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El Gobierno catalán niega motivos políticos en su rechazo a obras del Prado

Galicia y Andalucía, las comunidades que más pinturas tienen cedidas, no encuentran problemas para su conservación

El óleo 'La Reina Isabel la Católica presidiendo la educación de sus hijos', de Isidoro Santos Lozano.
El óleo 'La Reina Isabel la Católica presidiendo la educación de sus hijos', de Isidoro Santos Lozano.

Las condiciones que ha fijado por carta el Museo del Prado para la conservación de sus siete obras que alberga el Palacio de Justicia de Barcelona son habituales para un museo: entre otras, una temperatura constante de 20 grados con oscilaciones de dos grados arriba o abajo, una humedad relativa que no supere el 55%, una intensidad de luz que no rebase los 150 luxes... Pero “no son asumibles en este caso, porque no es un edificio destinado a funciones museísticas”, apuntan desde el Departamento de Cultura de la Generalitat. Por no poder asumir esas medidas de conservación y seguridad, el Gobierno catalán ha decidido renunciar al depósito de esas piezas. No hay, se asegura, “motivos políticos” en ello.

La adecuación del edificio según los parámetros de la pinacoteca nacional “tendría unos costes incalculables”, arguyen desde el Departamento de Justicia catalán; una alta inversión que, además, cuestionan, pues se haría para “preservar piezas que no están al alcance de todo el mundo, sino en despachos”, en alusión a que la mayoría decoran las paredes de las oficinas de los presidentes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), de la Audiencia Provincial o del Fiscal Superior de Cataluña.

“Es un tema puramente técnico”, corroboran desde el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC), que también recibió la carta del Prado al ser depositaria de 11 de sus obras, de las cuales solo expone dos.

El Prado tiene depositadas 267 obras en Cataluña, aunque en esta ronda de consultas solo ha pedido información sobre la conservación de aquellas que pasaron a su colección tras el cierre en 2016 del Museo de Arte Moderno de Madrid. Unas y otras pertenecen a eso que se llama el Prado disperso, conjunto de unas 2.300 obras que la pinacoteca tiene desperdigadas por España en museos, iglesias, edificios públicos y otras sedes en las que aligerar la ingente cantidad de piezas recibidas en 1872, tras la anexión del extinto museo de la Trinidad.

'El primer balazo', de Enrique Estevan y Vicente.
'El primer balazo', de Enrique Estevan y Vicente.

El caso ha servido para airear esa parte poco conocida de la colección, que no merece ser expuesta ni guardada en los finitos almacenes del museo. El Prado disperso es mutante. Cambia el destino de las obras con frecuencia, aunque, reconocen en la pinacoteca, no es habitual esgrimir razones económicas para dar por terminado un depósito. También es democrático en su reparto, aunque la comunidad autónoma que más piezas conserva es Andalucía.

Andalucía

De acuerdo con el inventario publicado por el propio museo, en Andalucía están cedidas 470 obras de su colección permanente que se encuentran repartidas en 42 instituciones, entre museos, iglesias, ayuntamientos, edificios oficiales, universidades y hasta un Instituto de Educación Secundaria o un colegio mayor. La provincia que más obras tiene es Granada, con 134, seguida de Málaga, con 133. Los primeros depósitos datan de 1881.

Fuentes de la Junta de Andalucía han asegurado a este diario que todas las obras que se encuentran alojadas en centros dependientes de la Consejería de Cultura cumplen con todas las normas de conservación estipuladas por El Prado. Desde el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico advierten de que los requisitos de mantenimiento responden a los estándares que establece la normativa internacional de museos, que no son excesivamente exigentes.

El Museo de Bellas Artes de Sevilla, la segunda pinacoteca más grande de España tras El Prado, tiene 16 obras cedidas, según confirman desde la entidad. “Como es preceptivo, el depósito se renueva periódicamente y se revisa por personal técnico de la institución titular de los bienes culturales”, explica por correo electrónico a EL PAÍS Ignacio Hermoso Romero, conservador del museo. “Contamos con las instalaciones adecuadas de climatización y seguridad necesarias para la correcta conservación de sus colecciones y de los depósitos externos de diferentes instituciones que tiene cedidos de manera temporal, por lo que nunca se han planteado problemas en este sentido”, explica Romero en relación con posibles problemas a la hora de cumplir con las condiciones de conservación impuestas por El Prado.

