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El Europarlamento saca adelante la reforma de los derechos de autor

El polémico texto, aprobado con 438 votos a favor y 226 en contra, da un paso más para convertirse en directiva

El eurodiputado Axel Voss celebra la victoria de la reforma, en Estrasburgo, este miércoles.
El eurodiputado Axel Voss celebra la victoria de la reforma, en Estrasburgo, este miércoles.VINCENT KESSLER (REUTERS)

Una revolución para el derecho de autor, en tan solo dos meses. El Parlamento Europeo aprobó ayer por amplia mayoría la propuesta de reforma del copyright en Internet: 438 diputados a favor, 226 en contra y 39 abstenciones. Triunfó así el frente liderado por el alemán Axel Voss, eurodiputado popular y ponente de la iniciativa, que defiende la urgencia de modificar la directiva en vigor, de 2001, y proteger a los creadores con más garantías y remuneraciones justas frente a los colosos de Internet que se benefician de la difusión de sus obras. Y salió derrotado el bando de la eurodiputada Julia Reda, del Partido Pirata, que cree que la reforma no ayuda a los artistas y pone en riesgo la libertad en Internet.

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Todo un vuelco radical respecto al pasado julio: entonces, la misma Eurocámara rechazó la normativa por 40 votos, entre gritos y aplausos de celebración. Ayer, la alegría le tocó a Voss, quien celebró el resultado con muecas y los pulgares hacia arriba.

Pero, ¿qué ha cambiado en tan poco tiempo? Todo, al parecer. O quizás no mucho. Porque la votación, tensa y larga debido a una infinidad de enmiendas, respaldó ayer los dos artículos —11 y 13—que hicieron caer el texto este verano y concentraron todas las polémicas, en una de las batallas más agrias que el Europarlamento recuerde. En julio, la campaña por el no abrumó al bando del sí con su movilización masiva: ante la segunda votación, los defensores de la reforma respondieron con una presión igual de eficaz.

El artículo 11 crea un derecho conexo para los editores de prensa, para autorizar o prohibir a los agregadores de noticias online (como Google News) que reproduzcan las publicaciones de sus medios y decidir si quieren cobrar por ello. La propuesta no afecta a los enlaces, ni siquiera si van acompañados de pocas palabras, pero sí a los fragmentos de noticias (los snippets) y su uso por parte de plataformas comerciales.

El artículo 13, la principal fuente de disputas, recoge que los portales que almacenan, optimizan y difunden contenidos de usuarios con fines comerciales (como YouTube) se responsabilicen por lo que los internautas suban. Hasta la fecha, solo están obligadas a un control a posteriori, cuando se les señala una violación del copyright. La reforma pretende que obtengan una licencia de los dueños de los contenidos e implementen “medidas apropiadas y proporcionadas” para evitar alojar obras protegidas sin autorización.

Para los críticos, tras esa definición solo pueden esconderse filtros previos para controlar millones de contenidos, algo que tachan de tecnológicamente y económicamente inviable, además de rozar la censura. Sus defensores subrayan en cambio que el artículo incluye excepciones, para compañías pequeñas o blogs, que memes y parodias no se verán afectados, y que se garantizan mecanismos de queja y rescate para los contenidos que sean eliminados injustamente.

La pelea se mantuvo hasta el último momento. Los ministros de Cultura de casi una decena de países europeos, entre ellos España, suscribieron una declaración conjunta para apoyar la reforma. Sus partidarios —cientos de célebres artistas europeos han apoyado la directiva— defienden que proporciona más poder a los creadores que utilizan Internet para difundir sus obras, y la ven como una forma de proteger el patrimonio cultural. Entre los partidos españoles, PP, PSOE, PNV y Ciudadanos apoyaron la medida; Podemos, BNG, PDeCAT, Los Verdes e IU se opusieron. En ERC Jordi Solé se abstuvo y Josep Maria Terricabras no ha votado.

Los socialistas españoles en la Eurocámara estiman que Internet no puede ser un territorio sin ley: defienden que los editores de prensa tienen derecho a una remuneración justa por la difusión de sus publicaciones. Y son favorables a que plataformas como YouTube, Pinterest, SoundCloud, Vimeo, Flickr o Tumblr paguen a los creadores por el contenido protegido por derechos de autor que suben los internautas. Pero no todos lo ven así. “Es una vergüenza. El Parlamento Europeo ha introducido la censura de contenidos en Internet. Entramos en un escenario del Gran Hermano de Orwell”, declaró el vicepresidente italiano Luigi di Maio, del Movimiento 5 Estrellas.

Si la directiva sale adelante, gigantes de Internet como Facebook y Google pueden verse obligados a compartir parte de sus ingresos con la industria creativa, aunque todavía no se ha cuantificado el impacto en sus cuentas. Edima, la organización que aglutina a las plataformas digitales en la UE, criticó ayer la decisión. Cree que restringirá las noticias que los usuarios pueden compartir, y ha alertado de que les impedirá subir ciertos contenidos.

Otros detractores opinan que el cambio legislativo abre la puerta a la censura preventiva. “Ahora puede tratarse de una pieza musical ilegal, pero en el futuro pueden ser opiniones. Necesitamos que se pague a los creativos, lo que no puede ser es que los algoritmos decidan lo que aparece en Internet y lo que no”, advirtió el europarlamentario socialdemócrata alemán Tiemo Wölken.

Tras la aprobación, los eurodiputados votaron a favor de dar vía libre al informe para la llamada fase de triálogo: Europarlamento, Comisión y Consejo Europeo buscarán consensuar contrarreloj una versión definitiva que tendrá que pasar de nuevo por el voto de Estrasburgo para convertirse en directiva. Las elecciones europeas, en mayo de 2019, meten prisa a las instituciones.

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