Nubarrones

Negros nubarrones se ciernen sobre la revista Fotogramas, que desde 1946 viene informando a los aficionados de cuanto se cuece en el mundillo del cine con reportajes, críticas, anuncios, cotilleos, noticias y rumores que han satisfecho la curiosidad de la cinefilia nacional con no poco buen humor. Al principio, dirigida por su fundador, Antonio Nadal-Rodó, era de aparición semanal, hasta que en febrero de 1981, dirigida ya por su hija, Elisenda Nadal, se convirtió en revista mensual, la misma periodicidad que rige en la actualidad –junto con la edición en Internet– bajo la dirección del nieto de la saga, Toni Ulled. Es decir, la revista ha dado los tumbos lógicos marcados por cada época, y uno de ellos ha sido el engullimiento por parte del poderoso grupo editorial Hearst Magazine, que por simples criterios económicos ha decidido cerrar la edición de la revista en Barcelona, donde siempre se ha realizado, para trasladarla a Madrid, donde hay una redactora jefe y poco más. O lo que es lo mismo, hacer desaparecer el Fotogramas que hemos conocido y que ha alimentado a varias generaciones de españoles. Según ha tuiteado un lector, es como “matar un poco al cine mismo”.

Son muchos los lectores de la legendaria revista que ya la dan por muerta y añoran en las redes sociales sus históricas firmas y secciones; por ejemplo, el consultorio de Mr. Belvedere, bajo cuyo seudónimo se escondía el guionista Luis G. de Blain hasta que en 1963 fue sustituido por Jaume Figueras, que abandonó la sección hace apenas un año, derrochando durante este largo período su humor inteligente y una sabiduría cinematográfica difícilmente igualables. De todo ello se habla sin duda en el documental que se ha estado preparando de cara al próximo festival de San Sebastián, cuya proyección, prevista como un homenaje, puede tornarse en una muestra de epitafio si la empresa Hearst no cambia las pretensiones de alterar la vida de sus empleados, ninguno de los cuales ha aceptado cambiar de ciudad y de tipo de vida. Con Fotogramas se puede ir parte de la vida cultural española ¡De nuestra propia vida, desde luego!