‘Camino a Marte’ aterriza en las salas mexicanas
La película de Humberto Hinojosa, protagonizada por Luis Gerardo Méndez, Camila Sodi y Tessa Ia, ganó el premio del público en el Festival de Cine de los Cabos
Algunos dicen que es la nueva Y tu mama también. Hay “road movie”, hay trío, esta vez con dos protagonistas femeninas, Camila Sodi y Tessa Ia, y un alienígena, Luis Gerardo Méndez, en sustitución de Maribel Verdú, y la excusa de la búsqueda de una playa (Balandra, cerca de La Paz, en Baja California Sur) como metáfora de un viaje por el interior de cada uno de los personajes, con sus luces y sus sombras, y un recorrido lírico por un México aparentemente menos herido. Y ahí se acaban las similitudes. Porque mientras la película de Alfonso Cuarón era un canto a la vida que termina en un cierto vacío y melancolía, Camino a Marte parte de una premisa menos optimista, casi extrema, para acabar celebrando los mejores valores del ser humano. La película se llevó el premio del público en el pasado Festival Internacional de Cine de Los Cabos y hoy llega a 600 pantallas mexicanas y a una plataforma digital en Estados Unidos.
Humberto Hinojosa, director entre otras de las aclamadas Oveja negra o I hate love, no reconoce de forma consciente la influencia del filme de Cuarón -“aunque es inevitable, es el clásico del género en el cine mexicano”- y se remonta a Terrence Malick para explicar la atmósfera que quería conseguir, en la que el paisaje de Baja California Sur es casi otro personaje. “Quería que visualmente se pareciese a determinados filmes suyos”, explica durante un encuentro con la prensa, previo al estreno, en el que se mantiene en un segundo plano -“no soy muy amigo de la promoción y de las relaciones públicas, creo que cada película es la que habla por el director”- y deja todo el protagonismo a sus tres estrellas. Ellos, tres de los rostros más populares de las pantallas mexicanas, a veces por razones extracinematográficas, se muestran de acuerdo en que la historia de dos amigas (Violeta, interpretadapor Camila Sodi, y Emilia, por Tessa Ia, esta última enferma terminal) que comienzan un viaje soñado en coche durante el que Emilia acabará enamorándose de Mark, un supuesto extraterrestre que viene a destruir la tierra (¿o no lo es?), en medio de una tormenta, exterior e interior, que cambiará sus vidas, supone un cambio en sus carreras y un registro muy alejado de sus habituales papeles. Tanto que es la vuelta al cine, tras dos años sin rodar de Luis Gerardo Méndez (Nosotros los nobles, Club de cuervos) que ha rechazado más de 30 guiones en los últimos tiempos.
“Es el viaje que quiero hacer ahora”, asegura Méndez. “ Mi personaje es de otro planeta y es un pretexto para poner entela de juicio una serie de prejuicios sobre la Tierra. Para mi, la película toca muchos puntos. ¿Estás haciendo lo que quieres hacer? ¿De qué manera aprovechas tu paso por la Tierra?”, pregunta. Sodi, que empezó en las telenovelas por tradición familiar, e Ía, la adolescente de Después de Lucía, que interpretan a dos mujeres “con ovarios” y “fieles a sí mismas” (hay una escena en la que ambas se enfrentan a un especimen machista en una gasolinera) también inciden en que la película gira en torno al ser humano, en su capacidad para la destrucción, léase el cambio climático o la guerra, pero también en su capacidad para amar que es, al fin y al cabo, lo que nos redime como especie y lo que nos salva. “Abres Twitter y ves lo que pasa. ¿Cuánto más tienes que ver para creer? ¿Cuántos más huracanes? ¿Cuántos más ciclones? Hay que saber leer las señales y tomar acción”, añade Méndez.
Los tres coinciden en que la película supone una apuesta arriesgada dentro del cine mexicano, que aunque triunfa en los festivales y ha devuelto al público a las salas, tiene que arriesgarse a nuevos caminos, más allá de las trilladas comedias románticas. Camino a Marte, insisten los protagonistas, está abierta a múltiples interpretaciones y hace pensar al espectador. La misión parece clara. Ahora solo falta que la taquilla entienda este mensaje un tanto políticamente correcto venido del más allá.
Babelia
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