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Los productores de cine cierran su histórica asociación por quiebra

La FAPAE, que aglutinaba al sector, está abocada a un concurso de acreedores con una deuda de un millón de euros. “Soy el único que queda”, dice su presidente, Ramón Colom

Gregorio Belinchón
El presidente de la confederación de productores audiovisuales FAPAE, Ramon Colom, antes de la rueda de prensa de la 65 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
El presidente de la confederación de productores audiovisuales FAPAE, Ramon Colom, antes de la rueda de prensa de la 65 edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.Javier Etxezarreta (EFE)

La otrora todopoderosa confederación de asociaciones de productores del audiovisual de España, FAPAE, que desde 1991 ha sido el principal representante del cine español, languidece con las oficinas cerradas y con una deuda millonaria. Poco a poco, las diferentes agrupaciones de empresas la han abandonado. Hoy la planta que ocupaba en un edificio de la madrileña Ciudad de la Imagen —propiedad de EGEDA, la entidad de gestión de derechos de propiedad intelectual de los productores— se encuentra cerrada. No hay empleados, y su línea telefónica da un extraño mensaje de respuesta: “Lo sentimos, en este momento no se puede utilizar la marcación abreviada”. “Entraremos en concurso de acreedores”, confirma su presidente desde diciembre de 2013, Ramón Colom. “Yo seré quien tome la decisión, porque soy el único que queda”.

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¿Qué ha pasado para que, en un lustro, la institución referencia en el cine, con la que negociaba las leyes el Ministerio de Cultura, se encuentre a solo unos días de tener un administrador judicial? Aunque las deserciones de FAPAE comenzaron hace más de tres años, la gran voz de alarma la dio el mismo Colom —presidente en funciones tras un proceso electoral en el que no se ha presentado nadie—, en septiembre, durante el pasado Festival de Cine de San Sebastián.

Entonces se lamentó de la oposición encontrada en su misma junta directiva, y en el principal financiador de la federación, EGEDA, que aporta la mayor parte del presupuesto anual, de 300.000 euros, de FAPAE. “Nada más llegar en enero de 2014 me encontré con que EGEDA me exigía un recorte. Me impusieron además una secretaria general, y encaré una división de opiniones. Me dejaron solo en esa situación. He sido conminado a que me vaya por las buenas y por las malas, incluso me han cortado el suministro del dinero, con lo que estuvimos a punto de no pagar las nóminas en verano”. Ahora ya ha pasado. Tras aquella tormentosa rueda de prensa, ocurrida tras haber abandonado la confederación los productores andaluces y los vascos, se fueron de FAPAE la Asociación Estatal de Cine (AEC), una de las entidades de producción más importantes, y AGAPI, la asociación de productores gallegos.

Desde Berlín, cuyo festival de cine empieza hoy, Colom confirmó ayer que una de las principales razones del cierre de FAPAE es la deuda referida a unos cursos de formación de empleo, financiados por el Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe, dependiente del Gobierno), correspondientes al periodo 2011-2013. Como en anteriores convocatorias, FAPAE se los encargó a Editrain, empresa conocida en el sector, que estaba en esos momentos en puertas del concurso de acreedores (lo que finalmente ocurrió). De la noche a la mañana, como FAPAE había pagado por adelantado, desapareció el dinero. Según los distintos expedientes, levantados por la Dirección General del Sepe, FAPAE debe 894.345,43 euros. “He vivido todo tipo de conspiraciones, hay cosas que descubres al llegar a tu cargo, como sucede en muchos sitios. Es fácil pensar que todo lo sabes y todo lo encuentras en archivos”, cuenta Colom. Sostiene que no conoció la cantidad hasta junio de 2017 —“entonces me di cuenta de la magnitud de la tragedia”—. Actualmente, supera el millón de euros por los intereses. “Quise negociar su pago, pero alguien, que no sé quién es, no ha querido”, asegura Colom. “Las asociaciones han recibido instrucciones para irse. Y algunos así lo hicieron, y reconozco que con otros tuve desencuentros. Me siento avergonzado por no haber podido resolver los problemas, pero no he podido o no he sabido o no me han dejado”.

