 países", ha destacado Castromán.
En esta misma línea, ha avanzado que ya están trabajando con el Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid y la Dirección General de Movilidad del Ayuntamiento, "a través de una ordenanza que han sacado para grandes eventos para que se haga un plan específico para cada evento". "Mad Cool está sirviendo para que las administraciones de Madrid se pongan las pilas", ha asegurado, al tiempo que desvela que en la próxima edición, "en lugar de vender un ticket de bus, la entrada ya incluye transporte gratuito y así todo va más rápido". "La idea es minimizar el impacto, al final con 35.000 personas marchándose a la vez es complicado", ha indicado.
Críticas feroces
Tanto Arnaiz como Castromán coinciden en pedir "paciencia" y "compresión" para la organización de Mad Cool, y aprovechan para poner en valor lo hecho, por ejemplo con aseos con sistema vacuum e inversiones en montar un recinto cómodo. "Se nos acusa de querernos forrar, pero nos gastamos un millón de euros en césped artificial, y habríamos vendido las mismas entradas y las mismas cervezas sin él", argumenta Castromán.
En esta línea, reitera que invierten "en calidad y en experiencia", al tiempo que recuerda que tras el caos de la primera jornada del pasado verano, él mismo salió "pidiendo disculpas en los telediarios": "La gente lo pasó mal, eso es muy importante y no lo vamos a obviar, pero es que se comparaba con el Madrid Arena, cuando en realidad no pasó nada grave". Arnaiz es de la misma opinión: "Hubo incidencias, perfecto, dilo. Somos conscientes de que nos tocan las críticas. Hemos crecido mucho, somos muy mediáticos y al que está arriba es al que zurran, pero Madrid capital nunca había tenido un festival así y a veces sientes que un poco de apoyo y cariño no vendría mal".
"¿No hicimos nada bien?", se pregunta Castromán, quien remarca que movieron 300.000 metros cúbicos de tierra por ellos mismos para montar el recinto y consiguieron que acudieran al festival 38.000 personas de fuera de Madrid. "Sin la incidencia de los accesos del primer día la cancelación de Massive Attack hubiera pasado más desapercibida, pero ya se hizo la bola de arena", ha lamentado Arnaiz, quien rememora que estuvieron "negociando con ellos hasta que dijeron que no salían y en cuatro minutos" lo anunciaron al público.
Con la autocrítica hecha y la promesa de esforzarse por mejorar, queda también la incógnita de si el festival podrá igualar el cartel de su última edición. "Venimos de un año con muchas giras, este año está más complicado. No porque no haya capacidad, sino porque no hay giras", ha confesado Arnaiz, quien agrega que "les pasa a todos los grandes festivales". "Tenemos cerrado el 80% del cartel y falta un 60% por anunciar. Viendo lo que hay en otros festivales, y yo sé lo que hay, estamos en el top", ha sentenciado Arnaiz, antes de que su compañero recalque "Mad Cool va a tener siempre los mejores carteles nacionales y europeos, aunque depende al final del mercado".
Y aún apostilla Castromán: "Nos hace muy felices ver a 80.000 personas disfrutando, venimos trabajando en ello desde que no éramos nada. Hemos hipotecado nuestras casas varias veces para llegar hasta aquí. Por eso Mad Cool no es para nosotros solo, es para la ciudad. El festival se ha hecho grande porque Madrid lo necesitaba y lo quería".
Por último, tras afirmar que "no hay ningún sitio tan espectacular y tan céntrico" para hacer un gran festival "en toda Europa", Arnaiz reitera que van a "reforzar todo lo que hay que mejorar". Y por eso, lanza con convencimiento una última sentencia dirigida directamente al público, el cual, a su juicio, "de verdad va a disfrutar con Mad Cool por muchos años".
Babelia
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