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El “previsible” éxito de ‘La catedral del mar’ lleva a juicio a Ildefonso Falcones

El escritor creó una trama “ficticia” para defraudar a Hacienda, según la Audiencia

El escritor Ildefonso Falcones.
El escritor Ildefonso Falcones.Albert García
Jesús García Bueno

La catedral del mar contenía todos los ingredientes para convertirse en un bestseller internacional. En la senda de Los pilares de la tierra, la historia de intrigas, amor y venganza pergeñada por Ildefonso Falcones, con una trama melodramática y personajes de una sola cara como el bueno de Arnau Estanyol, invitaba al optimismo. La fórmula de los superventas no es infalible. Pero Falcones, que pasó cuatro años escribiendo su primera novela histórica, tenía indicios para pensar que había dado con la tecla. O, al menos, que su obra iba a gozar de una generosa distribución.

Esa “previsibilidad y oportunidad” sobre “el éxito” de La catedral del mar es uno de los argumentos que esgrime ahora la Audiencia de Barcelona para enviar a juicio a Falcones tres años después de que la fiscalía le acusara de defraudar 1,4 millones a Hacienda. El escritor ha gastado su último recurso para tratar de evitar un juicio en el que afrontará una petición de nueve años de cárcel por tres delitos de fraude fiscal cometidos, presuntamente, entre 2009 y 2011.

Como la novela, el proceso judicial contra Falcones tampoco está exento de personajes secundarios (su hermano Rafael), de giros de guion (la juez archivó inicialmente el caso, aunque luego lo reabrió) y de decisiones que marcan el rumbo de la narración. Como la que el escritor tomó en noviembre de 2004. Con la novela ya bajo el brazo —aunque el título original, El Bastaixo, nunca vio la luz—, Falcones esperaba publicarla. El escritor cedió los derechos de autor a Bufete Falcones, el despacho de su hermano, por apenas 3.000 euros. Al día siguiente, el bufete firmó un contrato con Random House, el gigante editorial que se comprometió a dar a luz la obra en un plazo de diez meses por 5.000 euros.

Publicada finalmente en 2006 por Grijalbo, La catedral del mar empezó a triunfar en Sant Jordi de ese año. Se convirtió en un éxito de alcance mundial que ya va por los seis millones de ejemplares vendidos (y subiendo) en 40 países, y traducciones a una quincena de idiomas. A partir de la novela se ha producido además una serie televisiva del mismo título, que han emitido Antena 3 —con una media de 2,6 millones de espectadores— y que reproduce estas semanas TV-3, la televisión pública catalana (21,5% de share, o sea más de medio millón de personas).

Años sin éxito

El abogado de Falcones, Emilio Zegrí, convenció al principio a la juez instructora para que diese carpetazo al asunto. El contrato de cesión de los derechos se firmó “dos años antes del éxito” de la obra, por lo que no puede concluirse que se trate de “una maniobra intencionada para defraudar”, indicaba el auto de archivo de 2016. Parecía el final de los problemas para Falcones. Pero solo fue una tregua. La fiscalía presentó un recurso. Y lo ganó. La juez, más tarde, decidió procesarle y ahora, en un auto al que ha accedido EL PAÍS, la Sección Quinta de la Audiencia de Barcelona confirma que hay un “acervo indiciario suficiente” para sentar a Falcones en el banquillo de los acusados.

A partir de la transmisión de derechos de su ópera prima, concluyen los magistrados, Falcones “y su entorno familiar” —lo que incluye a su esposa, Maria Carmen Rosich, también acusada— crearon “un entramado societario ficticio” para eludir el pago de impuestos. La tesis de la Agencia Tributaria y de la fiscalía, ahora ratificada por el tribunal, es que los hermanos Falcones crearon una estructura de empresas en países de escasa tributación —Irlanda, Chipre y República Dominicana— y “simularon” que esas sociedades poseían los derechos de autor de La catedral del mar, pero también de las novelas sucesivas: La mano de Fátima y de La reina descalza. Pero el escritor era el verdadero titular de esos derechos y debió haber incluido los beneficios en su declaración de la renta: 4,4 millones en los tres años investigados. Lo que significa que la cuota defraudada asciende a 1,4 millones.

Además de la pena de prisión, la fiscalía pide el pago de una multa de 2,9 millones de euros por la explotación de los derechos de autor —en España y en el extranjero— no declarados a Hacienda. La defensa tiene la posibilidad de negociar con la fiscalía un pacto por el que, a cambio de reconocer los hechos y abonar las cantidades correspondientes, Falcones logre una rebaja de la pena. O puede ir a juicio y batallar por su inocencia. La Audiencia ha desestimado el último recurso que tenía a su alcance para evitar la vista oral. Falcones había argumentado que la juez no había incluido, en su auto, las cuotas defraudadas. Para la Audiencia, se trata de un detalle sin importancia.

La editorial y el agente ‘desnudan’ al autor

El auto de la Audiencia de Barcelona es demoledor: pese al intento por ocultarlo con un entramado de empresas, es evidente que el beneficiario de la explotación comercial de La catedral del mar y otras obras es Ildefonso Falcones. El principal indicio es que tanto Random House —la editorial de las obras en castellano y catalán— como el agente literario de las obras en lengua extranjera han indicado que "todas las negociaciones sobre los porcentajes de derechos de autor y otros derechos económicos" se cerraban directamente con Falcones y su hermano. Las sociedades en el extranjero, además, estaban participadas "directa o indirectamente" por ambos, y su único fin era "ocultar" que Falcones era "el verdadero titular de los derechos".

Los magistrados señalan, además, que determinadas “operaciones inmobiliarias, bancarias y mercantiles” han permitido “aflorar en España” parte de los beneficios obtenidos con la venta de libros. Y denuncian que, cuando Falcones “tuvo la oportunidad” de revertir la titularidad formal de los derechos “no lo hizo”, pese a que para entonces “el éxito se hallaba consolidado y los beneficios eran evidentes”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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