De FAPAE ya se había bajado antes del verano DIBOOS, la asociación de productores de animación. Manuel Cristóbal, uno de sus vicepresidentes, lo confirma: “Sentimos que dejaban de representar a la totalidad del sector”. Hace tres años, se salieron AMA, los productores madrileños, y PROA, la federación de productores catalanes, un hecho muy significativo, porque Colom presidía esa asociación antes de llegar a FAPAE, y porque para albergar en 2011 a PROA FAPAE cambió su régimen de federación a confederación. Raimon Masllorens, presidente de PROA, confirma que se fueron porque no se sintieron “representados”.

Ayudas del ministerio

La deuda al Sepe procede de anteriores presidencias, de cuando Pedro Pérez —de 2003 a julio de 2013— y Joxe Portela —de julio a diciembre de 2013— encabezaron a los productores. “Mientras yo ocupé la presidencia, FAPAE estaba en superávit y con todas las auditorias pasadas. Además, la presidencia nunca se ocupaba de contratación alguna, eso dependía de la junta directiva, y yo ni siquiera tenía la firma reconocida para esa toma de decisiones”, responde Pedro Pérez a este diario.

La dirección general de Industrias Culturales, dependiente del Ministerio de Cultura, otorgó una ayuda en concurrencia (en concurso) de 20.000 euros en 2016 y otra de 15.000 euros el año pasado a FAPAE para el desarrollo de un portal web bautizado como industria audiovisual española. El ministerio confirma que FAPAE justificó el gasto de 2016, y que el del 2017 aún está dentro del plazo para hacerlo, pero la empresa contratada, Kunn Soluciones Informáticas, no ha entregado su trabajo porque FAPAE no le ha pagado. Desde Kunn han declinado concretar estos hechos “ya que se trata de una relación con un cliente”. Colom responde: “No tengo ni idea, pero es posible”.

Ante la eventualidad de que FAPAE entre en concurso de acreedores, muchas otras instituciones del sector han empezado a mover ficha. Un ejemplo: Adrián Solar, presidente de FIPCA, la Federación Iberoamericana de Productores, pidió a Colom que los 46.300,13 euros que FIPCA tenía en una cuenta de FAPAE para sus movimientos en España pasen a otra cuenta de EGEDA. El director general de EGEDA, Miguel Ángel Benzal, se siente “preocupado por la situación de la confederación”, aunque “el problema de FIPCA se ha arreglado”. Otras empresas —como, por ejemplo, organizadoras de eventos— también están intentando cobrar lo que le adeudan. Todo ello va a abocar a FAPAE a un concurso de acreedores “ante su falta de ingresos”, según Colom. El hombre que cerrará FAPAE acaba con una enigmática pregunta: “En realidad, lo que hay que preguntarse es ¿quién manda en el cine español?”.

A por un nuevo modelo

Proa, la confederación catalana de productores, está liderando un movimiento alternativo basado en la creación de un nuevo fondo, que recibiría el nombre de Fondo Nacional Público de Apoyo al Sector Audiovisual (FASA), dotado con no menos de 158 millones de euros. “El próximo 2 de marzo nos reuniremos en Galicia, tras encuentros previos en Sitges y Zaragoza”, asegura Raimon Masllorens, su presidente “y ahora mismo somos 26 asociaciones que agrupan a 400 empresas, el 98% del sector”, a falta que se una AEC y los que aún quedan en FAPAE. “Pero esto no es una nueva FAPAE, solo batallamos por este modelo”, incide Masllorens. Gestionado por el Instituto del Cine (ICAA), el Fondo se financiaría del IVA de las entradas, de los Presupuestos Generales del Estado, de empresas difusoras privadas nacionales, de corporaciones de servicios bajo demanda, y de firmas del sector de la producción, sobre todo el dedicado al cine comercial.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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