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Gabriela Alemán: “Ser escritora es estar encerrada demasiadas horas en la cabeza”

La autora ecuatoriana responde al carrusel de preguntas de este diario

La escritora ecuatoriana Gabriela Alemán.
La escritora ecuatoriana Gabriela Alemán.JUAN REYES

La escritora ecuatoriana Gabriela Alemán (Río de Janeiro, 1968) corrió la misma suerte de otros latinoamericanos como Valeria Luiselli, Julio Cortázar, Carlos Fuentes o Álvaro Mutis, hijos de diplomáticos nacidos o criados en el exterior que después se dedicaron a la literatura. Autora de alrededor de una decena de libros entre cuento y novela, Alemán ha sido seleccionada entre los mejores escritores jóvenes latinoamericanos en el festival Bogotá 39 de 2007.

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¿Cuál es el último libro que le hizo reír a carcajadas?

Barba azul, de Kurt Vonnegut.

¿Quién sería su lector perfecto?

Un Frankenstein compuesto por varios cuerpos con distintas experiencias.

¿Qué libros están normalmente es su mesa de dormir?

Usualmente los gordos, los que no se pueden leer de una sola sentada: Borges, de Bioy Casares, o Diario de un escritor, de Dostoievski. O poesía: Alquimia de tienda de baratijas, de Charles Simic.

¿Qué libro le cambió la vida?

La guerra de las salamandras, de Karel Capek.

¿Qué música le sirve para escribir?

La que va con lo que estoy escribiendo. Ahora mismo no puedo soltar los podcasts de Radio Gladys Palmera.

¿Qué personaje literario o cinematográfico se asemeja a usted?

No se me ocurre ninguno pero me encantaría ser la general de Pantera Negra.

¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?

El padre Bartomeu Melià.

¿Qué significa ser escritora?

Estar encerrada demasiadas horas en la cabeza.

¿Qué libro regalaría a un niño para introducirlo en la literatura?

Just So Stories (Los cuentos bien contados), de Rudyard Kipling.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Pirate’s Alley, en Nueva Orleans. Está en la mitad del centro histórico, pero por alguna extraña razón nunca hay nadie en ese callejón húmedo, empedrado y con sombra.

¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?

Más tarde, el mismo día, de Grace Paley.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Mirando una foto hace unas semanas.

¿Cuál es el mejor consejo que le dio alguno de sus padres?

De niña mi mamá me compró una camiseta que decía en una letra muy pequeña (que parecía pisadas de arañas): “If you can’t dazzle’em with brilliance, baffle’em with bullshit” (“Si no puedes deslumbrarlos con brillo, confúndelos con tonterías”). Cada vez que tengo a alguien que no escucha enfrente, aplico la frase.

¿Qué la deja sin dormir?

Una buena conversación.

¿Con quién le gustaría quedar atrapada en un ascensor?

Con MacGyver.

¿En su nevera siempre hay...?

La necesidad de hacer compras.

¿Cuál es el mejor regalo que ha recibido?

Hasta el día de hoy no sé si fue coincidencia o si mi papá sacó todos sus ahorros, pero sobre el cielo donde estaba una avioneta escribió con humo “Feliz cumpleaños” el 30 de septiembre.

¿A qué edad se dio cuenta de que quería ser escritora?

Nunca quise ser escritora.

Si pudiera tener un súperpoder, ¿cuál sería?

Transformar las palabras de los charlatanes en la verdad atrás de ellas.

En una fiesta de disfraces, ¿de qué se disfrazaría?

De la mujer invisible.

¿Qué le diría a Lenín Moreno?

Con mi súperpoder haría que nos diga, por fin, qué es lo que planea hacer y cómo va a recuperar los miles de millones que se feriaron los políticos y burócratas de su mismo partido en los últimos años en Ecuador.

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