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Crítica | Desenterrando Sad Hill
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una psicogeografía cinéfila

El cementerio de Sad Hill es el espacio mítico donde se desarrolla el imponente clímax final de 'El bueno, el feo y el malo'

Sergio García, de la Asociación Sad Hill, en el documental.
Sergio García, de la Asociación Sad Hill, en el documental.

Con su forma circular, el imaginario cementerio de Sad Hill fue algo más que un camposanto: coliseo romano, plaza de toros, anfiteatro habilitado para la representación de una tragedia, pista de baile, tablao flamenco donde ejecutar una danza de la muerte, altar sacrificial… O, también, un espacio para lo sagrado, un territorio ritual, como subraya Joe Dante en una de las entrevistas recogidas en el documental Desenterrando Sad Hill, de Guillermo de Oliveira.

DESENTERRANDO SAD HILL

Dirección: Guillermo de Oliveira.

Género: documental. España, 2017.

Duración: 86 minutos.

El cementerio de Sad Hill es el espacio mítico donde se desarrolla el imponente clímax final de El bueno, el feo y el malo (1966), una de las obras catedralicias del spaghetti western, barroca culminación de la Trilogía del Dólar de Sergio Leone: allí, la cámara del cineasta abrazaba la abstracción siguiendo los pasos de Tuco (Eli Wallach) a los sones de El éxtasis del oro de Ennio Morricone. Y, de hecho, de éxtasis iba toda esa virtuosa coreografía formal que alcanzaba su paroxismo en ese enfrentamiento a tres bandas que petrificaba el tiempo.

Levantado para el rodaje en una zona silvestre cercana a Santo Domingo de Silos y abandonado a su suerte una vez finalizó la producción, el cementerio fue sepultado por el tiempo. Lo que documenta Desenterrando Sad Hill es el esfuerzo por la recuperación de ese espacio mítico por parte de un grupo de apasionados cinéfilos que cayeron bajo el embrujo de la obra maestra de Leone. Un trabajo de amor en nombre de una variante mitómana de la psicogeografía: un lugar no es solo su historia o su memoria geológica, sino también las ficciones que ha generado y los sueños que ha engendrado. El documental abusa de las entrevistas y se acerca peligrosamente al reportaje, pero su grupo de arqueólogos del mito, con su heterodoxa cinefilia de pico y pala, seduce y conmueve.

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