_
_
_
_
Crítica | Bienvenida a Montparnasse
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La influencia de una mujer

Alejada de lo convencional pero tampoco nueva ni radical, en lo que sobresale es en su valentía para afrontar la inestabilidad con simpatía.

Javier Ocaña
Laetitia Dosch, en 'Bienvenida a Montparnasse'.
Laetitia Dosch, en 'Bienvenida a Montparnasse'.

En una de las imágenes más impactantes del cine de John Cassavetes, una mujer en el alambre de la (in)estabilidad personal, reputada actriz, agobiada por el proceso de creación teatral y la decadencia del rostro y el cuerpo, dejaba boquiabierto al personal al comenzar a darse cabezazos físicos y no metafóricos contra una pared. Era Gena Rowlands en Noche de estreno; un instante perturbador, amargo e incomprensible, con el que decide empezar su película la directora francesa Léonor Serraille. Esta vez la víctima es una treintañera con aparente dolor de amor, pero lo que en Cassavetes era el clímax de la caída, en Serraille es punto de inflexión para, quizá, una nueva existencia.

BIENVENIDA A MONTPARNASSE

Dirección: Léonor Serraille.

Intérpretes: Laetitia Dosch, Souleymane Seye Ndiaye, Grégoire Monsaingeon.

Género: drama. Francia, 2018.

Duración: 97 minutos.

Bienvenida a Montparnasse, su ópera prima, Cámara de Oro del Festival de Cannes de 2017, tiene la libertad narrativa de Cassavetes, su espontaneidad y su crudeza, pero, sobre todo, recoge su ambigüedad tonal, entre el drama psicológico y la comedia excéntrica, y la particular indefinición de una chica que no admite etiquetas. Porque no solo por los cabezazos de Noche de estreno hay que emparentar la película de Serraille y el cine de Cassavetes. También, y fundamentalmente, por su línea semejante a Una mujer bajo la influencia.

Como en aquella, la protagonista es un ser humano al margen de lo convencional, que por momentos parece carne de psiquiátrico y, al instante, ser el único ser sobre la tierra con un mínimo de sentido común. Poner de los nervios y resultar querible. Una mujer alternativa que puede provocar tanto miedo como ternura, y decir y hacer las cosas más extrañas en los momentos, en apariencia, menos adecuados. Y, para ello, Serraille se aplica con una puesta en escena donde aparecen los habituales encuadres desconcertantes con infinito aire por encima de la cabeza del personaje, los cortes en el continuo secuencial, y un par de momentos musicales de gran expresividad en la imagen y en el tratamiento del sonido.

Aunque, más que en la forma, alejada de lo convencional pero tampoco nueva ni radical, en lo que sobresale Bienvenida a Montparnasse es en esa valentía para afrontar la inestabilidad con simpatía. Esa es la gran virtud, complejísima de resolver, de una obra que, desde luego, puede apasionar tanto como enervar, sobre todo porque las reacciones y actitudes de los que rodean a su criatura pueden no resultar verosímiles en ciertos momentos.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_