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Crítica | Ni distintos ni diferentes: campeones
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un complemento especial

La película de Álvaro Longoria, director aquí, productor en 'Campeones', alcanza durante su metraje un tono complicadísimo de resolver, entre sonrisas y lágrimas

Javier Ocaña
Imagen de 'Ni distintos ni diferentes: campeones'.
Imagen de 'Ni distintos ni diferentes: campeones'.

Campeones, el gran éxito español del año, paradigma del buen cine popular, o cómo llevar a las salas al más amplio arco de público, sin distinción de edad, formación ni pretensiones, sin llegar a molestar a ninguno de ellos y uniéndolos como simples seres humanos, tiene además una gran virtud: haberse acercado a temas peliagudos sin resultar melifluo y desde registros cómicos. Nada fácil.

NI DISTINTOS NI DIFERENTES: CAMPEONES

Dirección: Álvaro Longoria.

Intervienen: Javier Fesser, Gloria Ramos, Roberto Chinchilla, Alberto Nieto.

Género: documental. España, 2018.

Duración: 87 minutos.

Y esas mismas capacidades las muestra también Ni distintos ni diferentes: campeones, película sobre la intrahistoria del rodaje y sobre la vida personal de sus protagonistas, que además puede llegar a lograr otro hito no ya poco acostumbrado sino directamente excepcional: el de convertir a un documental en un triunfo del cine popular y, de paso, poner sobre la mesa conflictos sociales aún sin dilucidar. Porque la película de Álvaro Longoria, director aquí, productor en Campeones, alcanza durante la práctica totalidad de su metraje un tono complicadísimo de resolver con una consecuencia infrecuente: que se vea con una sonrisa perpetua y la lágrima pidiendo paso a ratos, mientras se está hablando de los temas más serios y complejos.

La envergadura emocional del documental de Longoria, con las voces y las sonrisas de las personas con discapacidad que protagonizaron la película de Javier Fesser, y la tenacidad, el aplomo, el cariño (y también las lágrimas) de sus familiares (¡las madres!), abarca todo tipo de temáticas, sin eludir posibles charcos: su día a día actual, la educación, su posible incorporación al mercado laboral, la amistad, el amor, el sexo, la religión, la independencia, la dicotomía entre integración y educación especial, el trato social, la labor de los poderes públicos, la terminología correcta para referirse a ellos… Longoria utiliza entrevistas con los intérpretes, material fotográfico y audiovisual privado sobre el transcurso de sus vidas, charlas con los padres, hermanos, educadores y empleadores, y diversos aportes de los creadores de Campeones, con Fesser a la cabeza, y de sus compañeros de reparto. Y con todo ello acaba conformando un documental que es, al mismo tiempo, cine comercial, crónica social, humana y hasta política, y una inclasificable muestra de activismo cinematográfico que, por momentos, te desarma por su sentido del humor.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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