El imperio reguetonero de J Balvin, gran favorito en los Grammy Latinos
El cantante colombiano acumula más de 10.000 millones de visitas en Youtube y tiene ocho nominaciones en las categorías más relevantes
Hay pocas cosas que haya hecho J Balvin este año que no estén entre lo más visto, compartido, reproducido y reconocido de la industria de la música. Las canciones de José Álvaro Osorio Balvin (Medellín, 1985), su nombre real, acumulan más de 10.000 millones de visitas en Youtube, se han mantenido durante semanas en el número uno de las listas de éxitos de todo el mundo, su tema Mi Gente ha destronado incluso a la imbatible Despacito, de Luis Fonsi y Daddy Yankee. Y se ha convertido en el rey actual del género. Él, que no es de Puerto Rico —cuna del reguetón—, ni ha tenido que cantar en inglés para que un expresidente estadounidense lo incluyera entre sus artistas favoritos: "¿Quién no ama a J Balvin?", preguntó Barack Obama durante un acto de campaña de las últimas elecciones legislativas de Estados Unidos en octubre.
Balvin llega a esta edición de los Grammy Latinos —que se celebran este jueves en el hotel MGM de Las Vegas— con el número más alto de nominaciones: ocho. Es, además, el único que ha colocado tantos temas entre las principales categorías. Apodado como el Drake latino por ser uno de los responsables de la transformación del género en el mundo siendo colombiano, sus canciones Mi Gente, X (junto con Nicky Jam), Downtown (con Anitta) y Sensualidad (con el trapero puertorriqueño Bad Bunny), optan a mejor grabación del año y reinan entre las categorías urbanas. Su disco, Vibras, en el que colabora con diferentes artistas e incluyó por primera vez a Rosalía, (en Brillo), tiene todo para convertirse —con o sin premio— en el álbum latino del año, según la crítica, que lo ha calificado también como el más "ambicioso" del cantante.
Orgulloso y tranquilo, acude Balvin a una sala deshabitada de un exclusivo hotel de Las Vegas. Se ha teñido el pelo de verde y va vestido con un traje de camuflaje de colores. Del pecho le cuelga una enorme cadena plateada con la figura de un gato siniestro. Habla con las manos en los bolsillos y de manera pausada explica de dónde viene su éxito: "Lo que hemos dado siempre es buena vibra para reinventar la industria y hacer algo que refresque. Hemos trabajado tanto que, ¿por qué no ser el más nominado?". Y añade: "La diversidad de artistas en el disco es lo que creo que ha permitido que el álbum sea tan exitoso musicalmente". Entre las colaboraciones de Vibras, además de la española Rosalía, se encuentra Carla Morrison, Anitta, Zion y Lenox, Wisin y Yandel y el Dj francés Willy William.
Uno de sus grandes méritos ha sido colocar el género en lo más alto de las emisoras de radio de todo el mundo. Ha reformulado las reglas de una industria saturada por el pop y ha atraído hacia él su centro de gravedad. Balvin se ha convertido en una estrella global, algo que no lograron, al menos con estas cifras de difusión, sus antecesores reguetoneros, como Daddy Yankee (considerado el padre de esta música) o Don Omar. Con uno de sus primeros éxitos, Ginza (de 2015), que acumula casi 800 millones de reproducciones en Youtube, logró captar la atención de nuevas audiencias en Grecia, Turquía, Rumania y Bulgaria. "Para la música en español no es normal llegar a esos lugares", contaba sorprendido entonces en una entrevista para The New York Times. Y todo el globo bailó entonces con: "Si necesitas reguetón, dale".
Pero Balvin no está solo en la cima. El reguetón vive su mejor momento en la historia de la música. Desde que en 2005, el álbum Barrio fino, de Daddy Yankee, diera el pistoletazo de salida a este estilo callejero, bailongo, fuera de Latinoamérica (el disco se convirtió en el más vendido de la década), el género ha recibido todo tipo de golpes, ha sido considerado un estilo fácil, simple, demasiado vulgar. Ahora, uno de los portavoces de la principal plataforma de vídeos del mundo, Youtube, Jesús García, reconoce con orgullo que quienes están entre los artistas más vistos del mundo "ya no son ni Beyoncé ni Lady Gaga". Por primera vez, los tres primeros lugares los ocupan intérpretes como Ozuna [ de Puerto Rico], J Balvin y Bad Bunny [también puertorriqueño]". Y, detrás de ellos, hay muchos otros que vienen pisando fuerte: Anitta (de Brasil), Manuel Turizo y Sebastián Yatra (de Colombia) y Rosalía (de España). "Estamos viviendo el comienzo del español en la música como algo mainstream", advierte Balvin.
Sobre el escenario que monta J Balvin para cada actuación no suele haber mujeres, sino hombres que bailan break dance. El reguetón de las minifaldas, los escotes y los coches de alta gama quedan fuera del plano. La transformación del género y su extensión al resto del mundo incluye también la modificación de estas letras que nacen de la calle, del barrio, pero que pretenden sacudirse el contenido machista. Incluso hay veces que declara sus intenciones de manera explícita: "Pa qué highlighter [un tipo de maquillaje], si tú brillas sola", o "Le pido a Dios que te cuide, pero tú te cuidas sola", cuenta la letra de Brillo con Rosalía.
La intérprete española y el reguetonero colombiano son este año los artistas más codiciados de los premios. Ella, como un fenómeno todavía algo desconocido en este lado del Atlántico, extraño, que apenas da entrevistas y la rodea el halo de misterio más propio de una diva del pop. Y él, como jefe consolidado de la música urbana, que se enorgullece de haber descubierto a Rosalía antes de que se convirtiera en el huracán que está siendo estos días, así como hiciera también con el trapero Bad Bunny, se mueve por los eventos previos a la gala como el auténtico capo del género. Aunque matiza que se siente "muy pequeño", solo "un 0,0001%" de lo que quiere llegar a ser.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.