“Debemos defender el español en Europa como lengua de trabajo, sobre todo, después del Brexit”
García Montero presenta el anuario del Instituto Cervantes, que da la cifra de hispanohablantes: 577 millones, el 7,6% de la población mundial
El español sigue creciendo. El siglo XXI será de expansión hasta que llegue un cierto declive final, previsto por razones demográficas. Actualmente, 577 millones de personas hablan castellano en todo el mundo, según el nuevo anuario del Instituto Cervantes (IC), presentado este martes en la sede central de Madrid. De ellas, 480 millones lo han adquirido como lengua materna y el resto aprendida. La tendencia sigue al alza con 22 millones de estudiantes en 107 países y un incremento de unos cinco millones de hablantes más respecto al estudio anterior. Pero, tal y como cuenta Luis García Montero, director de la institución, frenará. La curva demográfica juega en contra: “A finales de siglo decrecerá la población de los países hispanohablantes y subirá en Asia. Los expertos calculan que entonces pasaremos de ser un 7,6% a un 6,6%”.
En medio caben las estrategias adecuadas para consolidar al español como una lengua fundamental en el mundo. Así las han desmenuzado García Montero, Richard Bueno, director académico del IC, y David Fernández Vitores, profesor de la Universidad de Alcalá y autor de un estudio incluido en el anuario que se publica desde 1998, hace justo dos décadas.
La cantidad de hablantes va muchas veces por delante de la calidad en cuanto a su consideración en ámbitos de influencia. Si bien es la segunda lengua más hablada del mundo, por detrás del chino mandarín, y la más utilizada en sitios de Internet como Wikipedia, Twitter o Facebook, baja a la tercera posición en su uso general en la Red y a la cuarta como poderosa en ámbitos diplomáticos y políticos, por debajo del francés.
"El peso del español debe ahondar en su conciencia cultural más que en la económica", afirma Luis García Montero.
Para evitar estos desequilibrios, García Montero afirma que la estrategia en relación con Europa es que cobre peso: “Debemos defenderla en las instancias oficiales como lengua de trabajo y de nivel, sobre todo, después del Brexit”. En eso, los datos le acompañan; los británicos consideran al español como el idioma con más posibilidades de futuro tras el suyo.
Aunque en el ámbito anglosajón, al Cervantes le inquieta y le motiva todavía más Estados Unidos. Allí, en pocos años, existirán 50 millones de hablantes. Será el segundo país en términos cuantitativos. De ahí las ofensivas de Donald Trump con su “English only”, producto de su pavor a una invasión cultural. Más cuando es el idioma más estudiado en todos los niveles de enseñanza. Una buena razón para redoblar esfuerzos y posicionarse. “El centro de Washington se abrirá lo antes posible. Ahí debemos abrir una sede con carácter más institucional. En Los Ángeles también, para que se convierta en algo más panamericano”, comenta García Montero.
El peso del español debe ahondar en su conciencia cultural, afirma el director. De ahí que la pasada estrategia de la marca España quede relegada en las prioridades del Cervantes. “Es absurdo competir con el inglés a niveles económicos. Debemos acentuar sus valores culturales. No permitir que se discrimine a nadie por el hecho de hablarlo y dejar claro que tiene en ese sentido el mismo nivel que el inglés de Shakespeare”.
Tampoco cabe dejar de lado su valor económico. Los hispanohablantes representan un 6,9% del Producto Interior Bruto en todo el mundo. Los lazos cómplices de la misma lengua multiplican por cuatro las relaciones comerciales bilaterales entre los países donde se habla español.
El estudio afronta varios frentes más. La producción audiovisual, editorial y el desarrollo en el ámbito científico tiene gran peso y existe un desequilibrio a tener en cuenta entre ellas. La presencia en estudios académicos y ciencia va muy por detrás de la producción de libros, películas y series. En el sector editorial, España es el tercer país productor por detrás de Estados Unidos y Reino Unido. En el ámbito de las pantallas, españoles, argentinos y mexicanos se encuentran entre los 15 países que más preponderancia tienen en el mundo.
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