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“En el amor no hay nada que sea ligero”

La directora francesa Claire Denis estrena ‘Un sol interior’, reverso realista de la comedia romántica que protagoniza Juliette Binoche

Juliette Binoche, en 'Un sol interior'
Juliette Binoche, en 'Un sol interior'
Álex Vicente
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Nada en la filmografía de Claire Denis, aclamada por la cinefilia mundial por sus febriles estudios sobre la marginalidad y el devenir poscolonial del mundo, parecía sugerir que algún día se pondría al frente de una comedia sentimental. En ese género se puede enmarcar Un sol interior, la película que la directora francesa estrena en España, retrato de una pintora divorciada que busca el amor por todos los rincones, a quien interpreta la actriz Juliette Binoche. “En realidad, nunca hablamos de rodar una comedia romántica. Ni siquiera una anticomedia romántica... Sería un poco prefabricado, cuando mis películas suelen funcionar con sus propias reglas”, explicaba Denis (París, 1946) durante el pasado Festival de Cannes, donde la película se llevó el premio principal de la Quincena de los Realizadores.

Según Denis, tampoco es adecuado ver en su película un reverso realista de los tropos asociados a ese género, empezando por el de la mujer madura que intenta rehacer su vida. “De hecho, yo odio la expresión 'mujer madura'… Prefiero decir que es una mujer bella, atractiva y con experiencia. Solo las revistas femeninas usan esos términos. Yo nunca me expreso así”, rebate Denis. Aun así, su película contiene todo lo que ese género suele ignorar en su versión hollywoodiense: los silencios incómodos del primer encuentro, las incompatibilidades que pueden dinamitar una relación y el acentuado estado de neurosis de sus protagonistas. “La neurosis existe en todo ser humano. Yo no veo a nadie a mi alrededor que no sea neurótico”, confirma Denis.

Claire Denis, en Madrid en 2014.
Claire Denis, en Madrid en 2014.Álvaro García

Su punto de vista sobre el amor parece burlesco, aunque las peripecias de la protagonista, enfrentada a un fracaso perpetuo en sus intentos de conectar con un compañero potencial, sean más trágicas que chistosas. “En el amor hay algo extremadamente grave. Cuando uno se enamora, entiende que tiene los días contados. El amor nos recuerda, en el fondo, a la muerte”, se explica Denis. “Uno puede practicar sexo alegremente y vivir experiencias, pero el amor es otra cosa. En el amor no hay nada que sea ligero. Claro, uno siempre puede acostarse con una peluquera, como dice un personaje de la película, pero a mí me parece penoso…”, añade la directora, hasta ahora especializada en los retratos de africanos en Europa y de europeos en África, continente en el que Denis creció a causa del trabajo de su padre, funcionario de la administración colonial en Camerún y Yibuti, mucho antes de convertirse en ayudante de dirección de cineastas como Wim Wenders (en Paris, Texas) o Jim Jarmusch (en Down by law).

Cuando se anunció el rodaje de la película, fue presentada como una adaptación de Fragmentos de un discurso amoroso, el mítico ensayo del semiólogo Roland Barthes. Al descubrir el resultado, los parecidos con ese supuesto original son casi imperceptibles, si exceptuamos su estructura formada por microhistorias concatenadas. Denis aclara que se trató de un malentendido: “El productor de Un sol interior compró los derechos para adaptar la obra de Barthes y quiso hacer una película en diez capítulos con diez directores. Me lo propuso, pero no me apeteció”.

En realidad, la génesis del proyecto se encuentra en su voluntad de colaborar con la escritora Christine Angot, que saltó a la fama durante la ola francesa de la autoficción en los noventa, al relatar en uno de sus libros el incesto y la violación de los que fue víctima de pequeña. Para elaborar el guion, decidieron poner en común sus problemas amorosos. “Nos contamos lo más duro y lo más ridículo que hemos vivido”, confiesa. De ahí surgió el personaje de Isabelle, al que no considera estrictamente un alter ego. “Hay un poco de mí en ella, un poco de Christine y mucho de Juliette”, aclara Denis. El “sol interior” del título procede del consejo que un vidente, interpretado por Gérard Depardieu, le da a Binoche al final de la película. “Es ese lenguaje de los adivinos, divertido y a la vez profundo. Pero ese sol interior existe. Yo también lo he sentido, pero no puedo decirle cuándo…”, insinúa Denis.

En su carrera, las colaboraciones con escritoras de prestigio han sido habituales. A finales de los noventa, coescribió Vendredi soir con la fallecida novelista Emmanuèle Bernheim, guionista habitual de François Ozon. En 2009, le llegó el turno a Marie NDiaye, premio Goncourt por Tres mujeres fuertes, con la que coescribió White material (estrenada en España como Una mujer en África, con Isabelle Huppert). Tras su colaboración con Angot, Denis sopesó escribir el guion de su próximo proyecto, High life, ambiciosa película de ciencia-ficción que rodó el otoño pasado con Robert Pattinson, junto a la celebrada novelista británica Zadie Smith, otra experta en identidades truncadas. Pero la colaboración terminó antes de empezar. “Mi productor quiso que trabajáramos juntas, pero no es una escritora que me interese. Nos conocimos y lo hablamos. Un día le pedí que me escribiera en un papel qué quería aportar a esta historia. Y ella me propuso cosas que no me interesaban, así que me pareció que era mejor dejarlo correr”, admite Denis. “Además, no me gustan sus libros, no demasiado. Hay en ellos un lado un poco esnob, un poco intelectual, como una cosa de profesores… Hay escritores que saben superar los clichés. Zadie no es uno de ellos”.

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Sobre la firma

Álex Vicente
Es periodista cultural. Forma parte del equipo de Babelia desde 2020.

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