El arte de los presos de Guantánamo se enfrenta al Pentágono
Una exposición de obras de los reclusos en una universidad de Nueva York motiva que el Gobierno de EE UU impida que salgan más piezas de la prisión
El yemení Muhammad Ansi aprendió a pintar durante los casi 15 años que estuvo recluido en la prisión de Guantánamo, en Cuba. Ahí creó, un año antes de ser entregado a Omán, una pintura en la que se ve a la Estatua de la Libertad alzándose junto a un mar azul intenso. Su arte, como explican los responsables que en Nueva York exponen su trabajo, suele representar ciudades vistas desde la distancia, caminos sin principios ni fin y barcas vacías perdidas en el mar.
Es uno de los ocho hombres que estuvieron en la infame prisión estadounidense sin ser sometidos a juicio y que exponen sus trabajos. “Pintan el mar una y otra vez sin poder alcanzarlo”, señalan los curadores de la exposición, que se inauguró el pasado octubre y que estará abierta al público hasta el 26 de enero en la galería de los Presidentes en el John Jay College of Criminal Justice.
La muestra está rodeada de controversia. El Pentágono insiste en que los artículos producidos por los detenidos en Guantánamo son propiedad del Gobierno de Estados Unidos. Y en orden a una nueva regla, se incluye a las obras de arte. Los organizadores de la exposición han difundido una petición para protestar por esta política del Departamento de Defensa, que contempla quemar los trabajos anteriores.
Como todo en Guantánamo, el proceso creativo está muy vigilado. Los presos podían conservar las obras gracias a las gestiones de sus abogados, porque no se consideran una amenaza. La organización de la muestra, sin embargo, llegó a revisar las reglas por las protestas de los familiares de las víctimas de los atentados del 11-S. Estas limitaciones, según los curadores, son una clara censura.
“Quemar arte es algo que hacen los regímenes fascistas y los terroristas, no el pueblo americano”, denuncian los organizadores. “Es increíblemente cruel”. Los envíos de obras de arte hechas por los detenidos están en este momento suspendidas, de acuerdo con una nota emitida por Anne Leanos, de la Navy. Durante la huelga de hambre que protagonizaron los presos en 2013, ya se les requisaron sus trabajos.
En total se exponen 36 cuadros y esculturas. Las obras de arte están creadas a partir de imágenes que imaginaban los reclusos, basadas en fotografías o secuencias de películas. Uno de los cuadros de Muhammad Ansi representa al Titanic. Lo recordaba porque vio el filme durante los interrogatorios. También intentaba representar a su familia, a la que en otro trabajo muestra con flores rojas agarradas por una mano.
Moath Al-Alwi, otro de los reos liberados, igualmente de origen yemení, también pintó, pero en su caso la exposición muestra modelos de barcos a escala muy elaborados, en los que utilizó restos de materiales. Los concibió como regalos a sus familiares y abogados. El mar también es una constante en los lienzos de Ammar Al-Baluchi. Con su trabajo busca plasmar los efectos físicos de la tortura.
El arte también fue una vía de escape para Khalid Qasim y, como el resto de reclusos, tuvo que experimentar con los materiales que tenía a mano. Sus cuadros están realizados sobre lienzos de arena y albero que cogió del descampado donde hacía ejercicio. De nuevo, el Titanic es protagonista. El argelino Djamel Ameziane representa su experiencia en Guantánamo con un barco azotado por las tempestades. La exposición ya ha sido visitada por unas 10.000 personas. El acceso es gratuito y los interesados en comprar los trabajos pueden adquirirlos si los autores están en libertad.
En la actualidad hay 41 detenidos en Guantánamo. Como señala la petición de firmas, la nueva política del Pentágono tendrá efectos drásticos, ya que les privará de la “habilidad para crear belleza y de comunicarse con el mundo externo”.
Babelia
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