Otros museos y organismos públicos de la comunidad en los que hay alojadas obras del Prado consultados por este diario coinciden en que pueden cumplir sin esfuerzo con los requisitos de mantenimiento. Tampoco han tenido problemas de conservación entidades más pequeñas y sin, a priori, los medios técnicos que pueden los museos. Es el caso del Instituto de Educación Secundaria Padre Luis Coloma, de Jerez de La Frontera.

El centro, uno de los más antiguos de España –fue fundado en 1838-, tiene en sus paredes cinco pinturas cedidas por El Prado. Es la cifra oficial que recoge el museo en el inventario realizado por Mercedes Orihuela y Elena Cenalmor, porque en el instituto no tienen clara la cifra. “Cuatro seguro que hay. Dos pícolos [La feria de Sevilla y Lanceros, de Manuel Pícolo y López], la marina y un retrato [Busto de mujer, de Juan Brull Viñolas]”, explica en conversación telefónica Justo Cuenda, profesor de Historia jubilado que fue durante muchos años vicedirector del Padre Coloma. Cuenda recuerda que hace unos años fue un técnico del Museo Reina Sofía para reclamar alguno de los cuadros que se le asignaron cuando se hizo el reparto entre la obra del Prado y la del citado museo. Las obras del instituto no son muy grandes y cuelgan del despacho de dirección. El centro, dice Cuanda, nunca ha tenido problemas para asumir su conservación. “Están todos en muy buen estado. De todos modos, salvo la visita del técnico del Reina, nunca se ha pasado nadie de El Prado por aquí para controlar cómo están los cuadros”, explica el profesor.

Las pinturas fueron depositadas en el centro educativo por el desaparecido Museo de Arte Moderno, por una Orden Ministerial del 4 de marzo de 1936. Hay otras cuatro piezas más sin localizar que, de acuerdo con el inventario de Orihuela y Cenalmor, se cedieron al instituto. “Cuando nos trasladamos se extraviaron muchas cosas”, sostiene Cuanda. Como en el caso del Padre Coloma, entre las obras repartidas por Andalucía hay unas 25 sin localizar, algunas, según consta en los documentos del propio Museo del Prado, se perdieron durante la Guerra Civil.

Galicia

Un total de 16 instituciones atesoran 325 obras del Museo del Prado en Galicia, entre ellas ayuntamientos, universidades, diputaciones, museos y hasta edificios militares. La entidad que más piezas guarda es el Museo de Belas Artes de A Coruña (79) y no tiene ningún problema para cumplir las exigencias de conservación, cuentan sus responsables. No es, sin embargo, el caso de las demás, aunque los organismos consultados sí coinciden en que el estado de esta colección dispersa es conocido y evaluado periódicamente por los técnicos de la pinacoteca madrileña. Y nunca han tenido quejas.

En el Rectorado y en varias facultades de la Universidad de Santiago se exhiben 33 obras, ya que El Prado se llevó el año pasado otras dos para someterlas a una restauración. En el Área de Cultura admiten que reciben "cada poco tiempo" instrucciones para preservar las piezas, algunas cedidas desde hace más de un siglo, pero la “falta de recursos” impide seguirlas “estrictamente”. El museo madrileño, añaden, está al tanto de su estado de conservación gracias a los “diagnósticos” periódicos que realiza su personal. “Todo se hace en coordinación con ellos”, subrayan, “hasta mover los cuadros”.

En el palacio de Capitanía de A Coruña apelan a razones de seguridad para no dar la cifra exacta de piezas del Prado que se exhiben en el edificio militar, pero citan 11 de las 12 pinturas que componen la serie Los meses del año, del autor flamenco Marten de Vos, del siglo XVI. Fuentes del Cuartel General de la Fuerza Logística Operativa aseguran que con sus “limitados medios” son capaces de cumplir con las exigencias del museo.

Así lo afirman también desde la Diputación de A Coruña, que guarda siete obras cedidas por el Prado distribuidas por dos de sus edificios y que están firmadas por Tomás Moragas, Rafael de la Torre o Antonio Graner. En el Ayuntamiento de A Coruña, que tiene en depósito seis cuadros y dos esculturas, creen que tampoco tendrán dificultades para seguir las últimas instrucciones de conservación del Prado.

El Prado disperso provocó hace unos años un choque entre el museo y el Ayuntamiento de Noia (A Coruña). La pinacoteca nacional pidió explicaciones en 2014 al gobierno local sobre el origen del cuadro Mercado de Noya (1899), de Manuel Domínguez Meunier, que cuelga en el salón de plenos. Tras un tira y afloja entre ambas instituciones, se firmó un convenio para su conservación y el lienzo fue restaurado por técnicas enviadas por el Prado a Noia, donde sigue presidiendo los plenos municipales.

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