Estados Unidos envía a Omán a 10 presos de Guantánamo
A cuatro días de que Obama deje la presidencia, quedan 45 detenidos en la cárcel militar
A escasos días del fin de la presidencia de Barack Obama, Estados Unidos ha transferido a Omán a 10 reos del centro de detención de Guantánamo, según anunció este lunes el Gobierno del país árabe. En la base naval estadounidense en Cuba, quedan 45 presos. Nueve están autorizados a ser trasladados a un país que los acepte bajo un régimen de libertad vigilada, pero se desconoce si su salida va a ser posible antes de que el demócrata Obama ceda el viernes la presidencia al republicano Donald Trump.
El resto de reos son considerados demasiado peligrosos para ser liberados, cumplen condena o afrontan procesos judiciales. La intención del Gobierno Obama, que el primer día de su presidencia, en 2009, prometió cerrar Guantánamo en el plazo de un año, era enviarlos a cárceles de máxima seguridad en EE UU. Pero el rechazo frontal del Partido Republicano, y parte del Demócrata, lo ha impedido.
Trump ha pedido frenar las salidas de presos. “Son gente extremadamente peligrosa y no deberían ser admitidos a volver al campo de batalla”, dijo a principios de enero cuando se aprobó el último traslado. En línea con el consenso republicano, el magnate inmobiliario ha sugerido que mantendrá abierto Guantánamo, un limbo legal de detención indefinida en que la mayoría de reclusos, arrestados por presuntos lazos terroristas, no han sido acusados de ningún delito.
El Ministerio de Asuntos Exteriores omaní anunció que la acogida de los 10 reos, cuya nacionalidad se desconoce, responde a razones humanitarias. El Departamento de Defensa estadounidense, que es el que gestiona el penal y debe comunicar al Congreso cualquier salida, no ha informado del traslado.
La última vez que Omán recibió presos de Guantánamo fue en enero de 2016, cuando llegaron 10 yemeníes. Hace dos semanas, otros cuatro yemeníes fueron transferidos a Arabia Saudí.
La mayoría de los reos que permanecen en la prisión son yemeníes. Washington prohíbe, por motivos de seguridad, el retorno de esos reos a su país de origen, por lo que debe buscar terceros países que quieran acogerlos bajo unas condiciones determinadas.
Tras los atentados del 11-S, el Gobierno del republicano George W. Bush impulsó a finales de 2001 la construcción del centro de detención en la desangelada base en un remoto extremo de Cuba para sortear las salvaguardas internacionales y los tribunales civiles en EE UU. Los primeros detenidos llegaron en enero de 2002. Por la cárcel han pasado 780 reclusos. Cuando Obama asumió la presidencia en 2009, había 242.
Con el desembarco de Trump en la Casa Blanca, Guantánamo entra en un territorio desconocido. Su existencia está mucho más garantizada, pero se desconoce si el presidente enviará a nuevos detenidos. Trump supone un retorno al origen de Guantánamo: al clima del miedo contra el yihadismo en que todo valía, incluida la tortura, que él defiende y que se practicó en la prisión militar.
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