Tres tallas del siglo XV pintadas de colores se convierten en el ‘eccehomo asturiano’
La Dirección General de Patrimonio del Principado de Asturias abrirá un expediente informativo para aclarar las circunstancias de la restauración
Una vecina del pequeño pueblo de Rañadoiro, en el concejo asturiano de Tineo, ha pintado tres tallas de madera de los siglos XV y XVI con colores chillones, una manera poco respetuosa con los valores artísticos, que recuerda a lo ocurrido en 2012 con un fresco de un eccehomo en Borja (Zaragoza) tras infructuoso intento de restauración. La Dirección General de Patrimonio del Principado de Asturias abrirá un expediente informativo para aclarar las circunstancias de la intervención.
Se trata de tres figuras, una de la Virgen con el Niño y Santa Ana, otra de San Pedro, y otra de la Virgen con el niño Jesús, estas dos últimas policromadas, según adelantaron ayer varios medios locales. Las tres tallas de madera que alberga la ermita de Rañadoiro, anteriormente de lo más sobrias, están ahora pintadas con vivos colores, desde el "verde lechuga" al fucsia o el azul añil.
Luis Suárez Saro, profesor en la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias y restaurador, en declaraciones a EL PAÍS, ha comentado que las tres figuras podrían volver a su estado anterior "si la vecina no lijó la policromía original antes de proceder a pintarlas". Y prosigue: "Habría que saber exactamente cómo fue el proceso, aplicarles técnicas de infrarrojos y ver si simplemente repintó encima de ellas". En este último caso, Saro sí cree que se puede revertir la situación.
En 2003, Saro fue el encargado de restaurar el conjunto de tallas a petición de los propios vecinos que se pusieron en contacto con él. "Fui a hablar con ellos, se hizo un estudio y se pidió una subvención, por eso me parece un tanto extraño que se haya actuado de esta manera ahora", puntualiza. El restaurador asegura que las figuras presentaban daños por la intervención de hongos. "Descubrimos que una de las esculturas no estaba policromada en su origen, por lo que se dejó el material primario: madera de nogal".
Las otras dos tallas presentaban entre un 40% y un 60% de policromía con restos de repintado. "Todas ellas presentan unas características románico-góticas propias de esa época y de lugares tan alejados y desligados de núcleos poblacionales, como es el caso de Rañadoiro. Según el experto, las tallas fueron elaboradas en talleres locales y por eso guardan referencias artísticas anteriores a la fecha en la que se crearon".
Para Saro, la forma en que se ha hecho la restauración choca con el proceder de los últimos años en este tipo de casos. "Aquí en Asturias, existe una Comisión de Patrimonio que funciona bien y es el lugar donde se centralizan estas peticiones con antelación". Preguntado por la polémica restauración, fuentes del Arzobispado de Oviedo se remitieron al párroco de la ermita, que estos días se encuentra en el Santuario de Covadonga, en el otro extremo de Asturias, para la celebración de la novena de la Santina.
Esta no la primera restauración fallida de piezas antiguas de gran valor por manos inexpertas. Una de las más célebres fue la realizada por una octogenaria llamada Celia en un fresco de un eccehomo en Borja (Zaragoza), en 2012. Posteriormente se han producido otras polémicas restauraciones como la de una imagen del altar mayor de la parroquia de San Sebastián de Reinosa (Cantabria) o la de una talla de San Jorge del siglo XVI, en la iglesia de San Miguel de Estella (Navarra).
Por su parte, el consejero de Educación y Cultura, Genaro Alonso, ha explicado este viernes en rueda de prensa que, nada más conocer "esta venganza", ordenó a la directora general de Patrimonio que abriese un expediente informativo, un procedimiento que puede llevar parejo un expediente sancionador o de reparación.
"Obramos como teníamos que obrar, además del obvio disgusto por tamaño desaguisado", ha señalado, en alusión a esta restauración. La investigación que se abrirá servirá también para dilucidar si el párroco de la iglesia en la que se encuentran estas tallas incurrió en algún tipo de responsabilidad al aceptar que una vecina se hiciese cargo de la restauración. También, ha recordado que es Patrimonio quien tiene las competencias en materia de restauración y protección de Bienes de Interés Cultural, sean públicos o privados.
"Las pinté como pude, con los colores que me parecieron"
La autora de la pintura de las tres tallas de Rañadorio, María Luisa Menéndez, que regenta un estanco en la cercana localidad de La Espina, explica hoy lo sucedido en un artículo del diaro El Comercio: "Yo no soy una pintora profesional, pero siempre me gustó, y las imágenes tenían mucha falta de pintarse. Así que las pinté como pude, con los colores que me parecieron, y a los vecinos les gustó", asegura. Muy sorprendida por la reacción a su trabajo, Menéndez añade que tenía permiso del párroco de la ermita.
Babelia
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