Los museos italianos sí quieren a los extranjeros
El Consejo de Estado aprueba definitivamente el criticado nombramiento de siete europeos al frente de pinacotecas nacionales
En un momento en el que el debate sobre los extranjeros en Italia está en plena efervescencia, marcado por la deriva xenófoba de parte del nuevo Gobierno, la cultura rompe la tónica. El Consejo de Estado validó la semana pasada definitivamente el polémico nombramiento de directores no italianos para varios museos nacionales. Su designación formaba parte de una reforma con la que se nombró a 20 nuevos responsables, siete extranjeros, en 2015.
Desde entonces estos dirigentes, europeos, han estado en el punto de mira. Un rosario de recursos presentados desde diferentes frentes ha hecho peligrar sus puestos, a pesar de que su gestión ha arrojado resultados positivos. El nuevo ministro de Cultura, Alberto Bonisoli, en cambio, mostró su apoyo, a Il Corriere della Sera: “Razonar en base al pasaporte me parece obsoleto. […]Si un buen director es extranjero, ¿por qué no?”[/…].
Uno de ellos es el historiador alemán Eike Schmidt, al frente de los Uffizi de Florencia. Explica a EL PAÍS que, aunque esta decisión “llega tarde”, al fin podrán trabajar “serenos y tranquilos”.“No tendría sentido ir hacia atrás", dice. Y resalta que el rechazo a los directores extranjeros ha sido casi “una excusa indirecta”, ya que la clave de la reforma era “atraer a dirigentes frescos que no formaran parte del sistema precedente, que permitía el ascenso después de décadas de servicio, y sobre todo introducir un elemento de meritocracia”.
Cuando llegó en 2015 a los Uffizi, con uno de los fondos más vastos del mundo, el museo no tenía siquiera web. Ahora, gana seguidores cada día en las redes sociales. Además se han modernizado las estructuras, reorganizado los flujos de visitantes y se ha dado un nuevo impulso a la actividad científica. Y lo mismo ocurrió en el resto de los grandes museos del país, que cerraron 2017 con más de 50 millones de visitas —con un incremento tanto de visitantes extranjeros como italianos— y una recaudación de unos 200 millones. “La misión de los museos se basa en la tutela del patrimonio, la investigación y la didáctica. Se han devuelto estos pilares al centro de la actividad”, dice Schmidt.
La reforma, impulsada por el ministro de Cultura del entonces Gobierno Renzi, Dario Franceschini, prevé total autonomía para 30 museos y sitios arqueológicos y procesos de selección abiertos a cualquier europeo. El exministro celebra la decisión: “Es un sector en el que debe contar el currículum y no la nacionalidad”.
El principal varapalo llegó en mayo de 2017 cuando el Tribunal Administrativo del Lacio rechazó cinco de los siete nombramientos al acoger los recursos de aspirantes excluidos de la selección. Giovanna Paolozzi Strozzi recurrió la designación del austriaco Peter Assmann como director del Palacio Ducal de Mantua. Su nombramiento llegó a ser anulado por el Tribunal; el ayuntamiento de Casale Monferrato, como respuesta, le dio la ciudadanía honoraria por su colaboración cultural.
El futuro de la reforma tras el cambio de Gobierno
El nuevo Gobierno del Movimiento 5 Estrellas y la Liga parece afanado en desmantelar los vestigios del anterior. Sin embargo, el nuevo ministro de Cultura, Alberto Bonisoli, ha mostrado trazas de continuidad para la reforma de los museos. "Razonar en base al pasaporte me parece obsoleto […] si un buen director es extranjero, ¿por qué no?", declaró en una entrevista con Il corriere della Sera el 15 de junio.
Franceschini espera que el nuevo Ejecutivo siga por el camino que él abrió y que el intercambio internacional siga creciendo. “El cruce cultural es completamente positivo para las instituciones. Si alguien lleva su experiencia de un país a otro, enriquece a todos los países a los que va”, dice y recuerda los casos de italianos al frente de grandes proyectos museísticos en el extranjero. Como Massimiliano Gioni, director artístico del New Museum de Nueva York o Claudia Ferrazzi, consultora cultural de Macron.
Babelia
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