_
_
_
_
TIPO DE LETRA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El otoño de los corazones rotos

Este curso proliferan los libros sobre rupturas amorosas

Javier Rodríguez Marcos
Sharon Olds
Sharon Olds en su casa, en Nueva York, en 2015.Pascal Perich

El amor es un género literario. Su final, también. Sobre todo este otoño, que parece marcado por el tema de marras en la narrativa, en el cine y en el puente que lleva de la una al otro. El próximo día 23 se estrena en España El veredicto, adaptación de La ley del menor (Anagrama), una novela de Ian McEwan que mezcla la borrasca matrimonial de una jueza con un dilema moral que la tiene en vilo. Como al lector. La película de Richard Eyre completa un capítulo de separaciones cinematográficas cuyo buque insignia en lo que va de curso es, sin duda, Cold War, de Pawel Pawlikowski. Después de firmar la estupenda Ida, el cineasta polaco ha fundado un subgénero melodramático con hora y media de videoclip en blanco y negro: el anuncio de Martini más largo de la historia, el La La Land del Telón de acero.

Por el lado libresco, la cosecha de rupturas está siendo buena: a El cielo según Google, de Marta Carnicero (Acantilado); Feliz final, de Isaac Rosa (Seix Barral), y Aprender a hablar con las plantas, de Marta Orriols (Lumen), se les acaban de sumar dos títulos con mucho en común. El primero es El salto del ciervo (Igitur), de la enorme poeta estadounidense Sharon Olds, que rememora en verso su propio divorcio. Premio Pulitzer en 2013, el libro ve ahora la luz en castellano en versión de Eduard Lezcano y Joan Margarit. El segundo es El libro de Tamar (Eterna cadencia), de otra poeta, la argentina Tamara Kamenszain, que alguna vez ha llamado “vanguardia doméstica” a su forma de “espiar en las costuras para ver las construcciones por su reverso”. Empezando por el reverso de la tradición masculina.

Olds es, por cierto, una de las autoras citadas por Kamenszain. Las dos tardaron 15 años en hablar de sus respectivas separaciones. La californiana para evitar el mal trago a terceras personas: sus hijos. La porteña para evitar, literalmente, la primera persona. Cuando esperaba de su marido —el escritor Héctor Libertella— un “te extraño”, él le pasó por debajo de la puerta un poema hermético jugando con su nombre. “Pareja militante del formalismo puro y duro”, el yo era para ambos un anatema. De ahí que El libro de Tamar sea de golpe memoria, crítica y autocrítica. “Héctor y yo”, leemos, “nos habíamos construido una lengua tan indescifrable para los demás que terminó no solo aislándonos del mundo, sino también a uno del otro”. También los estructuralistas tienen su corazón (roto).

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_